Creo que no le gusta el fular

 Wendy,

¿y no han hecho referencia a tu pobre y sufrida espalda?    Tras el pobrecito de rigor, con lo bien que van en el coche... éso suele ser de lo más oído. Malos comentarios no recuerdo, aunque sí que miraran más de una y dos veces dentro del cochecito para ver si llevaba dentro al hermanito o a la hermanita (y no, todos mis trastos y los del peque eran los que lo ocupaban, y me venía también bien si tenía que dejarlo un momento allí -en el médico, p.e.-)

Yo con fulard no he porteado (sí con mochila y mei tai) y mi bajito mayor siempre fue encantado, le daba igual que estuviera quieta que en movimiento -aunque si estaba parada charlando, sí se despertaba con mayor facilidad-. Al bajito menor lo he porteado menos en mei tai y mochila -más a puro brazo-, pero también iba contento, aunque con el tiempo prefirió el mei a la mochila; yo creo que porque se sentía menos sujeto en el mei.

A ver si tienes suerte y el peque se acostumbra.

Wendy,

prueba a darle palmaditas suaves en el trasero mientras estás sentada: a mí me funcionaba cuando tenía que parar a hablar con interlocutores gritones (obviamente, intentaba que bajaran el tono, bien diciendo algo si había confianza, bien bajando yo el tono hasta que lo hicieran ellos, aunque había algunos que ni así    ).  

En cuanto a la ropa de abrigo, por si te sirve, ya que vivimos en un clima muy parecido, lo que yo hacía era vestirle normal y meterle en la mochila que yo me ponía antes de ponerme el abrigo. Luego me ponía yo un abrigo grande que me regalaron y que se cerraba con un botón a la altura de la cintura y le colocaba a él un gorro, otro para mí y a la calle. Cuando hacía mucho frío, me ponía sobre el abrigo una capa de tejido de punto y cruzaba los dos delanteros hacia el lado contrario. Así, si tenía que entrar en algún sitio, me quitaba la capa, el abrigo, y el gorro y le quitaba a él el suyo, sin molestarlo aunque estuviera dormido. Cuando terminaba mis gestiones, me ponía mis capas y fuera. El cochecito me iba de fábula para ir dejando mis capas cuando me las quitaba.

Cuando el peque ya empezó a ir con las piernitas por fuera de la mochila, le solía poner unos leotardos por encima del pantalón y unas zapatillas de cuero y borreguillo de lana, blanditas y muy calentitas; si tienes polainas, mejor polainas en vez de pantalones (o también pantalones de esos que tienen los bajos en puño) porque es fácil que al mover las piernas se le suban y se le enfríen las pantorrillas.

Cuando ya era más grande, hacía lo mismo pero después de meterlo en la mochila. le ponía su chamarra abierta y luego me ponía yo el abrigo, y ya calculaba, según la época (que no es lo mismo invierno que primavera -que por aquí se necesita chaquetón aún-), si le ponía o no gorrito (ante la duda, se lo ponía, comprobaba temperatura y si estaba muy caliente, fuera gorro); obviamente, en primavera si hacía buen tiempo, nada de leotardos por debajo del pantalón.

De toda maneras, no te preocupes, que pronto aprenderás qué ponerle en cada momento. Por cierto, para comprobar temperaturas, fíate de la nuca más que de otras zonas del cuerpo.

Un abrazo.