Y ahora le pides perdón a Victoria

Chicas, anoche mi marido y yo sufrimos un altercado importante, el más grave, con diferencia, relacionado con la crianza de Victoria y nuestra diferente forma de ver y entender las cosas.

Mi marido es un hombre amoroso y adora a Victoria. Él no siempre está de acuerdo con mis ideas de crianza y a veces piensa que soy un poco "blanda" con la niña, pero normalmente me sigue la corriente y me imita respecto a ciertos comportamientos, porque ha comprobado que la niña así está perfectamente educada, que es una niña muy buena y paciente y los resultados saltan a la vista.

En fin, que la paciencia no es su fuerte y aunque suele tratar a Victoria siempre con un cuidado infinito, a veces pierde los papeles ante rabietas o pequeños desafíos que nos plantea nuestra hija y le cuesta bastante ponerse en el lugar de su hija.

Mi marido lleva ya varios días poniendo el ordenador de Victoria en buen funcionamiento, es un ordenador viejo, que él se empeñó en arreglar para que la niña tenga su propio espacio, y esta tarea le ha estado llevando bastante tiempo, esfuerzo y trabajo.

Anoche Victoria estaba en nuestro ordenador (que está justo al lado del de ella), mi marido estaba en el ordenador de ella, descargando unas actualizaciones y arreglando unos temas del software. Victoria estaba conmigo jugando y en un determinado momento decidió que quería teta, así que se puso a tomar, pero en un descuido le dio al botón de apagado y cerró el ordenador que mi marido estaba en ese momento arreglando, con el consiguiente mosqueo del papi.

No pasó nada, mi marido se armó de paciencia y volvió a conectar el ordenador, reinició el sistema y siguió descargando las actualizaciones. A Victoria le debió parecer divertido eso de apagarle el ordenador al papi y volvió a hacerlo, esta vez, a propósito. ¿Qué ocurrió? que tras ese apagón se averió la conexión a internet del ordenador y a mi marido se le fue el traste y se puso a regañarla, la castigó en la cocina. Mi pobre niña llorando a manta y mi marido fuera de sitio, estaba tan cabreado que no era capaz de pensar con claridad y no conseguía arreglar la conexión de internet, yo pidiéndole que se tranquilizara, que se había puesto muy mal con la niña, que eso no eran formas, pero él estaba fuera de sí, pensando que llevaba días tratando de arreglar el ordenador y que Victoria lo había roto y no encontraba la forma de arreglarlo.

Traté de decirle que cerrara el ordenador, que era tarde y con el enfado que tenía era imposible que consiguiera encontrar la solución para la avería, que lo dejara hasta mañana que lo vería todo con más claridad. Pues él erre que erre, que esto hay que arreglarlo ya y yo le decía, pero hombre, que la cría es pequeña y tampoco lo ha hecho para fastidiar, que ella sólo estaba jugando, que Victoria tendrá que romper otras muchas cosas a lo largo de su infancia y que si él se iba a poner así cada vez que se cargara algo importante que mal encaminados íbamos. Que si el botón de apagado lo había instalado él demasiado al alcance de la niña que buscáramos otro sitio en lo alto de la mesa para que ella no pueda tocarlo, ni alcanzarlo.

En fin, que como vi que hablando no razonaba me puse manos a la obra, le dije que se levantara que yo trataría de reparar la avería (ufff, si no tengo ni idea de máquinas), pero me sobra algo que a él le falta PACIENCIA. Total, que me relajé y empecé paso a paso hasta encontrar donde estaba el problema y CONSEGUÍ ARREGLARLO EN MENOS DE 5 MINUTOS .

Entonces le dije a mi marido ¿ves? no era tan grave, no era para tanto, la niña no ha roto nada, sólo que tú estabas tan ofuscado que no encontrabas donde estaba el problema, no me gusta que tengas tan poca paciencia con tu hija, porque ella es pequeña y tú eres el adulto que debe razonar y ahora mismo VE A PEDIRLE PERDÓN A VICTORIA.

Mi niña, que ya llevaba 15 minutos castigada en la cocina, vino en cuanto su padre la llamó, a mi marido casi se le saltan las lágrimas, le dijo a Victoria: ¿me perdonas? e inmediatamente ella contestó: "Siiiiii", se dieron un beso y mi marido aprendió una valiosa lección: había sido demasiado duro con ella. Entonces con más calma y mucha paciencia le explicó a Victoria que ese botón no se podía tocar, porque su ordenador se rompía y entonces mi niña se quedaba sin sus juegos de pintar y de hacer puzzles que tanto le gustan.

