Muy selectivo a la hora de comer

Natalia,

¿pudiera ser que el peque, tras la enfermedad, busque tomar alimentos más calóricos que las verduras? No sé si es el caso pero a mí me ha ocurrido con el bajito menor, siempre muy justo de peso, en alguna ocasión en que ha perdido mucho tras una racha especialmente mala de enfermedades encadenadas o más "serias" que de costumbre...

Si no se trata de eso, a muchos peques les suele pasar que de repente rechacen alimentos que hasta entonces habían tomado felices. A nosotros, con alguno también: creo que ya he contado alguna vez cómo mi bajito mayor se hinchó durante un verano a comer pimientos del país (verdes, pequeñitos, con una piel muy fina y que no pican) y, cuando al año siguiente intenté volverle a dar, me dijo que a él no le gustaban. Yo insistí en que los probara porque el año anterior le encantaban y, muy serio, me contestó que ya no le gustaban más; y así seguimos, de cuando en cuando le (les) cuelo un trozo pequeño de pimiento rojo morrón -no más, que lo notan y se niegan a comer- en algún cocido y andando..., ¿qué otra cosa se puede hacer sino resignarse tras probar a ser creativa un millón de veces?

Mis dos bajitos han sufrido, de siempre, un rechazo visceral a las verduras (y que el papá las rechace o se las coma con cara de higo tras la enésima charla por mi parte -nunca delante de los niños- de que el ejemplo bla, bla, bla..   , tampoco es que haya ayudado en absoluto). Yo se las he dado, camufladas, en cuantas ocasiones he podido... que no han sido muchas tampoco y menos en el caso del bajito menor con tantas limitaciones por sus alergias. Yo simplemente espero que algún día terminen por comer de todo o que lo prueben en otra casa y les encante o simplemente las toleren (¡sólo con esto último ya hago una fiesta! ) . Con el bajito mayor parece que vamos en ese camino -con el pimiento no, con eso no hay manera - pero con otras sí como el puré de calabacín, los guisantes, las vainas...

Yo nunca les he forzado a comer; ahora bien, con el bajito mayor, que últimamente ha tenido una etapa de "eso no quiero", "eso hoy no me apetece y quiero X -que puede ser estilo pan con miel u otro alimento salado-", sabiendo que son cosas que o bien "tolera" comerlas de vez en cuando o bien hasta la fecha no había puesto pegas -sabiendo que es puro capricho, vamos-, me he puesto firme y le he dicho que eso era lo que había, que si quería cenaba y que si no, pues a dormir y tan felices todos,  en alguna ocasión que había alguna sobra no me ha importado ofrecérsela pero que otra cena no cocinaba yo, lo tenía claro... (porque negociar como con el bajito menor, no servía, ¡bendita preadolescencia!) Tras alguna noche con el estómago vacío, normalmente protesta y termina por comer pero, claro, son 7 años ya y la situación es otra que es distinta a la de tu peque.

En cuanto al bajito menor, hemos/he tenido más manga ancha, un poco por ser aún peque como me ocurrió con el mayor, otro poco por apenarme lo limitado -y aburrido- de su dieta y mucho porque con su poco peso, prefería dejarle que comiera lo que quisiera pero que, al menos, comiera... Acaba de cumplir 4 y ya hace algún tiempo que me he plantado porque noto que en algunas ocasiones es un poco la historia del bajito mayor (hablo de "quiero comer sólo lo que me da la gana cuando me da la gana", no de "eso no me lo como ni muerto que ni me gusta ni nunca me ha gustado"), así que cuando lo detecto, trato de negociar (por ejemplo, te comes primero el postre pero luego... -lo que toque-; o hoy no, pero mañana a mediodía te pongo eso para comer); si negociar no funciona, le digo lo mismo que al bajito mayor, que si no quiere, no cene/coma/meriende, pero que no hay X (lo que haya pedido, que a veces sí que hay en casa, pero algunos días en según qué momentos de la tarde-noche no es cuestión de tentar la suerte tampoco, creo yo). Eso sí, el peque parece que aprende de la experiencia del bajito mayor -o su poco peso no le permite hacer otra cosa, no sé-, pero tras el momento de enfado, nunca se ha ido a la cama sin llenar la tripa -eso sí, previa negociación: "vale, me lo como, pero mañana me pones Y, ¿vale?"-....

En fin, toda esta parrafada y mil batallitas de abuelilla, para decirte que mucha paciencia, aún más ánimo y tratar de negociar, que seguro que encontrarás la manera de que termine por comer aunque no sea mañana...

En cuanto a los dulces en el jardín, me parece tremendo.    Nosotros tenemos suerte y en nuestro cole los tentempiés suelen ser pan o fruta y las bebidas siempre agua. La celebración de cumpleaños se hace sin dulces/chuches/regalos y los niños salen tan felices con su corona de cumpleañero y los dibujos de sus compañeros como regalo tras haberles entonado la tradicional canción de cumpleaños. En primaria sí se permite llevar dulces o chuches pero se reparten o bien en el recreo o bien tras finalizar el horario lectivo; también comen alguna vez en clase cuando organizan una especie de celebración por Navidad o vacaciones de primavera o de verano -pero sólo son tres veces al año y, a mí, personalmente, no me molesta porque hay tanto chuches como otros alimentos más sanos, aunque mi bajito mayor sea de los que ese día se hincha a comer porquerías a mansalva   -.

Si hablar con la maestra no surte efecto y no contemplas tener una charla seria con la directora del centro, quizá podrías tratar de aunar fuerzas con otras mamás e intentar algo a través de la asociación de padres (así fue como se hizo en nuestro cole lo de la prohibición de chuches/dulces/regalos en los cumples y lo del cambio de las galletas como tentempié al pan/fruta). La verdad es que lo de los dulces, malo, pero lo de los refrescos, me ha espantado.    

Un abrazo y ánimo, y ya nos contarás...