Rabietas y mala conducta
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Rabietas y mala conducta
Mi hija de 4 años lleva 2 semanas comportándose fatal, no haciendo caso, dando contestaciones, con rabietas, chuleando y es que no sabemos que hacer no ha sucedido nada para este cambio de comportamiento. El caso es que la castigo y le da igual, de verdad, no se qué hacer. Gracias de antemano.
Invitado- Invitado
las rabietas
No tengo mucho tiempo de contestar pero te pego un texto de Rosa Jové que explica el tema de las rabietas mucho mejor de lo que yo lo haria, esta extraido de http://www.crianzanatural.com Te recomiendo esta página para este tema y muchos más.
Las rabietas
“Quiéreme cuando menos me lo merezca, porque será cuando más lo necesite”.
¿Qué es una rabieta?
Cuando nacemos, el principal plan que tiene la naturaleza con nosotros es que podamos sobrevivir. Para ello nos “apega” con las personas que nos cuidan, ya que está comprobado que teniendo a un cuidador cerca vivimos más (recordad que somos una especie muy incompletita cuando nacemos). Por eso es tan importante que los bebés nos reclamen cuando no estamos cerca y por ello es tan importante que nosotros intentemos satisfacer sus necesidades más importantes (alimento, sueño, higiene, contacto…). Solo así se crea un apego seguro entre el niño y sus padres: el niño se da cuenta que tiene personas que le quieren y que le van a cuidar pase lo que pase, y por eso será un niño feliz.
Es importante durante los primeros años de la vida de un niño dejarle bien clarito que “siempre” estaremos con él, que “siempre” le querremos y le cuidaremos, aunque a veces no nos guste “exactamente” lo que hace. Eso es la base de una personalidad segura, independiente y con una autoestima capaz de soportar altibajos y adversidades.
Alrededor de los dos años (puede variar según el niño) la supervivencia del niño está ya más garantizada (se desplaza solo, puede comer casi de todo y con sus propias manos, es autónomo en sus actos más vitales ….) y la naturaleza (¡que sabia que es!) tiene otro plan para nosotros: si al principio era “apegarnos” para sobrevivir, ahora nos prepara para la independencia (pensad que sin independencia no crearíamos una familia propia, y eso es básico para el plan reproductor de la naturaleza). La independencia y autonomía es un largo camino que se va adquiriendo con la edad y a estas edades empezamos de una forma muy rudimentaria.
¿Cómo hace el niño para manifestar su independencia? Pues dada su edad es una estrategia muy simple: consiste solamente en negar al otro. Su palabra más utilizada es el “no” y es fácil de entender porque, negando al otro, empieza a expresar lo que él “no es” porque aún no sabe realmente lo que “es”. Intento explicarme mejor: ¿Cómo sé yo (niño) que soy otro y puedo hacer cosas diferentes a mis padres? ¡Pues llevándoles la contraria!. Puede que aún no tenga claro lo que voy a ser pero así sé lo que no soy: yo no soy mis padres, por lo tanto ¡soy otro!.
El único problema para los niños es que les conlleva un conflicto emocional importante porque como los padres no entienden lo que pasa y normalmente se enfadan con ellos, los niños notan que se están enfrentando a los seres que más quieren y eso les provoca una ambivalencia de sentimientos. Eso, nada más y nada menos, son las famosas rabietas: una lucha interior entre lo que debo hacer por naturaleza y una incomprensión de mis padres hacia tales actos que me provocan unos sentimientos ambivalentes y negativos.
Esa ofuscación entre querer una cosa, no entender lo que pasa y el rechazo paterno, es la fuente de la mayoría de las rabietas. Por eso lo mejor es dejarle claro que haga lo que haga siempre le queremos y le comprendemos, aunque a veces no estemos de acuerdo.
Muchos padres viven esta etapa con mucha ansiedad porque piensan que es una forma que tienen sus hijos de rebeldía, tomarles el pelo y desobediencia. Nada más lejos. En estas conductas del niño no hay ningún sentido de “ponernos a prueba” ni hay ningún juego de poder entre medio (bueno a veces los padres sí que se lo toman como tal, pero el niño nunca pretende “desafiar” al adulto, solo hacer cosas diferentes a sus padres). Si el niño lleva la contraria a sus padres es para comunicarles algo muy importante: “¿lo ves?, me hago mayor. ¡Yo no soy tú!. Puedo querer, desear y hacer cosas que tú no quieres”.
¿Qué hacemos ante una rabieta?
