Nacimiento de Moisés

Pues por fin, justo cuando mi pequeño cumple un mes de vida, he conseguido terminar el relato de mi parto.
Aquí os lo dejo.
Aviso que es MUY LARGO.
Como no todo el mundo conoce mi historia, he decidido contarlo todo desde el PRINCIPIO. De todas maneras, para las que sí saben de qué va el tema, pongo en negrita justo cuando comienza el relato del parto, por si alguien quiere saltarse la introducción.
Espero que no os resulte pesado de leer.

Un abrazo.

No puedo empezar el relato del parto de mi segundo hijo sin antes hablar del primero. Para mí fue una experiencia muy bonita, única, pero a la vez traumática, aunque con un final feliz. Después de casi 3 horas en el expulsivo, sacaron a mi hija con ventosa, y con maniobra de kristeller... Nada más nacer se la llevaron... ni la ví, y al rato...(un rato que me pareció eterno) me la devolvieron vestidita y con olor a colonia... y con una herida en la cabeza debido a la ventosa. Afortunadamente, al día siguiente le hiceron ecografías y no se veía ningún daño cerebral, y a día de hoy mi pequeña de casi 4 años está estupendamente.
Creo que todo eso fue debido a la epidural, ya que yo no sabía cómo tenía que empujar. No sentía nada, y por más que lo intentaba, no conseguía que mi hija bajara.

Tras esa mala experiencia, al quedarme embarazada de nuevo, tenía claro que no quería repetirla por nada del mundo. No me iba a poner la epidural, e iba a tratar de tener un parto lo más natural posible, y esta vez, nadie iba a tener que decirme cómo empujar, porque yo iba a saber hacerlo solita.
Al hablar con el ginecólogo que iba a asistirme, me puso las cosas bastante feas... no estaba por la labor de un parto natural. No me dijo que no, pero me puso muchas pegas, y salí de su consulta con muy poca confianza en él.
Entonces empecé a buscar otras opciones. Sabía que a través de la sanidad pública era prácticamente imposible, al menos en Sevilla, aunque también sabía de gente que lo había conseguido. Aún así, me seguía pareciendo una lotería. Buscando información por internet fue como dí con el Hospital Costa del Sol. Entré en su página web, leí el protocolo de parto normal y realicé la visita virtual por los paritorios... Me encantó... Yo quiero parir ahí, pensé. Entré en google maps, y se me vino el mundo encima cuando descubrí que el hospital estaba a más de 3 horas de camino de mi casa. Ufff, es demasiado tiempo. Mi cabeza no paraba de darle vueltas al tema, aún no lo había comentado con nadie, pero yo intentaba buscar alguna solución posible. ¿Cómo hacerlo?
Cuando llegó mi marido hablé con él. Al principio no le hizo mucha gracia la idea, pero después me dijo que si era lo que yo quería, ya veríamos la forma de conseguirlo. Así que, al final decidimos ir a pasar las vacaciones de semana santa a Marbella o a sus alrededores, y esperar que nuestro hijo decidiera nacer en esa fecha. Era un poco arriesgado, ya que justo salía de cuentas el domingo de resurrección, osea, el 4 de abril, y más allá de ese día nos era imposible prolongar las vacaciones. Pero bueno, teníamos que intentarlo, era nuestra única posibilidad. Además, realicé el traslado de mi expediente desde mi hospital hasta el Costa, para evitar tener algún problema, y también envié un plan de parto para que quedara constancia de cuáles iban a ser mis deseos y preferencias.
Y entonces llegó la semana santa... Partimos para un pueblo a 30 minutos de Marbella cuando estaba de 38+5 semanas. Nos fuimos toda la familia, (los 3) además de mis suegros y cuñadas, que iban para cuidar de mi hija en el caso de que me pusiera de parto. Teníamos un piso alquilado justo a pie de playa... ¡increíble! Pasamos unas vacaciones estupendas, pero Moisés no estaba dispuesto a nacer Cada día que pasaba era como una cuenta atrás...y después de 8 días estupendos, llegó el día que salía de cuentas. Había llegado a la semana 40 y no tenía síntoma alguno de que fuera a ponerme de parto.
Así que, el domingo de resurrección, nos volvimos a casa... un poco tristes, un poco decepcionados, pero también por otra parte contentos por las vacaciones que nos había regalado nuestro hijo. "Él" fue la excusa y sin ese motivo, nunca nos habríamos dado ese homenaje.
Ya en Sevilla, yo seguía dándole vueltas al tema... me resistía a resignarme...Ya había conocido el hospital, había hablado con el jefe de matronas, comentado el plan de parto, visto las instalaciones...¡Qué difícil se me iba a hacer parir en otro sitio después de haberlo tenido tan cerca!!

