Estimulación, exigencias, expectativas....

Hola, bueno lo primero quiero poneros en antecedentes: Tengo tres hijos, la mayor de 11 años, el segundo de 9 años y el peque que en febrero hará año y medio.

Creo que en la crianza es normal encontrarse con dudas. En lo que se refiere a los potenciales, el pretender que nuestros hijos sean de una u otra forma, siempre temí y procuré no caer en el desear que sean de los más listos, más guapos, etc…aunque para mi son lo mejor que me ha podido tocar en esta vida. No quiero forzar, ni exigir, gatearon, anduvieron, hablaron, aprendieron a leer…cuando fue su momento, cuando quisieron y estaban listos para ello. Cada uno tiene su maduración, sus límites.

Pero…mi duda: ¿estaré usando los limites de mis hijos o los míos? Pues si un niño no esta capacitado aún para andar por mucho que le pongamos de pie no andará, pero y ¿si esta preparado pero nosotros no les dejamos en el suelo?

Mis hijos mayores cursan actualmente 6º y 4º de primaria. Siempre he querido que el colegio no sea una guerra, lo principal que estén a gusto, se aprende mejor con ganas y feliz. Participo mucho en esa parte de sus vidas, estoy muy metida en el cole, en la directiva del AMPA, en el consejo escolar, en comunicación cercana con los profesores, incluso imparto actividades extraescolares ludicas, en el mismo centro.
No valoro tanto las notas finales como el esfuerzo del día a día, me explico, preferiría un 5 raspado ganado con esfuerzo que no un 10 sin ello.
Se me plantean 3 dudas individuales:

1º Mi hija mayor, está en un curso ya fuerte, el próximo año irá al instituto. Creo que tiene demasiados deberes, la pobre casi no puede disfrutar de la tarde, sale del colegio, merienda y a su cuarto. También se que se entretiene, es lenta y tiene una gran y maravillosa imaginación que la hace volar a cada rato, jajaja, pero no estoy encima de ella, no quiero agobiarla más de lo que ella solita se agobia y más cuando los resultados están siendo muy buenos, trae todo notables y sobresalientes. Por lo que procuro calmarla, apoyarla, ella misma se exige demasiado. Pero mi primera duda… ¿tendría que estar algo más encima de ella cuando hace los deberes? Temo que si lo hago más que ayudar sea como una presión.

2º Mi segundo hijo: él no tiene problemas en ponerse a los deberes, eso si, los termina en 5 min. El año pasado me llamó su profesora para comentarme sobre sus notas y su nivel, Me dijo que no quería que le regañáramos o exigiéramos en exceso pero que ella pensaba que no estaba trabajando su capacidad, a pesar de sacar unas notas excelentes. No es un súper dotado pero tiene muchísima facilidad en los estudios, por lo que nunca siente necesidad de esforzarse, se conforma con los 7 u 8 que saca sin estudiar, algunas veces incluso más y eso puede ser un problema en el futuro.

Es un matemático puro, durante el primer ciclo sacó un destaca especial global (quiero decir que en todas las evaluaciones tenia nota máxima.) Recuerdo cuando estudiaba su hermana (en tercero) las tablas de multiplicar, al preguntarla, él que en teoría estaba a su bola jugando en el cuarto, respondía antes que ella. Con la desmoralización que para ella resultaba (mi niña es de letras, destaca en castellano, valenciano, ingles, tiene un don para las historias y es una devora libros)

Mi segunda duda está en ¿hasta donde exigir a mi hijo? ¿De verdad he de pedirle dieces?¿como marcar su limite?

3º Mi pequeño…claro está aun no tenemos ni idea de cómo estará en los estudios, pero últimamente me comentaban que sería bueno estimular sus capacidades, lo típico de estimulación temprana o juegos de desarrollar inteligencia. Ya que dicen tiene un gran potencial. Mi otra duda… ¿tengo que estimularle? ¿O ya se estimula el solo de sobra? Lo discutía con mi hermana, profesora de educación especial y psicóloga.