La mejor manera de superar las rabietas la resumo en cinco puntos:
1. Comprendiendo que el niño no pretende tomarnos el pelo.
Esta simple convicción hará que seamos más flexibles con ellos ( y por lo tanto se evitan muchos conflictos). Solamente pretende mostrarnos su identidad diferenciada.
2. Dejando que pueda hacer aquello que quiere.“¿Y si es peligroso o nocivo?, me preguntaréis. Evidentemente lo primero es salvaguardar la vida humana, pero los niños raramente piden cosas nocivas. ¿Saben lo más peligroso que me pidieron mis hijos cuando eran pequeños? ¡ir sin atar en la sillita del coche!. Evidentemente les dije que no, y no arrancamos hasta que estuvieron convencidos, pero no me han pedido nunca nada tan peligroso. Bueno, una vez mi hijo mayor cogió una pequeña rabieta porque quería un cuchillo “jamonero”, pero la culpa era más mía por dejar a su vista (y alcance) un cuchillo de tales dimensiones, que él por pedirlo. ¿no?
El hecho de que quieran llevar una ropa diferente a la que nosotros queremos puede que atente contra el buen gusto, pero raramente atentará contra la vida humana. Lo mismo pasa con alguna golosina o con otras cosas. Si usted es un padre que vigila que el entorno de su hijo sea seguro, es difícil que pueda pedir o tocar algo nocivo para él. El hecho de el niño pueda experimentar el resultado de sus acciones sin notar el rechazo paterno hará que no se sienta mal ni ambivalente (y, de paso, evitamos la rabieta).
3. Evitando tentaciones.
Los comerciantes saben perfectamente que los niños piden cosas que les gustan (por eso en los grandes supermercados suelen poner chucherías en las líneas de caja) ¿Acaso pensaba que el suyo es el único niño que montaba en cólera por una chuchería?. Si su hijo es de los que pide juguetes cuando los ve expuestos o chucherías si las tiene delante ¿qué espera?. Intente evitar esos momentos (no se lo lleve de compras a una juguetería o intente buscar una caja donde hacer cola que no tenga expositor de juguetes ni dulces) o pacte con él una solución (“Cariño vamos al súper. Mamá no puede estar comprando cada día chuches porque no son buenas para tu barriguita, así que solo elegiremos una cosita”). Si los mayores nos rendimos muchas veces a una tentación (el que esté libre de pecado que tire la primera piedra), ¿por qué pensamos que un niño puede contenerse más que nosotros?.
4. No juzgar a nuestros hijos.
Podemos expresar nuestra disconformidad, pero no atacamos la personalidad del niño o valoramos negativamente su conducta. Es decir, mi hijo no es más bueno o malo porque ha hecho una cosa bien o no. Mi hijo siempre es bueno, aunque a veces yo no le entienda o no me guste lo que ha hecho. En este sentido vean este diálogo:
Mamá: Cariño ha venido tía Marta. Ve a darle un beso.
Niño: No quiero.
Mamá: ¿Cómo que no quieres? Esto está mal. ¡Eres un niño malo!: Tía Marta te quiere mucho y tú no la quieres. Mamá no te querrá tampoco.
A partir de aquí puede haber dos opciones o el niño monta un pataleta del tipo: ¡eres tonta y tía Marta también! y ya la tenemos liada. O bien, ante la idea de perder el amor de su madre, va y le da un beso a tía Marta, a lo que su madre responde: “¡Que bien! Así me gusta ¡Qué bueno eres!” con lo que el niño aprende que es bueno cuando no se porta como él siente y que solo obra bien cuando hace lo único que quiere su madre. Es decir, se nos quiere cuando disfrazamos nuestros sentimientos.
Ninguna de las dos soluciones es correcta, porque en ningún momento hemos evitado atacar la personalidad del niño (eres malo) y hemos valorado su conducta (esto esta mal o esto está bien). Si en lugar de ello hubiéramos entendido sus emociones, a pesar de mostrar nuestra disconformidad, el resultado podría haber sido:
Mamá: cariño ha venido tía Marta. Ve a darle un beso.
Niño: No quiero.
Mamá: Vaya, parece que no te apetece dar un beso a la tía marta. (reconocemos sus sentimientos).
Niño: Sí.
Mamá: Cuando las personas van de visita a casa de otra se les da un beso de bienvenida, aunque en ese momento no se tengan muchas ganas ¿lo sabías?
Niño: No. (Y si dice que sí, es lo mismo).
Mamá: ¿vamos pues a darle un beso de bienvenida a tía Marta?