El martes siguiente, me habían citado en el HCS para control de la semana 40. Tenía cita en monitores y con el tocólogo. Al principio pensé en no ir, pero tras muchas vueltas decidimos hacerlo... (la sombra de la inducción planeaba por mi cabeza, y la verdad, pensé que en tal caso, sería mucho emjor un parto inducido en ese hospital que en cualquier otro). Así que de nuevo nos plantamos en Marbella. La visita fue muy bien, el bebé estaba perfectamente, aunque venía grande...3900g según la estimación. A mi no me extrañó, ya que mi hija pesó al nacer 3.800, aunque sí que me asustó un poquito... (Voy a ser capaz de parirlo????). En los monitores tuve algunas contracciones (por fin!!! ya que hasta entonces no había sentido nada de nada), pero eran muy flojitas...(ya iba a ser mucha casualidad ponerme de parto justo ese día, no?). Pero no; no fue así, y tras dar unos paseítos y cenar... se me pasaron del todo. Así que de vuelta a Sevilla.

Y nada, otra vez en casa...próxima parada... ¡el fin de semana! Si no me ponía de parto para entonces, volveríamos a irnos toooodos de nuevo a pasar el fin de semana a Marbella...

Así pasó el miércoles, y el jueves... y ya por fin al día siguiente partiríamos para Marbella. Estaba contenta. !ibamos a volver a intentarlo!

Pero justamente en la madrugada del jueves al viernes, exactamente a las 5 y media de la mañana me desperté mojando la cama. Me levanté rápidamente, llamando a mi marido y fui al baño... Estaba chorreando. No podía creerlo... ¡¡Había roto la bolsa otra vez!! (Con mi hija me pasó exactamente igual). ¿¿¿y dónde estaban las contracciones???
Me metí en la ducha, y mientras me caía el agua calentita iba pensando: Dios mío, ¿qué hago?He roto la bolsa, pero no tengo contracciones. Podríamos irnos a Marbella...¿Qué pensará mi marido? ¿y si me pongo de parto por el camino? ¿Qué hago? y de repente... lo tuve claro. Las cosas han pasado así para que mi bebé pueda tener un nacimiento digno, es una señal. Mi bebé me lo está diciendo claramente: todavía no es el momento, pero se acerca...
Así que, cuando salí de la ducha, se lo dije a mi marido: Nos vamos a Marbella. ¿Estás segura? Sí, lo estoy. Está bien, vámonos. No me hizo ninguna otra pregunta y rápidamente empezamos a preparar las cosas. Llamamos a mi suegra para dejar allí a nuestra hija y también le pedimos que nos imprimiera un mapa con los hospitales que había de camino, por si acaso se animaba la cosa...
Salimos de casa a las 6 de la mañana, y un poco antes de las 9 ya estábamos en el hospital. El viaje fue muy bien. No empecé a tener contracciones hasta la segunda mitad más o menos, pero eran muy muy flojitas y con más de 10 minutos de intervalo. Todo estaba tranquilo.
Una vez en el hospital, me llevaron a paritorios. Me atendió una matrona, que se presentó y me preguntó si había traído plan de parto. La pregunta me sorprendió gratamente, y se lo entregué. Me puso los monitores y estuve allí casi una hora. Veía que tenía contracciones cada 3-5 minutos, pero algunas de ellas ni las notaba y las otras eran muy suaves. Al rato vino otro matrón, también muy agradable, con el que estuvimos comentando cosillas sobre el plan de parto. Todo muy bien.
Yo estaba muy contenta, casi eufórica. No acababa de creerme que estuviera allí...era como un sueño. Lo he conseguido, pensaba, voy a tener a mi hijo aquí!!!!
Entonces me llevaron a una habitación para explorarme. A ver si te puedes quedar aquí con nosotros, me dijo el matrón. Ojalá, pensé. Pero no pudo ser... El cuello ni si quiera estaba borrado. No estás dilatada nada, me dijo. Bufff, eso fue como un jarro de agua fría. No estaba de parto. Pero bueno, seguro que no tardará en empezar, yo seguía pensando en positivo.

