Mundo de princesas

Alfonsina Jue 15 Dic 2011, 14:45

Les dejo esta nota que me pasó una amiga:

http://www.cimamujerescineastas.es/htm/comunicacion/blog/noticias.php?id=1334

Es interesante pensar los modelos que se transmiten a través de estos juegos, creo que no sólo en los niños sino en las niñas también.

Besos!

**Alines** Jue 15 Dic 2011, 15:23

Bueno, este es un tema delicado. Hay que intentar recordar por qué nos gustaba a nosotras jugar a ser princesas. En primer lugar, a mí me enamoraban los vestidos: esas faldas de vuelo, con esas telas brillantes y esos adornos...Y eso no cambia. A mi hija le encanta la Cenicienta y ahora ya se sabe los nombres de casi todas las princesas. ¿Se lo he fomentado? No. Pero surge. También le apasiona Bob Esponja y Jack Skeleton y no son príncipes precisamente.

Hoy día a todo le queremos atribuir valores y consecuencias. Está claro que nuestras vivencias forman parte de nosotr@s, pero es nuestra manera de integrar esas experiencias la que nos convierte en quienes somos. No todo el mundo reacciona de la misma manera ante la misma situación. Con eso quiero decir que no hay que anticipar que estemos transmitiendo determinados roles por el hecho de que una niña juegue con muñecas. Creo que, nos guste o no, hay una parte instintiva y otra de imitación. Un niño no suele imitar aquello que no le llama la atención.

En mi opinión existe un componente individual que hace que el crío se sienta atraido por determinados juegos. Mi hija ha tenido a su alcance juegos de construcción en los que la única gracia que ha visto ha sido en destruir lo que su padre o yo creábamos. En mi familia, la que conduce soy yo, y mi hija juega a conducir pero también le hace a su padre jugar a hacerlo. Eso significa que no excluye esa posibilidad sólo por el hecho de no haberle visto conducir...

Vivimos en un tiempo en el que estamos obsesionados por las consecuencias de todo lo que hacemos en la educación de nuestros hijos, y pienso que a veces se exagera.

maga76 Jue 15 Dic 2011, 15:34

Alucino con como lo plantea Disney:

Disney escribió:“Jugar a las princesas fomenta la integración y el fortalecimiento de las relaciones familiares: mamá es la bruja, papá el rey y ella la Princesa”

A mi no me gusta para nada el merchandising de la compañia, fuera de los estereotipos de los personajes. Una pena que este tan extendido

PD; me lo copio para FB Guiño

Blanca B Jue 15 Dic 2011, 15:38

Yo sí creo que el tema princesa está hoy muy exagerado... yo no recuerdo la vida tan "en rosa" cuando era niña. No recuerdo tanta princesa, brillantina, tacones y demás...

Desde luego, los niños imitan, pero no siempre de lo que ven en casa (en mi caso, doy fé que la parte "rosa" no la copia de mi). Pero es que el mundo de nuestros hijos es mucho más amplio que el núcleo familiar (por suerte, también).

No sé qué "consecuencias" traerá. Probablemente, ninguna. Posiblemente, sea una etapa de apetencia por ciertas cosas, al igual que ocurre a veces con la comida (esta semana me gusta esto, y la que viene, no).

No sé si realmente el grabado al subcosciente del mundo rosa pueda ser más fuerte que los valores o principios que pueda vivir en casa. El futuro dirá...

Si bien a mi me horroriza el mundo tan exagerado de las princesas (no tanto por las princesas en sí, sino por lo exagerado y superlativo que es todo), creo que tampoco es positivo coartarle a mi hija un momento y una forma de vivir su vida que para ella parece importante. Si acaso, trato de "compensar" en otros momentos.

yo no juego con ella a princesas, juego a hacer puzzles, contarle cuentos, dibujar... Para jugar a princesas ya tiene a sus amigas. Y además, que no me gusta nada. Procuro fomentarle en casa las actividades "complementarias" que a mi me gustaban y valoro positivamente, y sé que de iniciativa propia tardaría más en ejercitar.

Quiero pensar que teniendo más oferta de estilos y actividades en casa, la etapa rosa será eso, una etapa, que pasará y no necesariamente calará demasiado hondo. Espero que, como estilo superficial que ese, pase sin dejar demasiada huella...

maga76 Jue 15 Dic 2011, 15:41

Almu escribió:Hay que intentar recordar por qué nos gustaba a nosotras jugar a ser princesas. En primer lugar, a mí me enamoraban los vestidos: esas faldas de vuelo, con esas telas brillantes y esos adornos...

Solo porque me parece anecdotico comentarlo, a mi las muñecas tipo barbie y demas juegos no me iban de peque. De hecho, lo mas divertido que recuerdo de niña era mi 'relacion especial con el destornillador', me encantaba sacar tornillos de donde fuera Vergonzoso

Y por cierto, le destroce una de las barbies a mi hermana para ver como funcionaba la cabeza Vergonzoso

Por ultimo, en mi caso no ve tele ni le pongo los dibus, todos salen del disco duro externo sin publicidad, pero la seño que la cuida le ha enseñado los nombres de todas! En fin, no podemos controlarlo todo, y si mas adelante quiere algo de ellas (por ahora su mundo sigue siendo Pocoyo y Peppa Pig), pues que se le hace Qué cara

**Alines** Jue 15 Dic 2011, 16:02

maga76 escribió:
Almu escribió:Hay que intentar recordar por qué nos gustaba a nosotras jugar a ser princesas. En primer lugar, a mí me enamoraban los vestidos: esas faldas de vuelo, con esas telas brillantes y esos adornos...
Solo porque me parece anecdotico comentarlo, a mi las muñecas tipo barbie y demas juegos no me iban de peque. De hecho, lo mas divertido que recuerdo de niña era mi 'relacion especial con el destornillador', me encantaba sacar tornillos de donde fuera Y por cierto, le destroce una de las barbies a mi hermana para ver como funcionaba la cabeza

Por ultimo, en mi caso no ve tele ni le pongo los dibus, todos salen del disco duro externo sin publicidad, pero la seño que la cuida le ha enseñado los nombres de todas! En fin, no podemos controlarlo todo, y si mas adelante quiere algo de ellas (por ahora su mundo sigue siendo Pocoyo y Peppa Pig), pues que se le hace

A ver, de eso se trata: de la diversidad. A mí me gustaban los vestidos con volantes y a ti los destornilladores. Feliz

Pero eso no me ha hecho una víctima de la moda (más bien al contrario). Si acaso sigo siendo un poco urraca, porque los abalorios que brillan me chiflan. Aunque, a menudo , como hoy, me voy al curro sin arreglar y sin pendientes.

Está claro, como dice Blanca, que no todo lo que se imita se coge de casa. Mi madre, por no tener, no tenía ni lápiz de ojos. Así que yo tuve que esperar a que en un cumpleaños me regalasen unas amigas un estuche de maquillaje para hacer algo con lo que soñaba: hacerme la raya.

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