Normalmente a estas alturas el niño (que ha visto que le han entendido y que no le han valorado negativamente) suele contestar que sí. En el hipotético caso de que siga con su negativa podemos mostrar nuestra disconformidad:
Mamá: El hecho de que no se lo des me disgusta, porque en esta casa intentamos que la gente se sienta bien. ¿Qué podemos hacer para que tía Marta se sienta bien sin tu beso? (a lo mejor tía Marta es una barbuda de mucho cuidado y a su hijo no le apetece darle un beso, pero eso no implica que quiera que se sienta ofendida).
Niño: le diré hola y le tiro un beso.
Mamá: Me parece que has encontrado una solución que nos va a gustar a todos. ¡Vamos!
5. Las rabietas se pasan con la edad.
Llega un día en que el niño adquiere un lenguaje que le permite explicarse mejor que a través del llanto y las pataletas. También llega un día en que sabe lo que “es” y “quiere” y lo pide sin llevar la contraria a nadie. Llega un momento en que, si no hemos impedido sus manifestaciones autónomas y de autoafirmación, tenemos un hijo autónomo, que sabe pedir adecuadamente lo que quiere porque ha aprendido que nunca le hace falta pedirlo mal si su petición es razonable.
¿Cómo hacer que llegue antes este momento en que finalizan las rabietas? Por una parte, hemos de procurar que en la etapa anterior (la del apego que explicábamos al principio) el niño esté correctamente apegado, ya que un niño inseguro tardará más en pasar esta etapa de independencia. Así que si quiere que su hijo sea autónomo, mímele todo lo que pueda cuando sea pequeño. Para adquirir la independencia se necesita seguridad y la seguridad se adquiere con un buen apego.
Una vez haya llegado a la etapa de las rabietas, hemos de intentar que se solucionen cuanto antes. Nada de esto se dará si coartamos su deseo de separarse de nosotros, ya que lo único que se obtiene “intentando” que no se salga con la suya es un niño sumiso o rebelde (depende del tipo y grado de disciplina o autoridad empleada). Normalmente si les “ignoramos” suelen volverse más sumisos y dependientes, aunque lo que vemos es un niño que se doblega y “parece” que mejore en sus rabietas. Pero la causa que provoca esa rabieta sigue en él y se manifestará de otra forma (ahora o en la adolescencia).
Sé que es difícil acordarse de todo ante una rabieta infantil. Sé que es difícil razonar cuando estamos a punto de perder la razón. Sé que es difícil y, por eso, ante la duda de no saber como actuar, intente querer a su hijo al máximo porque él lo estará necesitando, ya que las rabietas también hacen sentirse mal a los niños.
“Quiéreme cuando menos me lo merezca porque será cuando más lo necesite” o lo que es lo mismo: “intenta ponerte en mi lugar porque yo también lo estoy pasando mal”.
Las rabietas
“Quiéreme cuando menos me lo merezca, porque será cuando más lo necesite”.
¿Qué es una rabieta?
Cuando nacemos, el principal plan que tiene la naturaleza con nosotros es que podamos sobrevivir. Para ello nos “apega” con las personas que nos cuidan, ya que está comprobado que teniendo a un cuidador cerca vivimos más (recordad que somos una especie muy incompletita cuando nacemos). Por eso es tan importante que los bebés nos reclamen cuando no estamos cerca y por ello es tan importante que nosotros intentemos satisfacer sus necesidades más importantes (alimento, sueño, higiene, contacto…). Solo así se crea un apego seguro entre el niño y sus padres: el niño se da cuenta que tiene personas que le quieren y que le van a cuidar pase lo que pase, y por eso será un niño feliz.
Es importante durante los primeros años de la vida de un niño dejarle bien clarito que “siempre” estaremos con él, que “siempre” le querremos y le cuidaremos, aunque a veces no nos guste “exactamente” lo que hace. Eso es la base de una personalidad segura, independiente y con una autoestima capaz de soportar altibajos y adversidades.
Alrededor de los dos años (puede variar según el niño) la supervivencia del niño está ya más garantizada (se desplaza solo, puede comer casi de todo y con sus propias manos, es autónomo en sus actos más vitales ….) y la naturaleza (¡que sabia que es!) tiene otro plan para nosotros: si al principio era “apegarnos” para sobrevivir, ahora nos prepara para la independencia (pensad que sin independencia no crearíamos una familia propia, y eso es básico para el plan reproductor de la naturaleza). La independencia y autonomía es un largo camino que se va adquiriendo con la edad y a estas edades empezamos de una forma muy rudimentaria.
