15 meses y rabietas

Vanesa,

algunos peques empiezan pronto con la época de las rabietas, quizá tu peque sea uno de esos niños. Lo que cuentas de que se golpea a sí mismo, no es algo infrecuente tampoco; ten en cuenta que a la edad de tu peque, la mayoría de los niños apenas tiene lenguaje y no puede explicar cómo se siente, lo que necesita: la frustración debe ser enorme.

Ten mucha paciencia y aún más cuidado si ves que se avecina una rabieta; trata de sujetarlo y colocaros en algún lugar en que no pueda dañarse a sí mismo. Distraerlo es de las cosas que mejor funcionan a esta edad: en cuanto veas el más mínimo signo de que puede desencadenarse una rabieta, ¡distracción al canto!

Procura tú mantenerte tranquila también, no apurarte, porque los peques se contagian fácilmente de nuestro estado de ánimo.,

También sopesa si cabría que fueras más flexible en las situaciones en que se desencadena la rabieta: si no es peligroso ni lo daña de ninguna forma a él, quizá se le puede permitir...

Vete poniendo nombre a sus sentimientos: ¿estás triste porque se rompió tu juguete?, ¿te has enfadado porque no te dejo usar el cuchillo?...

Si puedes, lee Ni rabietas ni conflictos de Rosa Jové.

En cuanto al resto de lo que comentas, quizá si nos explicas más situaciones de las que te preocupan, podamos aconsejarte mejor.

Un abrazo y mucho ánimo, que es una etapa difícil.

P.D.: Te dejo un mantra para esos días difíciles: !Quiéreme más cuando menos lo merezco porque es cuando más lo necesito!

Vanesa,

ésta es una etapa difícil, para ellos y para nosotras. Entiendo cómo te sientes si bajáis al parque y el rato que pasáis allí es de una rabieta tras otra... No sé si has probado ya pero, si no lo has hecho, yo probaría a no decirle que no tantas veces. Por ejemplo, con la hierba, en vez de decirle que no, hacer un gesto de asco muy pronunciado mientras le dices "Aggg, la hierba sabe muy mal"; con las piedras, haces lo mismo y le ofreces a cambio un pedazo de pan o de fruta que llevas preparado de casa... o también puedes ofrecerle una piedra más grande que no ofrezca peligro mientras le retiras las pequeñas con las que puede ahogarse. Si todo esto no funciona, no te lo tomes muy a pecho: él aún es peque y no sabe cómo manejar su frustración y, eso aparte, la boca es una de los primeros sentidos por el que vamos conociendo el mundo.

Con el columpio,  puedes avisarle antes de subirse que cuando haya que bajarse, le avisarás; un poco antes le avisas que al de X minutos hay que bajarse y cuando sea el momento, le dices que ahora sí que hay que bajarse/irse (y lo haces, porque si no, la próxima vez no te creerá).

Si no puedes distraer, resignación... La casa la podemos adaptar para estar todos más a gusto pero el resto del mundo no.  De todas maneras, tolerar la frustración es un aprendizaje importante que todos debemos hacer en la vida... No siempre este pensamiento consuela, pero ayuda a llevar la situación con otro espíritu.

En cuanto al resto de lo que comentas, la verdad que creo que yo no me preocuparía de momento; por lo que cuentas, Samuel tiene clara intención comunicativa así que simplemente seguiría observando y le daría tiempo. Aún es muy peque y algunas cosas sí que parece que las entiende (cuando preguntas dónde está el nene, te contesta); otra cosa distinta es que, aún entendiendo, tenga siempre ganas de complacer: quizá simplemente no es que no te entienda sino que no quiere o le apetece en ese momento complacerte. ¿Has probado a ofrecerle algo que le guste mucho cuando no "obedezca" alguna orden? Tipo, "ven que te voy a dar...."  ¿No te "obedece" nunca o sólo algunas veces?

Ya nos vas contando...

Un fuerte abrazo y mucho ánimo.