Artículo Madres Perfectas, de El País

Os invito a leer este artículo:

http://www.elpais.com/articulo/opinion/Madres/perfectas/elpepusocdgm/20101128elpdmgpan_2/Tes

Con el que personalmente no estoy de acuerdo. Lamentablemente, no hay un apartado para opinar públicamente en la página, así que he enviado un e-mail a participacion@elpais.es que espero que le hagan llegar a la periodista que ha redactado el texto. Lo comparto con vosotras y acepto vuestras críticas y comentarios (tanto del texto original como de mis aportaciones):

Estimada Señora Elvira:

Me dirijo a usted, no sé si a través del medio adecuado, para comentarle mi opinión acerca de su artículo Madres Perfectas.

He de decirle, antes que nada, que no estoy de acuerdo con su perspectiva, ya que creo que hay un término que no es correcto para acuñar la forma de atender a los hijos a la que usted se refiere. Lo llama encimonismo. Y pienso que confunde la crianza con apego con la sobreprotección, con la falta de autoridad y con la idealización de la maternidad. Y no es lo mismo.

Comentaré algunas frases, si me lo permite:

"era mucho más fácil burlar a un padre autoritario que a esos papás y mamás encimones que hacen de su criatura el objetivo de su existencia" Yo no creo que los hijos sean el objetivo de nuestra existencia, sino una parte importante de nuestras vidas y a quienes, durante un tiempo, hay que prestar bastante atención.

"eran los tiempos anteriores a esa otra religión, la de la comida orgánica, que fusionada con el encimonismo es para echarse a temblar: niños que sólo comen pollos de granja y verduras sin plaguicidas. Lástima que luego los atiborren de antibióticos." Generalmente, quienes alimentan así a sus hijos, suelen optar por la homeopatía, no por la medicina alopática. De todos modos, ¿hay algo malo en seguir este tipo de alimentación? ¿acaso no es mejor un pollo de granja alimentado de una forma más natural que la que se ofrece a través del pienso y cocinar verduras que no han sido tratadas con plaguicidas?

"Tiene ilustres embajadoras: esas Jolies y Madonnas que recorren el mundo con niños enormes en brazos, demostrando que el apego, uno de los mandamientos del encimonismo, hay que practicarlo aunque el niño tenga edad para correr como un conejo". En nuestra sociedad, hay adultos criados antes de esas dos décadas que usted considera que llevamos de encimonismo, que siguen conviviendo con sus padres con 30 y 40 años...y yo personalmente considero que tienen edad para independizarse, vivir su propia vida y dejar de provocar gastos a sus progenitores. Y respecto a Angelina Jolie, creo que actúa correctamente, dedicándose a sus hijos cada vez que su trabajo se lo permite...ya que esta actriz, en ocasiones, por motivos laborales debe de separarse de ellos bastante, y es normal que luego desee aprovechar el tiempo perdido prodigando atenciones a sus hijos o llevando a alguno en brazos si ella lo considera necesario o le apetece. ¿Acaso los adultos no necesitamos también contacto físico con nuestra familia, amigos y pareja?

"Uno de los más valientes (digo valiente porque la respuesta es siempre agresiva) fue el escrito hace unos días por Erica Jong en The Wall Street Journal. Jong señalaba que cumplir con la estricta entrega que los expertos de esta religión exigen -celebrar la lactancia a demanda, defender esa lactancia al menos durante dos años, obviar los relojes no marcados por las exigencias del bebé y reducir la responsabilidad de la crianza al padre y a la madre, dejando fuera a los demás familiares- sólo es posible en general si se tiene un nivel económico alto, porque, ¿de dónde saca el dinero una madre normal para renunciar durante todo ese tiempo a su trabajo? En mi memoria están esos cuentos de Alice Munro en los que aparecen madres que leen incansablemente mientras dan de mamar y a menudo piensan en esa otra vida que se están perdiendo". Mire, yo he practicado la lactancia prolongada y en tándem (he amamantado a mis dos hijas de edades diferentes, ya que la mayor no se destetó durante mi segundo embarazo) superando en ambos casos con creces los dos años de lactancia que la OMS y la AEPED aconsejan como duración mínima (aunque no lo he hecho por seguir ese consejo, sino porque yo he querido) y he ofrecido el pecho a demanda (incluso a oferta, adelantándome a sus peticiones).