¿Cómo hace el niño para manifestar su independencia? Pues dada su edad es una estrategia muy simple: consiste solamente en negar al otro. Su palabra más utilizada es el “no” y es fácil de entender porque, negando al otro, empieza a expresar lo que él “no es” porque aún no sabe realmente lo que “es”. Intento explicarme mejor: ¿Cómo sé yo (niño) que soy otro y puedo hacer cosas diferentes a mis padres? ¡Pues llevándoles la contraria!. Puede que aún no tenga claro lo que voy a ser pero así sé lo que no soy: yo no soy mis padres, por lo tanto ¡soy otro!.
El único problema para los niños es que les conlleva un conflicto emocional importante porque como los padres no entienden lo que pasa y normalmente se enfadan con ellos, los niños notan que se están enfrentando a los seres que más quieren y eso les provoca una ambivalencia de sentimientos. Eso, nada más y nada menos, son las famosas rabietas: una lucha interior entre lo que debo hacer por naturaleza y una incomprensión de mis padres hacia tales actos que me provocan unos sentimientos ambivalentes y negativos.
Esa ofuscación entre querer una cosa, no entender lo que pasa y el rechazo paterno, es la fuente de la mayoría de las rabietas. Por eso lo mejor es dejarle claro que haga lo que haga siempre le queremos y le comprendemos, aunque a veces no estemos de acuerdo.
Muchos padres viven esta etapa con mucha ansiedad porque piensan que es una forma que tienen sus hijos de rebeldía, tomarles el pelo y desobediencia. Nada más lejos. En estas conductas del niño no hay ningún sentido de “ponernos a prueba” ni hay ningún juego de poder entre medio (bueno a veces los padres sí que se lo toman como tal, pero el niño nunca pretende “desafiar” al adulto, solo hacer cosas diferentes a sus padres). Si el niño lleva la contraria a sus padres es para comunicarles algo muy importante: “¿lo ves?, me hago mayor. ¡Yo no soy tú!. Puedo querer, desear y hacer cosas que tú no quieres”.
¿Qué hacemos ante una rabieta?
La mejor manera de superar las rabietas la resumo en cinco puntos:
1. Comprendiendo que el niño no pretende tomarnos el pelo.
Esta simple convicción hará que seamos más flexibles con ellos ( y por lo tanto se evitan muchos conflictos). Solamente pretende mostrarnos su identidad diferenciada.
2. Dejando que pueda hacer aquello que quiere.“¿Y si es peligroso o nocivo?, me preguntaréis. Evidentemente lo primero es salvaguardar la vida humana, pero los niños raramente piden cosas nocivas. ¿Saben lo más peligroso que me pidieron mis hijos cuando eran pequeños? ¡ir sin atar en la sillita del coche!. Evidentemente les dije que no, y no arrancamos hasta que estuvieron convencidos, pero no me han pedido nunca nada tan peligroso. Bueno, una vez mi hijo mayor cogió una pequeña rabieta porque quería un cuchillo “jamonero”, pero la culpa era más mía por dejar a su vista (y alcance) un cuchillo de tales dimensiones, que él por pedirlo. ¿no?
El hecho de que quieran llevar una ropa diferente a la que nosotros queremos puede que atente contra el buen gusto, pero raramente atentará contra la vida humana. Lo mismo pasa con alguna golosina o con otras cosas. Si usted es un padre que vigila que el entorno de su hijo sea seguro, es difícil que pueda pedir o tocar algo nocivo para él. El hecho de el niño pueda experimentar el resultado de sus acciones sin notar el rechazo paterno hará que no se sienta mal ni ambivalente (y, de paso, evitamos la rabieta).
3. Evitando tentaciones.
Los comerciantes saben perfectamente que los niños piden cosas que les gustan (por eso en los grandes supermercados suelen poner chucherías en las líneas de caja) ¿Acaso pensaba que el suyo es el único niño que montaba en cólera por una chuchería?. Si su hijo es de los que pide juguetes cuando los ve expuestos o chucherías si las tiene delante ¿qué espera?. Intente evitar esos momentos (no se lo lleve de compras a una juguetería o intente buscar una caja donde hacer cola que no tenga expositor de juguetes ni dulces) o pacte con él una solución (“Cariño vamos al súper. Mamá no puede estar comprando cada día chuches porque no son buenas para tu barriguita, así que solo elegiremos una cosita”). Si los mayores nos rendimos muchas veces a una tentación (el que esté libre de pecado que tire la primera piedra), ¿por qué pensamos que un niño puede contenerse más que nosotros?.