Me explicó que me llevarían a planta y que volverían a verme por la tarde. Si no me ponía de parto, a las 00:00 empezarían a ponerme antibiótico, y si seguía sin ponerme, a las 8 de la mañana me lo tendrían que provocar. (Dios mío, justo lo que yo más temía...).

Así que nada, me llevaron a planta, a una habitación compartida, aunque a la chica le daban ya el alta. Había parido de forma natural y estaba muy contenta con el trato recibido.

Desayuné, y me dediqué a caminar...venga a dar vueltas y vueltas por la planta. Las contracciones seguían, pero tan flojitas que tenía que concentrarme para notarlas.

A las 5 de la tarde vinieron por mí y me llevaron a paritorio. Me pusieron en monitores, y, tras algunas contracciones, de repente, se pararon ¡¡¡No me lo podía creer!!! Se había parado todo el proceso!!! Ahí sí que me vine abajo...
Vino el mismo matrón que me atendió por la mañana, y por su cara deduje que él tampoco se lo esperaba. Me preguntó si quería que me explorase, y le dije que no. ¿Para qué, si no estoy de parto? Me dijo que no me preocupara, que estuviera tranquila y que caminara. Además, me dejaron una pelota de dilatación, que llevaron a mi habitación.

Yo estaba muy desanimada. Veía que empezaba la cuenta atrás y que no me iba a librar de la inducción...
Entonces fue cuando os escribí el mensaje, pidiendo consejos y ánimos. Estaba desesperada...
Mientras esperaba respuestas, me dediqué a bajar escaleras. Cogía el ascensor hasta la planta más alta y bajaba hasta la más baja. Lo hice unas 3 veces.
Después, volví para leer las respuestas, y gracias a vosotras lo vi claro: tenía que desconectar, relajarme, y confiar.... Decidí apagar el ordenador y no darle más vueltas al tema. Eso fue sobre las 9 y media de la noche. Poco después, vino la enfermera a cogerme la vía, ya que a las 12 tenían que empezar con el antibiótico. Ella me dió los mismos consejos: que descansara y que me relajara, que si me iban a inducir al día siguiente tenía que estar descansada y preparada...que sería duro.

Así que cené, y me puse a ver "La hora de José Mota". :oP No es de mis programas preferidos, pero pensé que sería una buena forma de desconectar... y así fué. Entre risas noté la primera contracción, a las 10 y media de la noche, y ésta ya era más fuerte que las que había tenido anteriormente. Intenté no prestar atención, no estar pendiente. Yo seguía viendo el programa, sin contar las contracciones.
Una hora más tarde ya no pude más y empecé a contarlas... eran cada 6-7 minutos.
Me tumbé en la cama e intenté dormir, pero fui incapaz. Ya me dolían bastante. Aún así, permanecí en la cama intentando descansar, porque ya me imaginaba que la noche iba a ser movidita.
A las 12 vinieron a ponerme el antibiótico. Le dije a la enfermera que tenía contracciones, y me dijo que la avisara cuando fueran cada 3 minutos. Así que seguí intentando dormir, y dejando a mi marido hacerlo.
A la 1 de la mañana lo desperté porque ya no podía más. Me dolían mucho, aunque seguía teniéndolas espaciadas, lo que me daba tiempo a descansar entre una y otra. Intentaba buscar una posición en la que estuviera más cómoda, no paraba de dar vueltas... en la pelota, de pie, en cuclillas...uuffff
A mi marido no le dejaba ni tocarme, pero sin embargo no quería que me dejara tranquila, quería tenerlo ahí conmigo.
Entonces empecé a tener náuseas, y a estar mareada. Al poco tiempo empecé a vomitar, y fue bastante desagradable, sobretodo cuando coincidían las contracciones con las arcadas que me provocaba el vómito. Yo estaba sudando, y pasándolo fatal.