Yo no quiero crear un superniño y ella me dice que no lo haría, simplemente le daría la opción de desarrollar su propia inteligencia, facilitándole en el futuro la enseñanza.
Con mi hija me decía que estaba muy bien, que tenia un buen potencial, con mi segundo ya desde el segundo año me advertía que tendríamos que estar más encima, según ellos (mi hermana y mi cuñado, que son los dos maestros) es más trabajoso los niños inteligentes, necesitan más atención. “este niño da miedo te dará trabajo” “mejor que lo encauces” y ahora con mi tercero se repite incluso más.

Mi bebé nos asombró con apenas seis meses al intentar gatear...no por el gateo si no su reflexión, al intentarlo se deslizaba hacia atrás, con lo que pronto se giraba (con la barriga, alzando piernas y brazos, como si se tirara en paracaídas) poniéndose de espaldas, se deslizaba marcha atrás y al llegar de nuevo giraba para coger lo que quería. Comenzó a gatear con seis meses y medio, unas dos semanitas escasas pues su meta era llegar a ponerse en pie. En cuanto tenía apoyo, se ponía de pie y al momento se tiraba al suelo. Es como si ensayara. Cuando lo dominó (en la misma semana) pasó a intentar desplazarse de pie. Así que con 7 meses ya andaba de mueble en mueble…una cosa detrás de otra sin parar, empapándose de aprendizajes, tanteando sus capacidades, comenzando a llegar a muebles más separados. Con ocho meses en casa se soltaba de mueble en mueble y antes de los nueve andaba con tan solo una mano apoyada en la pared.

A los nueve meses se soltó del todo, incluso por la calle en sitios desconocidos. No es que ande...si no su afán hasta conseguir hacerlo y así sigue, parece que no disfruta de lo que aprende si no de seguir aprendiendo.

Aparte de la motricidad (que sé que no quiere decir nada, pues es tan normal que anden pronto como que no se suelten hasta pasado el año y medio), nos llamaba la atención su persistencia, su mirada de meditar las cosas y su forma de pensar.
Por ejemplo, aún sin los 9 meses, intentaba llegar al carro de otra nena y ni de puntillas llegaba a tocarla, miró a su alrededor, vió una caja, la deslizó y se aupó en ella. Ese concepto de aceptación de su cuerpo nos asombra, de superar sus limitaciones, de dominar su entorno.

Pero cada niño tiene sus momentos y se que no se ha de comparar, aunque con mis hijos lo haga, no como comparación de quien es esto o lo otro, si no como reflexión sobre lo diferentes que son. Quiero ofrecerles a los tres lo mejor. Estoy orgullosísima de ellos pero tengo miedo de no dar yo la talla. También se que el que destaque en algo en un principio no quiere decir que en el futuro siga. O puede que destaque en una cosa pero otras esté por abajo…

Tengo miedo de no atender bien a sus necesidades, siempre les he valorado sus esfuerzos aunque no soy una madre efusiva ni alardeo...me refiero a lo típico de cuando llegan las notas comentarlas y enseñarlas a todo el mundo, jamás lo hice, menos aún ante mis hijos, aunque alguna madre lo hiciera y diera a entender con mi silencio que mis hijos no las tenían tan buenas, simplemente procuro que ellos no se centren en ese resultado, si no en el trabajo de día a día, o por ejem. Cuando dicen -normalmente abuelas- hay mi bebe ya hace esto o lo otro, yo no digo el mío también o antes o lo que sea… si no que sonrió y no digo nada o respondo un simple que bien, pues se que tampoco es lo importante, quiero decir que es maravilloso y fantástico cada progreso sea en el momento que sea individualmente en cada niño) pero… ¿Cuándo hay que darle importancia?, si es que hay que dársela. ¿Cuándo hay que hacer algo?, si es que hay que hacerlo.

Perdonarme, me lío a escribir y aparte de pasarme con el “quijote” no se si al final expreso lo que quiero expresar.

Gracias por dejarme desahogarme y ya veré vuestras propias reflexiones, que seguro que me ayudan a abrir la mente.