4. No juzgar a nuestros hijos.
Podemos expresar nuestra disconformidad, pero no atacamos la personalidad del niño o valoramos negativamente su conducta. Es decir, mi hijo no es más bueno o malo porque ha hecho una cosa bien o no. Mi hijo siempre es bueno, aunque a veces yo no le entienda o no me guste lo que ha hecho. En este sentido vean este diálogo:
Mamá: Cariño ha venido tía Marta. Ve a darle un beso.
Niño: No quiero.
Mamá: ¿Cómo que no quieres? Esto está mal. ¡Eres un niño malo!: Tía Marta te quiere mucho y tú no la quieres. Mamá no te querrá tampoco.
A partir de aquí puede haber dos opciones o el niño monta un pataleta del tipo: ¡eres tonta y tía Marta también! y ya la tenemos liada. O bien, ante la idea de perder el amor de su madre, va y le da un beso a tía Marta, a lo que su madre responde: “¡Que bien! Así me gusta ¡Qué bueno eres!” con lo que el niño aprende que es bueno cuando no se porta como él siente y que solo obra bien cuando hace lo único que quiere su madre. Es decir, se nos quiere cuando disfrazamos nuestros sentimientos.
Ninguna de las dos soluciones es correcta, porque en ningún momento hemos evitado atacar la personalidad del niño (eres malo) y hemos valorado su conducta (esto esta mal o esto está bien). Si en lugar de ello hubiéramos entendido sus emociones, a pesar de mostrar nuestra disconformidad, el resultado podría haber sido:
Mamá: cariño ha venido tía Marta. Ve a darle un beso.
Niño: No quiero.
Mamá: Vaya, parece que no te apetece dar un beso a la tía marta. (reconocemos sus sentimientos).
Niño: Sí.
Mamá: Cuando las personas van de visita a casa de otra se les da un beso de bienvenida, aunque en ese momento no se tengan muchas ganas ¿lo sabías?
Niño: No. (Y si dice que sí, es lo mismo).
Mamá: ¿vamos pues a darle un beso de bienvenida a tía Marta?
Normalmente a estas alturas el niño (que ha visto que le han entendido y que no le han valorado negativamente) suele contestar que sí. En el hipotético caso de que siga con su negativa podemos mostrar nuestra disconformidad:
Mamá: El hecho de que no se lo des me disgusta, porque en esta casa intentamos que la gente se sienta bien. ¿Qué podemos hacer para que tía Marta se sienta bien sin tu beso? (a lo mejor tía Marta es una barbuda de mucho cuidado y a su hijo no le apetece darle un beso, pero eso no implica que quiera que se sienta ofendida).
Niño: le diré hola y le tiro un beso.
Mamá: Me parece que has encontrado una solución que nos va a gustar a todos. ¡Vamos!
5. Las rabietas se pasan con la edad.
Llega un día en que el niño adquiere un lenguaje que le permite explicarse mejor que a través del llanto y las pataletas. También llega un día en que sabe lo que “es” y “quiere” y lo pide sin llevar la contraria a nadie. Llega un momento en que, si no hemos impedido sus manifestaciones autónomas y de autoafirmación, tenemos un hijo autónomo, que sabe pedir adecuadamente lo que quiere porque ha aprendido que nunca le hace falta pedirlo mal si su petición es razonable.
¿Cómo hacer que llegue antes este momento en que finalizan las rabietas? Por una parte, hemos de procurar que en la etapa anterior (la del apego que explicábamos al principio) el niño esté correctamente apegado, ya que un niño inseguro tardará más en pasar esta etapa de independencia. Así que si quiere que su hijo sea autónomo, mímele todo lo que pueda cuando sea pequeño. Para adquirir la independencia se necesita seguridad y la seguridad se adquiere con un buen apego.
Una vez haya llegado a la etapa de las rabietas, hemos de intentar que se solucionen cuanto antes. Nada de esto se dará si coartamos su deseo de separarse de nosotros, ya que lo único que se obtiene “intentando” que no se salga con la suya es un niño sumiso o rebelde (depende del tipo y grado de disciplina o autoridad empleada). Normalmente si les “ignoramos” suelen volverse más sumisos y dependientes, aunque lo que vemos es un niño que se doblega y “parece” que mejore en sus rabietas. Pero la causa que provoca esa rabieta sigue en él y se manifestará de otra forma (ahora o en la adolescencia).
Sé que es difícil acordarse de todo ante una rabieta infantil. Sé que es difícil razonar cuando estamos a punto de perder la razón. Sé que es difícil y, por eso, ante la duda de no saber como actuar, intente querer a su hijo al máximo porque él lo estará necesitando, ya que las rabietas también hacen sentirse mal a los niños.
“Quiéreme cuando menos me lo merezca porque será cuando más lo necesite” o lo que es lo mismo: “intenta ponerte en mi lugar porque yo también lo estoy pasando mal”.