A las 3 y pico de la mañana las contracciones ya fueron cada 3-4 minutos y decidí que no quería esperar más. Avisamos a la enfermera y me llevaron al paritorio. Me pusieron en monitores. Me atendió una matrona distinta, y no tan simpática.
Estuve unos 45 minutos enchufada, y fue muy muy molesto. Podía ver en el monitor cómo las contracciones eran bastante seguidas (2-3 minutos de intervalo), y de mucha más intensidad que por la mañana. (Nada que ver). Mi marido estuvo todo el tiempo conmigo, menos mal, porque estaba bastante incómoda y molesta.
Eran casi las 5 de la mañana cuando vino la matrona para explorarme. Yo estaba convencida que tras 6 horas de contracciones estaría dilatada. Que al menos habría pasado la primera fase (y creo que ella también lo pensaba). Al ver su cara ya me di cuenta de que no era así y después me lo confirmó: Nada. ¿¿¿¿Estoy igual que esta mañana???? -le pregunté.
Me dijo que no, que el cuello estaba un poquito más blandito, que estaba un poquito mejor. (No sé si lo dijo para animarme o porque realmente era así, la verdad). Me preguntó si quería algo para el dolor, y le dije que no. Entonces quedamos en que me iría para la habitación y a las 8 vendrían de nuevo por mí para la inducción. Así que otra vez camino de vuelta...

Yo estaba bastante desanimada. Pensaba que después de toda la noche sin dormir ni descansar, de estar pasando dolores, al final me iba a llevar la inducción igual, y además no iba a estar en buenas condiciones (ni físicas ni mentales) para poder soportarla.
Me esperaba una mañana dura.
Por un lado, estaba deseando que llegara la hora. Que fueran las 8 ya, me indujeran y que terminara todo de una vez. Las contracciones eran cada vez más dolorosas, y total, si no estaban sirviendo para nada...
Por otro lado, deseaba ponerme de parto sola, y pensaba, cuando vengan para inducirme me negaré, esto no puede tardar mucho en empezar.

