El rosa y el azul

Medalidd,

¡qué tema más interesante éste! Justo el otro día estuve a punto de colgar un post sobre esto mismo por algo que me dijo mi bajito mayor, escribí la mitad, se me borró y lo dejé estar. Yo lo había titulado los estereotipos.

Yo he tratado de educar a mis hijos en la igualdad, tienen tanto juguetes "de niño" como "de niña", aunque ellos de forma natural se han inclinado, en general, cuando eran peques, más hacia juegos "de niños". Cuando mi bajito mayor tenía alrededor de un año, le compré una sillita; las iba persiguiendo por el parque así que le procuré una propia. Tuvo que ser lila, o eso, o rosa (no había más, las sillitas eran sólo para niñas    -ahora ya se encuentran de otros colores, con más dificultad, pero las hay-), pero el lila se supone que es también un color de niña (bueno, se ve que todos los colores son de niña y los niños sólo pueden vestir de azul: cuando mi bajito menor era un bebé, le llevé al pediatra con alguna prenda naranja, creo que era un pijamita porque no había querido despertarlo para cambiarlo; para no variar, me preguntaron si era niña, pero en esta ocasión, en vez del consabido y escuchado miles de veces con mis hijos, "ah, es que con lo guapísimo que es pensaba que era una niña" -se ve que lo de el hombre y el oso, cuanto más feo, más hermoso, sigue teniendo su público  -, recibí un "ah, es que como va vestido de naranja" ).

En fin, desahogos de colores aparte, con respecto a la sillita, un familiar -aún joven -, en cuanto lo vió con su añito tierno, empujando la sillita, le espetó "a ver si iba a salir maric**"; por no armarla, me limité a preguntarle si él no había empujado nunca la silla de sus hijos. Enmudeció y nunca más volví a escucharle nada parecido; si lo ha dicho, no ha vuelto a ser delante de mí, desde luego.

Con respecto al cole, cuando estaban en preescolar, pocas veces escuché nada con respecto a estereotipos en los compañeros de mi hijo; supongo que porque tenían un rincón que se llamaba "la casa" donde jugaban a cocinar, limpiar, tender y cuidar de un muñeco bebé que tenían por allí -y tenían que rotar obligatoriamente todos por él, ya fueran niños o niñas-. Cuando escuché algo en boca de los niños (de su cole, que en los de otros coles "mejores", eso era habitual), fue, casi siempre, de aquéllos cuyos progenitores eran de ésos que eran para echarles de comer aparte, y no creo que fuera casualidad, no.

A mi bajito mayor -hablo de él porque es con el que llevo más recorrido, pero con el peque es igual- siempre le he inculcado que todos podemos hacer lo que nos dé la gana, nos guste o nos divierta, siempre que no dañe o perjudique a otros, y ello independientemente de lo que piensen otras personas. El bajito mayor, como no podía ser menos, me preguntó en aquel entonces por qué la gente decía que había cosas de niños y cosas de niñas; le contesté que por ignorancia. Le hablé de los gremios medievales, por ejemplo, de cómo antiguamente los tejedores eran hombres, aunque hoy día se vieran pocos que aún lo hacían. Tenía en aquel entonces alrededor de 4 años, creo.

Desde entonces, él ha hecho un poco lo que le ha interesado o le ha gustado sin ningún problema, indepedientemente de si era "para niños" o "para niñas" (lo he visto en la fista del cole haciendo manualidades, aunque la mayoría aplastante eran niñas); y si alguien le comentaba que lo que hacía era de niñas, le contestaba que qué tontería, que eso era para quien lo quisiera hacer, fuera niño o niña -y el adulto quedaba mudo al ver que un niño pequeño contestaba así -. Eso sí, no han sido pocas las veces últimamente en que ha venido comentando que cuando en el parque se había sentado con las niñas a hacer alguna manualidad, éstas le habían dicho que iba a "ligar" con ellas -escuchado seguro, de algún padre "graciosillo"- o que eso eran cosas de niñas.