Invitado- Invitado
Re: Rabietas y mala conducta
y eso que no teneis tiempo como decis sois encantadoras, yeray lleva tambien una racha con las rabietas, que para que contar, paciencia que pasan, estupenda respuesta la de sandra en serio un beso.
le estoy imprimiendo la respuesta a mi marido jeje.
le estoy imprimiendo la respuesta a mi marido jeje.
yerayeidairaentandem- Nivel 5
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¡Genial el texto de Rosa Jové!
Ufff, ese texto lo he leído tantas veces...porque tengo unas fieras que cuando se ponen en plan cabezón y rabietoso hacen perder la paciencia al Santo Job
A esas edades los castigos sirven de poco y muchas veces tienen esas actitudes porque no saben canalizar su rabia, frustración y enfado o porque no saben verbalizar lo que les sucede (explicar sus emociones).
Una opción intermedia entre fingir una paciencia inexistente (porque ya nos la han agotado), hablar pausadamente y repetir por millonésima vez que se porten bien...y castigar al niño, es establecer un sistema de puntos. Yo lo hice con Yaiza cuando tenía 4 añitos y poco y Alexia era un bebé. En ese momento seguí un sistema de puntos positivos y negativos, dibujando en una tabla que le preparé unos puntos rojos y verdes y sumando al final del día a ver cómo se quedaba.
Pero tal vez sea mejor hacerlo sólo con puntos positivos, como hace la maestra de Yaiza en su clase. Ella dice que no le gusta poner puntos negativos (es un encanto de mujer).
En un folio, a ordenador, preparé una tabla con algunas actitudes que debía de cambiar (no ir descalza, recoger los juguetes, no chillar cuando su hermana dormía y no recuerdo qué cosas más, unas más importantes y otras que eran más simples) y lo puse en la nevera con un imán. Había cosas que le hacían sumar puntos y otras que le hacían restar puntos. Se las enumeré y aparte, con dibujitos, estaban bien claras en la parte inferior de la tabla.
La verdad es que funcionó. Ella sabía que si llegaba a tener 15 puntos positivos (creo que era esta cantidad) yo le compraba algo que en ese momento ella quería (no recuerdo qué). Pero, claro, a lo mejor un día ganaba 4 puntos positivos pero luego tenía 2 negativos, así que el resultado final de ese día eran 2 puntos positivos (verdes). A ella le interesaba portarse bien y mejoró bastante su conducta, pero al final me cansé de estar todo el día registrando puntos y paré de hacerlo.
Bueno, sólo es una idea por si crees que puede ayudar un poco para que se porte mejor. De todos modos, esto es sólo algo temporal, para hacer como mucho dos semanas (luego ya resulta cansado hacerlo), para que el niño vea que la casa funciona mejor si él se porta bien y que sus padres están más contentos.
Lo importante es conseguir un diálogo fluido, enseñarle a exteriorizar sentimientos, a canalizar la rabia y frustración de mejores modos y que vea que estamos allí, con él, cuando nos necesita. Que no lo dejamos solo llorando y encerrado, o algo así.
Hay un libro interesante que se llama CÓMO HABLAR PARA QUE SUS HIJOS LE ESCUCHEN Y CÓMO ESCUCHAR PARA QUE SUS HIJOS LE HABLEN.
Un saludo.
A esas edades los castigos sirven de poco y muchas veces tienen esas actitudes porque no saben canalizar su rabia, frustración y enfado o porque no saben verbalizar lo que les sucede (explicar sus emociones).
Una opción intermedia entre fingir una paciencia inexistente (porque ya nos la han agotado), hablar pausadamente y repetir por millonésima vez que se porten bien...y castigar al niño, es establecer un sistema de puntos. Yo lo hice con Yaiza cuando tenía 4 añitos y poco y Alexia era un bebé. En ese momento seguí un sistema de puntos positivos y negativos, dibujando en una tabla que le preparé unos puntos rojos y verdes y sumando al final del día a ver cómo se quedaba.
Pero tal vez sea mejor hacerlo sólo con puntos positivos, como hace la maestra de Yaiza en su clase. Ella dice que no le gusta poner puntos negativos (es un encanto de mujer).
En un folio, a ordenador, preparé una tabla con algunas actitudes que debía de cambiar (no ir descalza, recoger los juguetes, no chillar cuando su hermana dormía y no recuerdo qué cosas más, unas más importantes y otras que eran más simples) y lo puse en la nevera con un imán. Había cosas que le hacían sumar puntos y otras que le hacían restar puntos. Se las enumeré y aparte, con dibujitos, estaban bien claras en la parte inferior de la tabla.