Mientras tanto, cada 2 minutos me venía una contracción. Yo no sabía qué hacer, cambiaba de postura cada dos por 3, otra vez en la pelota, en cuclillas, de pie... No había ninguna posición en la que me encontrara cómoda. Entonces, decidí darme una ducha. Y aquello fue...maravilloso. Las contracciones me dolían bastante menos. Me echaba agua calentita por la barrigota durante las contracciones, y entre ellas me la echaba por el cuerpo e intentaba relajarme. Estuve una hora dentro de la ducha.
Mi marido intentaba quitarle hierro al asunto haciendo bromas; Me decía, que se te va a cabar el agua caliente (en casa tenemos termo eléctrico), vaya la factura de agua que nos va a venir este mes... :oP
Podría haber estado allí metida eternamente, hasta que vinieran a buscarme, pero ya me parecía demasiado despilfarro de agua, así que tras una hora dentro, me salí.
Al ratito empezaron de nuevo las contracciones fuertes. ¡Qué mal!
Otra vez de un lado para otro, gritando y casi pegando a mi marido. Ya las tenía cada minuto, y no tenía ni tiempo de descansar entre contracción y contracción.
Pero el tiempo pasó, y a las 7,30 vinieron para comenzar la inducción. Se habian adelantado media hora, pero a mí ya me daba igual. Estaba agotada y sólo quería que acabara todo y verle la cara a mi bebé.
Me metieron en un box de dilatación muy amplio, que iba a ser también la sala de partos. Me tumbé en la cama y la misma matrona de antes me volvió a explorar. Y....¡Sorpresa!! ¡¡¡¡Estaba de 3 centímetros!!!!! Lo que no había conseguido en todo un día lo hice en un par de horas. ¡Dios mío!! Que estoy de parto, que no me lo tienen que provocar... Estaba soñando entre contracción y contracción. Estaba muy cansada, pero eso me dio fuerzas para continuar. Sabía que lo peor estaba por llegar, pero tenía la certeza de que iba a ser breve. ¡¡ya está casi hecho!!
Me puso el monitor un momentito y me dijo que vendría frecuentemente a controlarme.
Cuando se fue yo no lo dudé un instante, me fui de nuevo a la ducha.
Pero esta vez no fue tan efectivo como antes. Las contracciones eran más intensas y muy seguidas, y ni el agua calentita podía relajarme. Así que al poco tiempo me salí. Entonces descubrí que estar sentada en el wc me aliviaba. No mucho, pero estaba algo mejor, y ahí me quedé.
A las 8 y cuarto llegó la matrona de nuevo. Me comentó que tenían una cesárea de urgencia y tenía que monitorizarme de forma continuada.
Con la cama semiincorporada y tumbada en ella, me puso los monitores.
Entonces sí que lo pasé mal. Tenía ganas de arrancarme los cables y de ponerme de pie. Gritaba: no puedo más, mientras mi marido me animaba. Dios… que mal rato…
Un poco antes de las 9, volvimos a llamarla porque de verdad que no podía más. Le dije que me quitara los cables, y ante su negativa le pregunté si podía estar de pie, y aceptó.
Era un rollo, porque tenía muy poco margen de movimiento con los cables y si no tenía cuidado aquello se ponía a pitar, pero estaba mejor.
Aún así, estaba sufriendo mucho, y estaba muy cansada, agotada. Le dije a mi marido que no podría aguantar mucho más, que iba a pedir la epidural.
Yo que sabía que ese momento llegaría, lo había hablado antes con él mil veces, para que cuando eso pasara, él estuviera sereno para “convencerme” de que no me la pusiera, porque yo, en realidad, no la quería. Eso era lo que se supone que él debía hacer. Pero el pobre, me vio tan mal, que dijo que sí, que no pasaba nada por ponérmela, que había aguantado mucho.
Entonces, decidí sentarme en la silla de partos, buscando una postura mejor, y el monitor empezó a pitar. No hubo forma de pararlo, así que en un minuto se presentó un nuevo matrón. Eran poco más de las 9 y ya habían hecho el cambio de turno.
Le supliqué entre gritos que me explorara porque no podía más. Le dije que si no había progresado que quería ponerme la epidural porque no podía resistir así mucho más tiempo.
Él me decía que me tranquilizara, y cuando me exploró me dijo: Estás de 8 centímetros, en menos de una hora tienes contigo a tu bebé. Y entonces, de repente tuve fuerzas. Ya no queda nada, puedo conseguirlo…
Me quitó los monitores y me dijo que intentara relajarme, y que si me venían ganas de empujar que lo hiciera. Yo seguía dando vueltas de un lado para otro, cambiando de posición, intranquila.
Él me decía que dejara a mi cuerpo que buscara la posición adecuada, que lo escuchara… Tu cuerpo sabe cómo hacerlo, me decía.
Y así fue… De repente me entraron ganas de emujar… Fue una sensación nueva para mí, y a la vez de un profundo alivio. Las contracciones empezaron a espaciarse y por fin podía respirar tranquila entre ellas. Y así, encontré la posición que mi cuerpo pedía: A gatas. El cabecero de la cama estaba incorporado, y me agarraba a él con las manos.
Yo gritaba en cada pujo y sentía cómo mi hijo bajaba poco a poco dentro de mí. El camisón empezó a molestarme mucho, así que sin pensarlo mucho me lo quité. Con la mano mientras iba tocándome la vulva por si notaba algo.
El matrón estaba totalmente apartado, como si no estuviera allí. Como si la cosa no fuera con él.
De repente, empecé a notar mucha presión…¡qué sale, que sale! Grité, como diciéndole al matrón que hiciera algo…él no se inmutó, así que mi marido volvió a repetirlo: que sale ya!!!!
-Sí, sí, dijo él. Es verdad. Está saliendo. Mi marido le miraba con cara de: ¿pero no vas a hacer nada?? Y él le dijo, no pasa nada, cuando salga lo coges y ya está. Entonces empecé a notar cómo salía la cabeza…y aunque el matrón me decía que lo hiciera despacio, yo me moría de ganas de verle la cara a mi niño…y no tuve paciencia. Así, de un empujón salió la cabeza y después el tórax. Yo aún lo sentía dentro de mí cuando ya lo escuché llorar… fue maravilloso…en el siguiente empujón ya salieron los pies. Mi marido lo cogió mientras yo me daba la vuelta, y me lo dio. Ambos llorábamos: Era tan bonito, y olía tan bien…¡y cuánto pelo!!! Mi marido sólo hacía que decirme: gracias, gracias, y yo lloraba y reía a la vez. El cordón dejó de latir y él lo cortó. Al poco salió la placenta.
Y así estuvimos piel con piel no recuerdo ni el tiempo…Le puse al pecho, y le costó engancharse, pero finalmente lo hizo.
Hasta que no pasaron 2 horas, no lo pesaron, midieron y vistieron. (No lo bañaron), y después me lo devolvieron y me lo volví a enganchar al pecho.
Moisés nació el 10 de Abril a las 10:05 de la mañana, pesó 4.140gr y midió 54 cm y lo parí yo solita
Eso sí, tuve un desgarro moderado, pero creo que fue más debido a mis prisas que al tamaño del bebé. El expulsivo no duró 15 minutos. Aún así, los puntos no me molestaron NADA en absoluto. Podía haber montado en bici ese mismo día :oP
Nació a las 10:05, y a las 2 de la tarde nos subieron a la habitación. Mientras tanto estuvimos en el box los tres tranquilamente, disfrutando de nuestro momento.