En fin, que él ha crecido con la idea de "vive y deja vivir", por decirlo de alguna manera. Y, sin embargo, hace unas semanas, con ocasión del inicio de una actividad nueva, me dijo que su monitor llevaba el pelo largo y era un chico, que siendo un chico cómo podía ser que llevara el pelo largo, que a quién se le ocurre... Justo hacía días había estado él creando unas joyas, que llevaba puestas, así que le dije si aquello era cosa de niñas; me contestó inmediatamente, que no, que qué tontería, que cada persona puede hacer lo que más le guste, que qué mas daba si algunos creían que eso era para niñas... "Bueno, pues a ese monitor tuyo que lleva el pelo largo, será que a él le gusta llevarlo así y qué más dará lo que piensen otras personas", le dije, "cada uno viste y lleva el pelo como le da la gana, y los demás tenemos que respetarlo porque eso a nosotros no nos perjudica en nada".

Me sorprendió, para qué voy a negarlo, que me viniera con ésas con todo lo que he trabajado en ese sentido con él, y terminé por llegar a la conclusión de que, por mucho que trabajemos con nuestros hijos e hijas, siempre había algo más por reforzar porque los estereotipos sociales son fuertes y, a fuerza de ser repetidos, terminan por hacerse un hueco; contra eso, insistir en educar, repetiendo cuantas veces sean necesarias, que hay que vivir y dejar vivir (¡y predicar con el ejemplo!, que es lo más importante   ).

En el caso de tu peque, si tu peque decía que no lo quería, yo lo hubiera comprado igualmente pero "para mí". Estoy segura de que, más tarde o más temprano, en la intimidad de su hogar, tu chiqui hubiera terminado por jugar con la casita.  Y por algo se empieza... Poco a poco... Educar a los adultos es difícil, si no imposible, intentémoslo con nuestros hijos e hijas, que son el futuro.  

Un abrazo.

Había olvidado comentar que, hace unos días, el bajito mayor me recordó que le había prometido enseñarle a tejer y anteayer estuvo ayudándome a limpiar sus zapatos, por petición propia. Como él mismo me dijo, tienes que enseñarme a hacer estas cosas, mamá, porque yo necesitaré saberlas cuando sea mayor y tú ya no estés conmigo.

Un abrazo.

Medalidd,

lo mismo que tú comentas sobre la orientación sexual de tu hijo, lo pensé yo, pero como era una reunión familiar y, además, tenía a mi hijo delante, lo dejé en si él no había empujado la silla de sus hijos (que yo lo había visto haciéndolo   ). En fin, qué quieres que te diga, todavía queda mucho porque cambie la sociedad en cuanto a respeto y tolerancia se refiere (¡y eso que las cosas han cambiado mucho!): hace algún tiempo una amiga me contaba que unos parientes políticos suyos sentían como una desgracia que uno de sus hijos fuera homosexual y lo habían echado de casa cuando se enteraron  

Pobrete tu chiqui, que penita que se quedó con las ganas de la casita y los muebles, pero la próxima vez se lo pensará mejor y seguro enviará sus prejuicios a tomar viento...    A mi bajito menor, le entusiasman los castillos también, siempre anda jugando con el castillo de su hermano mayor.  

En fin, como tú bien dices, a educar a nuestros peques y mucha paciencia y mejor humor con los adultos.

Un abrazo.

María,

si no lo oyen en el patio, es en otros sitios. Yo me veo añadiendo, matizando o, directamente, posicionándome en contra de comentarios que hacen la familia, los conocidos, los progenitores de otros niños del cole, los ancianos -conocidos o no-,... delante de los niños.  En fin, lo bueno es que mis bajitos me preguntan cuando algo no les cuadra o les extraña, y espero que esto siga así...

Un abrazo.