Sentimientos ¿encontrados? de la llegada de otro hermano/a

Hola, Nuria,

Yo también soy una de las que pasó rápidamente del “mejor seguiditos” al voy a esperar un poco más. En mi caso, lo del “mejor seguiditos” era más que nada por el tema de edad, mi edad, pues cuando me quedé embarazada estaba ya más cerca de los 40 que de los 30. Mi idea en un principio era más bien aguardar a que mi cuerpo se recuperara un poco (el parto fue por cesárea) y “calcular” de forma que entre parto y parto hubiera al menos dos años. De esa manera, mis bajitos se hubieran llevado poco más de un año.

Pero cuando nació el peque, si ya de por sí un recién nacido absorbe absolutamente todo tu tiempo, a mi bajito hubo que mantenerlo durante meses en posición vertical, lo que implicaba que no tuve ni un solo segundo libre hasta que no llegaba mi marido o algún familiar para tenerlo en brazos. Me convertí en una experta en hacer casi todo –lo mínimo imprescindible más bien- con una sola mano. Cuando esto comenzó a solucionarse, nos encontramos inmersos en plena etapa de angustia por la separación, con todo lo que eso implica, así que me dio por pensar que, después de todo, quizá mi plan no era tan buena idea. Fallaba el tiempo material para dedicar al hermanit@ o al mayor y el “temor” a que la historia con mi primer peque se volviera a repetir con el segundo, me hizo pensar en cómo iba a ser posible tenerlo en brazos todo el rato –ya, están los portabebés, claro, pero el problema del bajito, tenía más implicaciones que sólo esa cuestión- y atenderlo adecuadamente si volvíamos a encontrarnos en la misma situación. Cierto, no se puede prever si eso va a ocurrir así o no –aunque por los casos que yo conozco, así fue-, pero en previsión de eso decidí esperar.

En este momento, si me preguntas, te diré que si no fuera por mi edad, aún esperaría un poco más, pero ahora mismo el aguardar ya mucho más se me antoja añadir aún más riesgo a los que ya de por sí supone la maternidad tardía.

En cuanto a la diferencia de edad entre hermanos, yo pienso que hay ventajas y desventajas tanto en que se lleven poco tiempo como en que haya muchos años entre uno y otro, pero como siempre, todo depende de los peques en cuestión –y como bien apuntas, eso sólo se sabe a posteriori, cuando ya no hay vuelta atrás-. En teoría, se supone que tres años de diferencia es la edad idónea o al menos, mínima, porque si sólo se llevan dos el riesgo de que los celos se conviertan en un problema es mayor pero una vez más, eso depende de los peques y, por otro lado, lo cierto es que en lo que casi nunca pensamos es en los celos que pueda sentir el hermanito menor –y hay muchos casos, como ya apunta también alguna otra mami-.

En cuanto al amor, sí, alguna vez he pensado si los querré a ambos, no por igual, que para mí es imposible pues serán dos personas diferentes, sino como cada uno de ellos necesita (esto es como lo que dice la abuela de Helenita, “¿qué dedo de la mano te cortas que no te duela?” y lo que la propia Helenita dice de que cada dedo es diferente y como tal hay que tratarlos), pero cuando me quedé embarazada también me planteé la duda de si sabría querer a mi bebé como él necesitaba –y el tiempo me parece que, de momento al menos, ha demostrado que así es-, por lo que supongo que esa es una cuestión que se resolverá como la anterior, es decir, cuando la ponga en práctica.

Por último, sólo confesar que mi mayor “temor” ahora mismo es que mi segundo embarazo sea un embarazo múltiple –hay antecedentes en mi familia- porque si ya ahora me pregunto cómo repartir mi tiempo para atender a las necesidades de dos, imaginaos en tal tesitura. En fin, si se da el caso, necesidad obliga, que se suele decir…

En definitiva, que estoy contigo en que ante tanta incertidumbre, al final no queda más remedio que atender al momento que los padres estiman idóneo.

Un abrazo.

Al hilo de lo que cuenta Cris, hace algunos años recuerdo haber quedado a tomar café con una amiga; mientras estábamos sentadas, se acercó una conocida, mamá de dos gemelitos. Al ratito de estar sentadas declaró que era la hora de la merienda, así que me ofrecí a dar de comer a uno de los peques. "No es necesario" me dijo, "si ya estoy acostumbrada...". "Mujer, pues aprovecha hoy que hay manos disponibles..." "De veras, tranquila, gracias, pero me las arreglo bien..." Y tanto que sí, mientras hablábamos había sacado dos potitos de la bolsa, una cuchara y los baberos. Colocó los baberos a los peques en un santiamén, abrió uno de los potitos, metió la cuchara y... cucharada para uno, cucharada para otro... en un plis plas habían acabado la merienda y los dos potitos que llevaba. "Claro", pensé yo, "si es que yo hubiera sacado dos cucharas y abierto los dos potitos, y les hubiera dado a cada cual el suyo con su cuchara y... tardaría bastante más". Será cuestión de organizarse, sí... (claro que también los peques ayudaban porque el mío no ha abierto así la boca hasta hace bien poco y sólo para sus alimentos favoritos).

Supongo que a la hora del baño, por ejemplo, quizá no sea tan difícil, pues se bañan a la vez, pero en otros momentos...

En fin, si se da el caso, será cuestión de preguntar cuáles son concretamente esas formas de organizarse a todas las mamás conocidas que tienen gemelos o bebés de edades similares. Ahora, en cuanto a la capacidad de atención individualizada a cada peque, por mucho que una se organice, me parece a mí que la cosa está bien difícil...

Un abrazo.