Y así fue cómo pude tener el parto natural que tanto había soñado, y cómo pude sentir que yo era la protagonista de mi parto. Sin duda alguna mereció la pena tantos esfuerzos en ir a ese hospital. La “pena” que tengo, es que al estar de espaldas no lo ví nacer, pero esa fue la posición que eligió mi cuerpo, así que así es cómo tenía que ser.
Mi marido, pudo disfrutar del momento. Dice que ha sido la mejor experiencia de su vida; ver a su hijo nacer, cómo salía de mi cuerpo.
No podemos más que agradecer al hospital el trato que nos dieron, y sobretodo a ese matrón, que me dio ánimos cuando me flaquearon las fuerzas, y que dejó que todo sucediera de una manera espontánea y natural, y que nos dio la oportunidad de sentirnos protagonistas.

¡ Qué bonito!!ha merecido la pena la espera.

El próximo lo ves nacer

Un besazo!!!

Ainssssssssssssssssss que hasta he llorado al leerlo.

Yo ya sabía la historia,pero no he podido dejar de leerlo todo desde el principio.Y para nada se hace largo.

Enhorabuena por ése parto.Tú lo querías y tú los has conseguido.

Un beso guapa

Madre mía, qué llorera!!!

Me ha encantado leerte y para nada me ha parecido largo, (lo he leído dos veces).
Gracias por compartir con nosotras un momento tan precioso. Me emociona mucho pensar en el instante del nacimiento que debe ser algo maravilloso pero también me emociona mucho pensar en lo orgullosa y realizada que debiste sentirte después de "luchar" tanto por conseguir eso que tanto querías y vencer esos miedos que son inevitables. Te felicito porque me parece una postura muy valiente la tuya y ojalá llegado el momento consiga yo también sacar esa fuerza interior.