La verdad es que funcionó. Ella sabía que si llegaba a tener 15 puntos positivos (creo que era esta cantidad) yo le compraba algo que en ese momento ella quería (no recuerdo qué). Pero, claro, a lo mejor un día ganaba 4 puntos positivos pero luego tenía 2 negativos, así que el resultado final de ese día eran 2 puntos positivos (verdes). A ella le interesaba portarse bien y mejoró bastante su conducta, pero al final me cansé de estar todo el día registrando puntos y paré de hacerlo.
Bueno, sólo es una idea por si crees que puede ayudar un poco para que se porte mejor. De todos modos, esto es sólo algo temporal, para hacer como mucho dos semanas (luego ya resulta cansado hacerlo), para que el niño vea que la casa funciona mejor si él se porta bien y que sus padres están más contentos.
Lo importante es conseguir un diálogo fluido, enseñarle a exteriorizar sentimientos, a canalizar la rabia y frustración de mejores modos y que vea que estamos allí, con él, cuando nos necesita. Que no lo dejamos solo llorando y encerrado, o algo así.
Hay un libro interesante que se llama CÓMO HABLAR PARA QUE SUS HIJOS LE ESCUCHEN Y CÓMO ESCUCHAR PARA QUE SUS HIJOS LE HABLEN.
Un saludo.
Administradora- Cantidad de envíos : 1198
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Re: Rabietas y mala conducta
Yo les cuento que Ana Elisa lleva una temporada en que "por todo" llora. Y lo peor es que se pasa mucho rato llorando y cuesta consolarla. No se a que se deba. Lo que si les cuento es que ultimamente me da un poco de resultado es pedirle que respire porofundo y cuente hasta 10, mientras yo le muevo los brazos arriba y abajo. No se si sea porque le dedico un poco de atención, o porque se distrae, pero en muchas ocasiones me funciona.
Besos,
Ginay
Besos,
Ginay
Invitado- Invitado
Re: Rabietas y mala conducta
Te pongo un fragmento de un capítulo de Penélope Leach.Es un poco largo pero creo que merece la pena y se puede sacar algo en positivo
EL NIÑO DE DOS AÑO Y MEDIO A CINCO:aprender a comportarse
Te pongo el enlace porque el mensaje es muy largo y no me deja mandarlo:
http://www.paraelbebe.net/bebes/2007/03/el-nino-de-dos-anos-y-medio-a-cinco-aprender-a-comportarse-segunda-parte/
EL NIÑO DE DOS AÑO Y MEDIO A CINCO:aprender a comportarse
Te pongo el enlace porque el mensaje es muy largo y no me deja mandarlo:
http://www.paraelbebe.net/bebes/2007/03/el-nino-de-dos-anos-y-medio-a-cinco-aprender-a-comportarse-segunda-parte/
Invitado- Invitado
Me habeís leido el pensamiento
Vaya parece ser que no soy la única. No he podido leer bien el texto. Pero estoy segura, que me ayudara.
Porque María también lleva una temporada, que las tiene cada dos por tres.
La última hace dos días, la tuvo tan fuerte, que hasta se golpeo con la mesa. Todo porque quería que dejara el carro en casa, y no hubo forma de hacerle entender que lo necesito, para ir con ella y el pequeño a la calle.
Porque María también lleva una temporada, que las tiene cada dos por tres.
La última hace dos días, la tuvo tan fuerte, que hasta se golpeo con la mesa. Todo porque quería que dejara el carro en casa, y no hubo forma de hacerle entender que lo necesito, para ir con ella y el pequeño a la calle.
Ana María- Nivel 1
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Re: Rabietas y mala conducta
Luna está igual, bastante rebelde y desobediente y no nos queda otra que tomarlo con mucha paciencia. Un abrazo!!!
Invitado- Invitado
Re: Rabietas y mala conducta
me llamo Lisi y es mi primera puesta en el foro de maternidad instintiva (vengo de lactancia materna prolongada)
Tengo dos bellezas de casi 4 y 2 años que se llaman Martí y Selva.
Me encuentro que el mayor tiene constantes rabietas por tonterias absolutas (es capricornio y, por tanto, tozudo como su madre... también capricornio y eso marca)
Además si salimos con amigos (cosa poco habitual - 2 o 3 veces al año-) se comporta fatal: rabietas, se niega a jugar con los niños (todos de su edad), nos pide cosas sin parar,... no se empiezo a preocuparme pues el resto de los niños se sociabilizan sin problemas.
