Se murió la lavadora...

...¡y estoy feliz! Lavaba fenomenal pero era muy ruidosa, tan sólo de 5 kg y no especialmente eficiente en el secado. En el último arreglo, ya nos comentó el técnico que no nos merecía la pena volver a llamarles y confieso públicamente que, secretamente, estaba deseando que llegara el día en que no funcionara más... Serían las malas energías pero no ha tardado mucho en que llegara su hora. A pesar de todo y puesto que la avería era la misma, intenté arreglarla yo misma, pero tampoco me esforcé demasiado y cuando vi que tras unos cuantos intentos no iba, lo dejé estar y avisé al papá de los bajitos de que convendría elegir una nueva.

Yo quería una lavadora de 9 kg -bueno, en realidad, quería una de 12kg o, en su defecto, de 10kg, pero no me cabía en el hueco-, no sólo porque mis hijos son de esos niños que se manchan muchísimo -especialmente el mayor que, curiosamente, cuánto más crece, más se ensucia    -, sino también porque me hubiera gustado poder lavar las mantas en casa semanalmente -soy alérgica a los ácaros y también a la factura de la tintorería y a la tintorería misma porque nunca me atrevo a preguntar si higienizan las lavadoras tras cada uso-.

Los otros requisitos innegociables eran que fuera A+++ en cuanto a eficiencia energética, A en cuanto a eficiencia en el lavado y de las más silenciosas del mercado; con la eficiencia en el centrifugado podía ser más flexible porque tengo una centrifugadora -imprescindible en nuestro clima húmedo y lluvioso- que me es de gran ayuda en cuanto llega la época de las lluvias (9 meses al año "de ná"). Las secadoras no me gustan porque estropean mucho la ropa y elevan muchísimo el consumo energético.

Me enamoré de una alemana pero su precio doblaba el presupuesto que yo misma había establecido, así que  me fijé en una de sus hermanas pequeñas, sólo con un kilo de carga menos de lo que yo deseaba, que cumplía también los requisitos innegociables, ecológica, con programa antialergias y ¡en oferta!.

He tenido que esperar un poco por ella porque no había stock; llegó la semana pasada y la espera ha merecido la pena: en cuanto le hice un lavado en vacío, la llené y aluciné de lo silenciosa que es: el motor ni se oye durante el lavado, sólo se escucha el golpeteo de la ropa contra el tambor. Lavar, lava bien y es mucho más eficiente en el centrifugado que mi anterior lavadora a igualdad de r.p.m.

Llevo desde entonces con una sonrisa en la cara; en vez de 3/4 lavadoras diarias (5/6 los días del fin de semana), ¡sólo 1 ó 2 al día! Si además disminuyen significativamente los recibos de electricidad y agua, le hago un monumento.

En fin, está claro que, definitivamente, mi vida necesita un poquito más de emoción.

Un abrazo a todas.

Gracias, Paseante, al final las cosas son del color con que las miras , aunque reconozco que hay momentos en la vida en que hay que ponerle mucho color al cristal para conservar los ánimos.

Un abrazote, me alegro de leerte.

crichi escribió:Que alegria ojala a la mia le pasara igual jajaj es verdad en cuanto a los kilos algo que al ser solos no miraba ahora veo que es importante.
Algo que me sirvio a mi no se que alegia tienes pero yo deje de usar suavizante y en su lugar pongo vinagre de alcohol. Saca los restos de jabon que puedan quedar es mas ecologico y limpia tu lavadora con cada lavado.
Besitos y disfrutala

Cristina, si quieres le envío mis malas energías a tu lavadora; por probar, no pierdes nada.  La verdad es que es un rollo porque complica la vida diaria bastante pero, al mismo tiempo, tampoco es que apetezca tener gastos extra en los tiempos que corren y te remuerde la conciencia ecológica el pensar sólo en cambiarla porque sí por aquello de no reutilizar...

En cuanto a la capacidad de carga de la lavadora, yo soy una firme defensora de que más kilos siempre es mejor, siempre y cuando la lavadora adecúe el consumo de agua a la carga efectiva del lavado (el consumo eléctrico siempre es el mismo, desgraciadamente, y hay veces que no hay más opción que lavar, tengas o no suficiente ropa de ese color).

En cuanto al suavizante, uso el hipoalergénico de los bebés -de una marca concreta porque es el único que me/nos va bien- pero sólo en la ropa blanca para que las toallas no queden como estropajos tras el centrifugado y el secado al sol, y por aquello de que los tensoactivos aniónicos desinfecten algo más la colada -la lejía procuro no usarla salvo que sea imprescindible, porque estropea la ropa mucho y porque contamina una barbaridad, luego tiendo la ropa al sol; en la ropa de color, no uso suavizante porque se come literalmente el color-; he probado con el vinagre de manzana, que me resulta menos agresivo olfativamente hablando que el de vino, pero no me termina de gustar la sensación, no sé... Quizá con el de frambuesa quedaría más a gusto pero me parece un derroche desperdiciar un vinagre tan caro para lavar la ropa.  