Me alegro muchísimo de que lo consiguieras, te merecías eso y mucho más.

Un besazo

Laura

ostras, carmen, qué emocionante... lo pariste tú sola!!

Fíjate que yo pensaba que la rotura de aguas te pilló en Málaga, no en Sevilla... fuiste muy valiente al hacer ese viaje de tres horas (todavía me acuerdo del título de tu post) pero hiciste caso a tu instinto.

muchas felicidades y enhorabuena otra vez!

besos
Laura

Me alegro que os haya gustado, y que no se os haya hecho largo.
He intentando resumirlo lo máximo posible.
La verdad es que me siento muy afortunada de haber podido conseguir lo que quería. Como habéis podido leer, me libré de la inducción por los pelos...
Yo pienso que es que mi niño no quiso salir hasta que no le vió las orejas al lobo, jeje.

Por cierto, que nada más parir, a pesar de lo bonito que había sido, yo pensaba: dios mío... Yo no voy a poder parir otro así!!! Qué mal lo he pasado!!! pero esa sensación sólo me duró unas horas. Al rato ya sólo recordaba los buenos momentos, y ya me veía preparada (y con ganasde un nuevo parto. Increíble cómo funciona el cerebro humano, verdad?

Helenita escribió:

El próximo lo ves nacer

jajaja pues mira, lo tendré en cuenta desde luego

Lhau75 escribió:

Fíjate que yo pensaba que la rotura de aguas te pilló en Málaga, no en Sevilla... fuiste muy valiente al hacer ese viaje de tres horas (todavía me acuerdo del título de tu post) pero hiciste caso a tu instinto.

Mi madre me dijo que menos mal que la avisé cuando ya estaba en el hospital. Que si la llego a avisar de camino le da algo. (yo ya lo sabía, y por eso lo hice así). Fue arriesgado...puede ser, sí. Pero lo ví muy claro. A lo mejor si hubiera empezado con contracciones no me hubiera atrevido a salir... Pero mira, al final, me dió tiempo de sobra a llegar ¿eh??



Mil gracias por leerme amores

Por Dios que emotivo!!! se me caen las lagrimas al leerte! Me parece genial el parto que tuviste, que hayas seguido tu instinto, que te hayas ido tan lejos a parir... es fabuloso! Y no me resulto para nada largo (hasta tienes dotes para escribir ) Es mas, cuando venga mi marido le leo la parte del nacimiento del bebe, que nunca me imagine que se podia hacer algo asi, de parir una sola, con el matron un poco de lejos, como quien no quiere la cosa ajajajaj

Por supuesto felicitaciones por tu bebe!!!

Enhorabuena Carmen!

No sabes cómo me alegro de que lo hayas conseguido, tú solita, y como querías, después de lo que habías luchado para ello.

Y no me extraña que le costara un poco salir ¡menudo bichito grande!!!!!.

Al final fue un poco largo, pero sin duda, ha merecido la pena. De verdad que me alegro cantidad. Y verás como cada vez olvidas más los malos momentos y sólo queda la satisfacción y lo bueno.....

Un besote fuerte

Carmen, cuando quieras nos vemos!!Antes de que vayas a por el tercero...

Un besazo!!

No puedo hacer otra cosa que darte la ENHORABUENA y a la vez darte las gracias por haber compartido tu experiencia. He llorado muchisimo sobre todo en la parte finald del expulsivo.
Yo tambien tuve un parto traumatico, inducción, epidural, parada del parto y ventosa, horrible y me he sentido muy identificada contigo cuando has contado tu primer parto.
De nuevo mil gracias por este precioso relato, me dan ganas hasta de quedarme embarazada...
Un saludo.

