15 meses y estará un fin de semana sin mí

Mis hijas ya tienen 9 y 5 años. Durante la primera infancia de la mayor me resultaba prácticamente imposible separarme de ella, era algo difícil de explicar y pocos me comprendían. Yo no quería dejarla con nadie, necesitaba llevarla a todas partes conmigo, no volví al trabajo hasta que tuvo dos años y medio...Y ella también me necesitaba enormemente: yo era su fuente de alimento (porque además el pecho fue su principal nutriente durante muuucho tiempo), su madre, la persona que se supone que debía de estar con ella día y noche.

Recuerdo una vez que la dejé con mi suegra para ir a cenar con mi marido (él insistía mucho). No sé la de veces que llamé por teléfono para ver qué hacía, si lloraba, si comía, si dormía...En cuanto acabamos de cenar (una cena que no fui capaz de disfrutar) volví corriendo a casa.

Con mi hija pequeña las cosas han sido diferentes: me puse a trabajar cuando tenía 3 meses y 3 semanas, pero antes de eso fui capaz de dejarla en alguna ocasión por iniciativa propia (no por petición de nadie) con su abuela, previamente preparando bibes con mi leche. Fui a alguna boda sin ella, me fui a una despedida de soltera cuando tenía casi 5 meses, salí a cenar con mi marido...

Ella la verdad es que no lloraba en mi ausencia; además, comía y dormía bien y yo me sentía segura porque en mi suegra es la persona en la que más confío, después de mí, para dejarlas. Tiene una forma de criar muy similar a la mía (bueno, con los años yo me estoy moderando más en mis ideas y ella se está volviendo más pro-crianza natural, jajaja ), mucha paciencia y es una persona muy cariñosa y empática.

Aunque he seguido llevándome a mi peque a muchos sitios donde no era necesario (pero me apetecía llevarla), he vivido de manera diferente la crianza y he de decir que en la actualidad ambas son iguales: bastante independientes (bueno, la mayor está pre-adolescente total y a veces no quiere saber nada de su madre); pero con mi hija pequeña he aprendido a centrarme un pelín más en mis necesidades como mujer, en mis necesidades como esposa y, sobre todo, he aprendido a delegar responsabilidades.

Con la mayor por algo que no alcanza a entender mi razón (pero sí mi instinto) necesité hacerlo de otro modo; ahora, desde la perspectiva actual, creo que fui muy sobreprotectora y estuve muy enhijada (más de lo que ella estaba enmadrada).

Tú debes de hacer lo que A TI te haga sentir bien, porque eres su madre, porque eres quien mejor conoce a tu peque e intuyes cómo puede reaccionar en tu ausencia. Eso sí, tendrás que llegar a un acuerdo con tu marido. Tal vez le puedas decir que hay 3 opciones: a) no llevar al bebé, b) que se quede con tus suegros y tú vayas a la boda sin peque y c) llevarlo a la boda e ir los 3.

Puedes comentarle que la opción b) es la que se acerca más a ambos puntos de vista. Que tú podrás cenar tranquilamente con él (tu marido), charlar con los amigos, bailar...pero que si tu bebé te necesita tendrás el confort de saber que está cerca y puedes atenderle.

Aprovecho a comentarte que mis hijas, cuando han estado con su abuela, se han comportado en temas de alimentación y sueño de forma diferente a como lo han hecho conmigo. Sobre todo con la peque, no había problemas para dormir o para calmar un llanto sin teta. Se despertaban la mitad de veces por la noche (o nada), se saltaban tomas noctunas (si se despertaban, se dormían de nuevo simplemente acariciándoles la espalda o cantando durante un momento una nana) y a lo mejor mi suegra se tumbaba inicialmente con ellas, pero luego podía irse a su cama a dormir, sin necesidad de colechar.

Si tus suegros son personas empáticas, atentas y cariñosas, sabrán atender a tu bebé en tu ausencia. Y posiblemente sus necesidades sean diferentes si ve que tú no estás. Sabe que no hay teta, así que no puede comportarse igual.

Ya nos contarás qué haces al final.

unas horas (días, etc.) de respiro pueden hacer afrontar el cuidado de una forma más positiva y ambos (criatura y madre) pueden salir beneficiados.

Es cierto. Sobre todo yo esto lo he descubierto cuando han sido más mayorcitas. Hasta hace un tiempo, evitaba dejarlas aunque supiera que esto me ayudaría a descansar, hacer cosas por casa o dedicar tiempo a mi marido. Porque no estaba preparada para ello.

Pero poco a poco, sin darme cuenta, lo he estado y ha sido mi cuerpo el que lo ha pedido...y ahora me quedo tranquila dejándolas un rato con mi suegra (que vive aquí al lado, a dos puertas) y, para qué negarlo...aliviada también. Son dos niñas muy muy inquietas, con una verborrea incesante y muy desastradoras (más que el caballo de Atila). Mantener una conversación con mi marido es misión imposible cuando están en este plan (por supuesto, hay momentos en que se distraen jugando más o menos quietas en un sitio o viendo una peli y ni parece que estén en casa).

Mañana mismo por la tarde tengo pendiente 50 minutos de spa (el bono de mi cumple lo voy a gastar en no sé cuántas veces ) donde me harán un masaje a 4 manos Las peques se quedarán con su abuela y luego también a cenar y a dormir...que hace días que me lo piden y quedamos en que fuera ese día, porque yo vendré relajada y así me durará el efecto hasta el día siguiente...de paso, estaré en plan romántico y sensual con mi costillito

Estas cosas antes eran impensables para mí...y ahora no sólo no me importa dejarlas, sino que ellas se mosquean si lo piden y les digo que no...¡¡con lo que les gusta quedarse a media pensión (cena-dormir-desayuno ) con los yayos!!

Sigue tu instinto y lo que te pida el cuerpo a cada momento. Tú misma notarás cómo ambos (madre e hijo) vais madurando, evolucionando y estirando ese segundo cordón umbilical que se queda tras el parto de por vida...y que primero es muy muy cortito, pero que después se alarga y permite una separación no traumática.