Pero no he renunciado a mi trabajo (transcurridas las 16 semanas de baja maternal me he reincorporado a mis obligaciones laborales) ni he pensado en qué vida me estoy perdiendo (estoy viviendo la vida que yo he decidido vivir, y que no excluye trabajo, salidas con mis amigas y tiempo para mí y para mis necesidades o aficiones) ni he reducido la responsabilidad de crianza a mi marido y a mí. Mis suegros, mis padres, mis abuelos y todo aquél que se ha ofrecido, ha tenido oportunidad de atenderlas y cuidarlas.

Tal vez haya padres que cuiden con demasiado celo a sus hijos, que se sienten frustrados porque siguen unos ideales que les impiden vivir su propia vida y que en el fondo no comparten o que obvian un problema económico grave porque no desean trabajar para poder atender las 24 horas a sus criaturas...pero ésta no es la regla general, sino la excepción. Somos muchos los padres y madres pro-crianza natural (lactancia, apego, educar con inteligencia emocional, esperar a que el niño esté preparado para dar determinados pasos en esta vida, etc.) que no dejamos de lado nuestro sentido común, pero sí permitimos que el instinto y la empatía formen parte de nuestro modo de crianza y que no vemos nada de malo en dedicar bastante tiempo a nuestros hijos cuando son pequeños o no tenemos inconveniente en amamantarlos hasta que decidan destetarse espontáneamente y que no sólo no nos importa llevarlos en brazos, sino que nos gusta...(evidentemente, si nuestros hijos quieren...nadie habla de obligarles a ir allí si quieren ir caminando, corriendo o en la silla de paseo, faltaría más). Por supuesto, distamos mucho de considerarnos a nosotros mismos padres y madres perfectos, ya que esto es una utopía que consideramos como tal. Teniendo en cuenta, además, que no existe la crianza perfecta.

La crianza natural es una filosofía con muchas variantes y perspectivas muy diferentes en algunos aspectos. Es abierta de ideas, no exenta de errores -como todas- pero sí cargada de instinto, razonamiento, argumentación, aval médico y algo importante: mucho amor. Porque si algo ha faltado durante generaciones a los niños de aquellas épocas a las que me refiero ha sido el cariño de sus padres y el contacto físico. Algo que no tiene efectos secundarios negativos, sino que ofrece una estructura firme y sólida a nuestros hijos, donde construirse como personas, con su propia personalidad, con seguridad y a la vez con autonomía.

Agradezco de antemano el tiempo que ha dedicado a leer mis comentarios, y su atención. Reciba un cordial saludo,

Désirée Sanz.

Desi, tienes toda la razón. Lástima que esta señora no creo que se moleste en leerlo. Estoy de acuerdo con Romina, estos comentarios no merecen ni que nos molestemos en hablar de ellos.

Yo soy partidaria de ejercer mi derecho al pataleo Si no recibe quejas pensará "qué cantidad de gente está de acuerdo conmigo, que nadie me escribe criticando negativamente mi artículo".

Es como cuando tengo problemas con una empresa...yo no dudo en quejarme, las veces que haga falta, y como se pongan bobalicones y encima me quiten la razón en algo que sé que la tengo y nieguen haber dicho o hecho algo, o no me quieran devolver el dinero que me deben, les cae una reclamación. Tele 2 y Telefónica ya me conocen y me tienen en su lista negra pero, ¿sabes? Conseguí mi propósito. Soy peor que Paco Martínez Soria en la película "Don Erre que Erre"

Fíjate que una vez puse una reclamación oficial a mi propia empresa Flipaban conmigo, pero les cayó igual, porque no sólo soy trabajadora, sino también cliente y consumidora.

Un saludo.