Carmen, antes que nada quiero darte la enhorabuena por el nacimiento de tu bebé y por la valentía con la que lo has parido. Me he emocionado mucho al leerte porque has descrito el parto que me gustaría haber tenido y que espero tener si vuelvo a quedarme embarazada (la parte del expulsivo, no las largas horas de espera e incertidumbre... pobrecilla ). Besos, y enhorabuena otra vez, Marien

Enhorabuena, guapetona, el mensaje para nada se hace largo, yo tambien me sabia tu historia, y lo he lido desde el principio mi niña, lo que se tuvo que hacer largo , fue a ti tu parto, pobre, pero mira, al final tuviste un parto natural, y como a ti te gustaba, super respetado, y sintiendote protagonista de tu propio parto, uff. UN beso, y enhorabuena guapa.

Gracias Vero,
No te preocupes por escribir tarde, por eso he puesto el enlace, por si alguna de las que habíais seguido mi historia se había perdido el "final". Me alegro que te haya gustado y que te lo hayas leído entero!!!

Marien y Lorena, gracias también a vosotras dos por leerme.
Espero que si volvéis a embarazaros (Marien, tú estabas en ello, o lo he soñao yo? ), podáis tener un parto como vosotras deseéis. Yo os animo sin duda a luchar por ello, porque ahora más que nunca sé que SE PUEDE. Nosotras podemos!!!

Un abrazo muy muy fuerte.

Yo esque me encantan, los relatos de parto, y me da mucha rabia, cuando no son nada respetados, yo la verdad, que para haber parido en el hospital, los dos partos se me dieron genial, y el de idaira, esque yo rompi la bolsa tambien sin dolores, pero apenas tuve dolores hasta el espulsivo, si acaso una hora y media o asi, es mas con yeray , aun poniendome la epidural, que me la puse una hora antes del espulsivo, tuve muchos muchos, mas dolores que con idaira, sin epidural, esque de verdad fueron geniales, aun siendo en un hospi, UN beso guapa, y enhorabuena, y a vosotras, luchar por un parto respetado, en los proximos embarazos.

AAAAAYSSSS que preciosidad de parto!! felicidades!!

TAmbién a mi me has puesto un nudo en la garganta. Entre otras cosas porque también he parido a gatas, y he sujetado la cabeza de mis hijas cuando empujaban por salir de mí. El momento es precioso. Ahora entiendes lo que yo suelo decir "que un parto dirigido es para sufrirlo y uno respetado para disfrutarlo". También se de que me hablas con lo de que te sientes preparada para otro. Yo tenía que llegar al momento de decir "No puedo más, ¿quien me mandaba a mi repetir esto". Y no había echado la placenta y ya decía "¡quiero otro!".
Me alegro muchísimo de que lo consiguieras y de que empiece de verdad a haber hospitales en los que los matrones se queden mirando.

Me he quedado sin palabras!!!

Wooaauuu!!!


muchos besos!!

=)

Me alegro muchísimo de que lo consiguieras y de que empiece de verdad a haber hospitales en los que los matrones se queden mirando.[/quote

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A ver si es verdad, y abundan mas, Un beso.

Me alegro de verdad que os haya gustado.
Es verdad que no tiene nada que ver un parto dirigido con uno respetado, y eso que para mí éste último fue duro. Pero las sensaciones que quedan no son las mismas...Sentir a tu hijo como sale de dentro de tí es algo que no se puede comparar con nada, y merece la pena todo el sufrimiento que haya que pasar para ello. Eso sí, tengo que reconocer que en el momento más crítico, cuando ya estaba apunto de tirar la toalla y cuando el matrón me animó y me dió fuerzas, yo pensaba: ¿Quién me mandaba a mí querer un parto natural? y "soñaba" con la sensación que te deja la epidural...
Pero ahora, sé que mereció la pena, y como dice Raquel... ¡¡ya estoy deseando tener otro!!!! (aunque lamentablemente tendrá que esperar un par de años o tres )

en fin, que muchas gracias por leerme, que me habéis ayudado mucho en este camino. No habría sido posible sin vosotras

Qué bonito Carmen! Se me han saltao las lagrimillas... Un parto como el tuyo ñlo sueño día y noche... Desde luego esperemos tener la misma fuerza de voluntad qure tuviste tú y evitar la epidural. Enhorabuena por tu niño