Sí uso el vinagre de vino normal y corriente para limpiar la lavadora semanalmente; al mes suelo hacer un lavado también a alta temperatura pero con lejía para evitar los mohos y demás (además de secar la goma tras cada lavado y dejar la puerta abierta para que se seque el tambor -la nueva es genial para eso porque la puerta tiene un ángulo de apertura de 180º y evito el peligro de que alguno de los bajitos pase a toda velocidad y se lleve la puerta por delante-).

Fénix escribió:Atenea

Mi lavadora es de 7 kilos y le mrto cada tanto una frazada y la lava muy bien,es más o menos la cantidad de una tanda llena.

No uso suavizante y pongo doble enjuague.

Crichi buscaré ese vinagre de alcohol  

Que bueno leerte paseante

Besos

Medalidd, el tambor de la lavadora es bastante grande (yo diría que es el mismo que las de 9 kilos de la misma marca) y había pensado probar a pesarme con la manta en la báscula -tengo que comprarme una que el bajito mayor acabó con ella hace algún tiempo y nunca me acuerdo cuando vamos de compras- y, dependiendo del peso, después ver si entraba en la cubeta, pero no quiero meterla sin probar el peso: según el técnico, una de las causas de la muerte de la última lavadora fue lavar más kilos de los que podía soportar. Yo estaba acostumbrada a las de 6/7 kilos y metía sin contemplaciones todas las toallas de baño, ducha y lavabo a diario y también, aparte, las mantas del sofá al menos una vez semanalmente -soy muy friolera, mientras que el papá de los bajitos y el bajito mayor empiezan pronto a sudar si la calefacción está más alta de lo normal; el bajito menor, con su bajo peso, de momento necesita que lo abrigue mucho, así que él y yo usamos polar en invierno en casa y nos acurrucamos bajo las mantas mientras vemos la tele o leemos-.

En fin, ya te contaré cuando la pese pero sospecho que voy a tener que conformarme con tenderla al sol a diario para que mueran los odiosos ácaros porque no creo que una manta para cama de 2,5X2 metros pueda lavarla aquí.

Me alegro de leerte a ti también que te he echado de menos estos días.

Un abrazo a todas.

Cristina, en mi experiencia la causa por la que se acartonan no es el suavizante, sino el exceso de secado al sol. Si estoy en casa, suelo estar atenta y voy calculando para cuándo más o menos están completamente secas y voy mirando (si no, o me abandono a la suerte  o cambio las r.p.m. del centrifugado para dejarlas más húmedas y que se sequen más o menos para cuando llego; esto en verano, en las demás épocas en mi zona da casi igual porque hay bastante humedad); si las dejas mucho rato después de que se han secado se quedan duras como el cartón.

Si ha ocurrido ya, que no cunda el pánico, tiene solución -que descubrí accidentalmente-: las dejas por la noche al fresco y las recoges a primera hora de la mañana cuando aún están ligeramente húmedas por el rocío -siempre que no tengas alergia al polen, claro-, las extiendes en casa en el toallero o donde te venga bien y en cuanto han terminado de secar, a guardar.

Eso sí, esto es una ciencia cuasi exacta que exige trabajo de campo constante hasta dominar la técnica. En cada lugar es distinto, así que me temo que no puedo darte idea aproximada pues depende del calor del sol, humedad de la zona, fuerza del viento, etc.

Cris, la lavadora es una Bosch WAQ24468ES; por 100€ más -teniendo en cuenta la oferta- había una WAQ28468ES (la diferencia son 200r.p.m. más en el secado y un pelín más de decibelios tanto en lavado como en secado). Yo quería otra un poquito mejor que estas dos pero el precio era el doble y no me resultaba rentable teniendo en cuenta que yo ya tengo una centrifugadora y que las lavadoras no tienen una vida útil mucho más allá de 10 años, en general (con el tute que le damos nosotros, nos damos con un canto en los dientes si dura alguno más ); los decibelios también pesaban bastante, por si en alguna ocasión hay que lavar de noche sí o sí (procuro no hacerlo por no molestar -aunque con ésta no hay problema porque ni se oye de una habitación a otra con la puerta cerrada, siempre que hayas distribuido bien la carga, claro- pero a veces hay alguno enfermo y hay que lavar sábanas de imprevisto, o me he olvidado de lavar el judogi y tengo que hacerlo a la carrera para el día siguiente... ). Foto no puedo ponerte, no consigo pegarla, pero búscala en google que aparece sin problemas.

Un abrazo.

Ya nos contarás...  No desesperes que esto es puro ensayo-error...  

Un abrazo.