En el cole, ha empezado P3, todo perfecto!!!
Intento no agobiarme pero este finde ha sido horrible... pero lo peor de todo no es que la gente se sienta incómoda sino ver lo mal que lo pasa mi hijo pues su cara lo dice todo...
Alguien me puede orientar??
Cuando tenga un momento (ufff) me leo las recomendaciones pero ya conozco la de Rosa de Crianza Natural y es genial pero sigo preocupada por la actitud y sentir de Martí...
Tengo dos bellezas de casi 4 y 2 años que se llaman Martí y Selva.
Me encuentro que el mayor tiene constantes rabietas por tonterias absolutas (es capricornio y, por tanto, tozudo como su madre... también capricornio y eso marca)
Además si salimos con amigos (cosa poco habitual - 2 o 3 veces al año-) se comporta fatal: rabietas, se niega a jugar con los niños (todos de su edad), nos pide cosas sin parar,... no se empiezo a preocuparme pues el resto de los niños se sociabilizan sin problemas.
En el cole, ha empezado P3, todo perfecto!!!
Intento no agobiarme pero este finde ha sido horrible... pero lo peor de todo no es que la gente se sienta incómoda sino ver lo mal que lo pasa mi hijo pues su cara lo dice todo...
Alguien me puede orientar??
Cuando tenga un momento (ufff) me leo las recomendaciones pero ya conozco la de Rosa de Crianza Natural y es genial pero sigo preocupada por la actitud y sentir de Martí...
Invitado- Invitado
Re: Rabietas y mala conducta
AH!! LO olvidaba: estamos con esta actitud desde verano...
Invitado- Invitado
Re: Rabietas y mala conducta
Los niños pasan por temporadas. Intenta que te cuente el porqué de esa actitud. A lo mejor,símplemente está demandando más atención.A veces,los niños no saben cómo decirnos que nos necesitan más y lo hacen en forma de "mal comportamiento".
Te pongo un enlace que nos acerca un poco más a cómo piensan los niños,espero que te ayude
http://www.telefonica.net/web2/yosai/art7.html
Besitos
Te pongo un enlace que nos acerca un poco más a cómo piensan los niños,espero que te ayude
http://www.telefonica.net/web2/yosai/art7.html
Besitos
Invitado- Invitado
Re: Rabietas y mala conducta
Opino como las demás compañeras.Los niños pasan por fases de rabietas ,la mayoría de veces porque se sienten frustrados ante algun situación y otras veces por que se producen cambios en su forma de vida que le hacen necesitar llamar la atención(celos a hermanos,necesitar pasar más tiempo con los progenitores...).Es muy díficil aliviar estas rabietas y comportamientos.Pero lo que está claro es que necesitan la comprensión y cariño de sus papás.El diálogo entre padres-hijos es muy importante,para que nuestro hijo nos diga el por qué de su forma de actúar y nosotros poder obrar en consecuencia.UN ABRAZO
Invitado- Invitado
Rabietas actividades cotidianas
Mi problema es muy similar al que describís, pero la cuestión es que las rabietas se producen por cosas cotidianas, por ejemplo dice que no quiere cambiarse de ropa y no hay manera,dice que se desnuda y lo hace y no hay quien le ponga nada encima porque se lo quita todo...y lo peor de todo es que no atiende cuando le intentas explicar tranquilamente lo que debe hacer. Además le da igual no salir a la calle, o no ir al parque si no se viste...no sé, llevamos todas las navidades (desde que no va a la guarde y cambió sus hábitos) en este plan, pero sólo nos las monta a nosotros. Hay un problema de comunicación importante y no sabemos cómo afrontar la situación, nos preocupa mucho porque se da cabezazos contra el suelo y se pone histérica, como si la estuvieran matando. Nos podeis ayudar??
Ah! acaba de cumplir 2 años y aunque entiende todo y ya va expresando ideas, su vocabulario es aún limitado.
Gracias. Saludos.
Ah! acaba de cumplir 2 años y aunque entiende todo y ya va expresando ideas, su vocabulario es aún limitado.
Gracias. Saludos.
marta- Nivel 2
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Re: Rabietas y mala conducta
Hola mamis!
Os recomiendo que pongáis vuestras dudas en un post nuevo porque aqui,como respuesta a otra duda,pueden pasar desapercibidas.
Besos de leche
Os recomiendo que pongáis vuestras dudas en un post nuevo porque aqui,como respuesta a otra duda,pueden pasar desapercibidas.
Besos de leche
Re: Rabietas y mala conducta
Gracias...ya lo he puesto en otro post.
marta- Nivel 2
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