Ay chicas, cuanto sufrimiento, tengo que enseñar a la niña, pero también tengo que darle lecciones al padre. Me alegro que mi marido confíe tanto en mi y que reconozca el esfuerzo continuo que hago estudiando, leyendo libros y aprendiendo cosas positivas para la crianza feliz de nuestra querida Victoria.

Vaya ratico que tuvisteis que pasar mas desagradable sé de que hablas a mi marido también a perdido alguna vez la paciencia porque la verdad que tengo dos trastillos,me alegro de que todo acabara bien.Un beso.

Lo mejor de estas situaciones, es que a cada uno les queda una buena lección, como tu misma lo dices Cris, tu marido admitió que había sido muy duro con la pequeña, pero lo mejor todavía fue que tuvo la humildad de pedir una disculpa, y esto al mismo tiempo le deja un gran enseñanza a Victoria, el saber que cada que cometa un error ella también tenga la capacidad de afrontarlo y pedir disculpas...

Cris, felicidades por esa familia tan linda...

Besos !

Cris, la próxima vez puedes contarle a tu maridin, que una compi del foro (yo) tiene una niña (Analía) que a la edad de la tuya ya había roto:
-1 impresora.
-Varias teclas del teclado del portátil.
-1 móvil.
-Varias coladas de ropa estropeadas.
-etc. etc.

Qué maravillosa lección Cris!!

Y qué bonito que tu marido sepa aceptar cuándo ha perdido los estribos. Me encanto leer tu relato, ha sido una lección para más de uno…

Beso.

Vaya Cris, que bonito.

Ha sido de gran aprendizaje, porque aunque ahora no lo veas, Victoria ha aprendido que los adultos, igual que los niños, nos equivocamos, y se nos agota la paciencia... pero que lo admitimos y pedimos perdón. ¿Qué mejor lección para la vida? mucho mas enriquecida que si Victoria no hubiese tocado la famosa tecla...

Que suerte tienen tu marido y tu niña de tenerte cerca.
Un fuerte abrazo

Vaya... a veces los nervios nos juegan malas pasadas, pero algo esta claro que cuando hay un peque por medio, el que aprende no solo es el peque, aprendemos todos. Siempre se aprende y los niños nos dan asombrosas lecciones.
Bravo por ti Cris y también por tu marido que al final entendió y supo pedirle perdón a una niña pequeña. Muchos adultos no son capaces de pedir perdón a un niño, que lastima.
Un beso.
Elena

Les has enseñado una lección valiosísima a tu hija y a tu marido. Bravo por ti, Cris!!!!
Besos,
Marien

Hola!Relatos como este me reafirman lo que vengo sospechando de un tiempo para acá ...que aprendemos más los adultos de los peques que viceversa.

Que linda tu pequeña princesa ,cero rencor y viva el perdón ...me imagino a tu marido ante semejante respuesta,para desarmar a cualquiera.Que dulzura de niña tienes

Y bravo por la mami al rescate de la situación.

Saludos.

Me ha emocionado leer como conseguiste que papi le pidiera perdon a Victoria....es una gran leccion que no solo no debe olvidar, sino que debe aprender a ponerlo en practica, ya que debido a ese caracter, seguro que le ocurre mas veces.

Y tu, eres una gran maestra, tanto para Victoria como para Manolo, hay veces que los adultos necesitan aprender tanto como los niños.

Un bes enorme!

Que los niños no son rencororsos ya lo sabíamos, pero ver a un adulto pedir perdón a un niño es una gran lección para ambos.

Preciosa historia, suerte tienen de tenerte con ellos.

Saludos

Bueno, en eso consisye la relacion entre padres e hijos: tu me enseñas y yo tambien te enseño, no?. De todo esto tu marido seguro quehabra sacado algo positivo y tu princesa igual.
Me alegra que todo haya quedado en una anecdota y que lo solucionaseis civilizadamente.
Un beso.

Que bueno que al final todo salio bien. Y que tremenda leccion que aprendio el papi. Ay mi marido es igualito, pierde la paciencia en un santiamen, sobre todo cuando la peque hace algo, como si el no hubiera sido niño, ni hubiera roto algo en su vida, en fin...

besitos.

Anda que no tiene mi marido de esas con mi nena.... pero menuda lección se llevó al final.... me ha encantado el final de la historia...