Cris,

qué envidia me das ahorrándote la factura de la tintorería y pudiendo lavar en casa mantas y edredones. Verde me he puesto de pura envidia    Lo del programa para los trajes me ha dejado ojiplática; no lo había oído nunca (¿se llama así el programa?). Nosotros los trajes del papá de los bajitos no los lavamos en casa; los lleva a la tintorería -los usa bastante- y lo prefiero, la verdad -es un tanto maniático con la ropa "de vestir"-. Mis vestidos de fiesta (los trajes no, no sé por qué ) sí que los he lavado en casa, incluso el faldón de bautizo de los peques, de seda natural -regalo de mi hermano-, pero a mano siempre; eso sí, los llevo a la tintorería para que los planchen cuando es necesario, que es mi pesadilla: encañonados, plisados, plieguecitos imposibles...

Yo pañales de tela no he usado nunca, bastante tenía con las diarreas y vómitos como para atreverme, aunque si hubiera más bajitos en casa y sabiendo hoy lo que sé, quizá me atreviera a darles una oportunidad (pasados los primeros meses de vida, eso sí, que con lo hiperdemandantes que me salen los peques, tanto coraje no soy capaz de echarle   ).

Y bueno, con 13 años es posible que te dure aún algunos más estando bien cuidada. La que se murió tenía unos 15 años (la "heredamos" y la llevábamos usando sólo unos meses) y la anterior, con algunos más, por ahí andaría también; eso sí, las nuevas cada vez aguantan menos. A mi madre se le acaba de morir la suya y tendría 20 años o alguno más; impensable que las nuevas duren tanto...

En fin, que te dure muchos años más y que la sigas disfrutando tanto como hasta ahora, que cuando no hay idilio con la lavadora, la vida doméstica se hace muy cuesta arriba.  Yo espero seguir tan enamorada de la mía coma hasta ahora, aunque ayer mismo caí en la cuenta de que con la cantidad de lavados en programa antialergias, dudo mucho de que el recibo de agua se vaya a reducir demasiado. En fin, todo muy pocas en la vida puede ser...

Un abrazo.

Gracias, Belén.    En cuanto a lo de comprar lo más caro, la verdad, para mí hoy en día no es así ¡y ha sido todo un aprendizaje pues yo también había vivido siempre con el lema de lo barato sale caro!    Hoy día para mí no es así: llegó un momento en que comprando las mismas marcas -y con el precio subiendo sin cesar- veía que la calidad bajaba muchísimo, así que ahora busco la mejor relación calidad-precio y miro mucho atender a mis necesidades pero sin derrochar: de ahí que comprara este modelo y no el que yo quería inicialmente, que doblaba el precio de ésta con tan sólo unas pocas prestaciones más que, siendo sinceras, tampoco iba a echar tanto de menos.

No sé, puede que como estamos en países diferentes, la cosa sea distinta por allá y la calidad sea acorde con el precio que se paga pero, en mi opinión, ahora mismo aquí no es en absoluto así salvando honrosas excepciones (sí lo era en mi adolescencia y juventud); eso sí, si detecto que hay algo que objetivamente es de buena calidad y me compensa pagarlo aunque me resulte más caro, lo hago sin remordimientos.

En lo que sí me parezco a tu marido es en esa investigación exhaustiva antes de la compra.  

Un abrazo.  

Cris,

hacerse la vida lo más fácil posible en lo doméstico para mí es también un requisito básico. A mí con carga superior no terminan de convencerme (tampoco tengo dónde ponerla, pues en una terraza o balcón no me veo yo en pleno invierno poniendo lavadoras con el frío y la lluvia), aunque supongo que todo es probar y acostumbrarse ; yo he cocinado con gas, placas eléctricas, vitrocerámica e inducción -incluso he probado las cocinas de leña, aunque esto sólo de visita- y, sin duda, me quedo con la inducción, aunque lo cocinado en cocina de leña y cazuela de barro tiene un sabor especial muy difícil de lograr en el resto de cocinas.

En cuanto a la capacidad, hoy mismo le decía al papá de los bajitos que me costaba cambiar el chip y me asombraba cuando con dos/tres lavadoras llenaba todos los tendederos de la casa -que no son pocos- pero es que prácticamente dobla la capacidad de la lavadora que tenía antes y, claro, mi piloto automático ya estaba pensando en poner otra lavadora, sin darme cuenta de que no me quedaba sitio donde tenderla.  

Un abrazo (y que conste que lo de verde de envidia era sólo una forma de hablar, que tendré otros defectos pero ése precisamente no    ).

P.D.: pues será que no puedo comparar a tamaño real pero aparentemente la cubeta no es más grande que la mía -será mi cerebro, que me juega esa pasada para no caer en el pecado de la envidia -eso sí, no pienso probar a meter más de 8kg por lo que pudiera ocurrir