Ni triturado,ni sin triturar.

Selenia,

te estaba escribiendo un post y lo he perdido. En fin, te decía que yo estoy más o menos en las mismas. Hasta no hace mucho, vomitaba o escupía en cuanto encontraba el más mínimo hilito o el puré estaba muy espeso. Cualquier sólido también lo escupía o lo tiraba al suelo.

Lo que yo suelo hacer últimamente es prepararle un puré con tropezones blanditos. Trituro más de la mitad y lo paso por el chino y el fino, y el resto que he apartado -patata, zanahoria... todo blandito y sin hilos o texturas desagradables- lo paso por el pasapurés con la rejilla más gordita. Normalmente se lo come bastante bien, aunque tenemos algunos días más difíciles. Si veo que no se lo come, le doy un golpe de batidora y se lo ofrezco. A veces, cuela; otros días, no hay manera.

Por otro lado, a diferencia de Álvaro, al mío sí que hay cosas que aunque le gustan muchísimo, no puede, o no sabe masticarlas bien y le dan arcadas. Por ejemplo, la carne si la ve comer, la pide, le suelo cortar trocitos minúsculos a contraveta y va comiendo, pero como le gusta tanto, si se mete mucho en la boca, no sabe manejarlo, y acaba vomitando, con arcadas, escupiendo o atragantándose. El pan le gusta muchísimo también, pero sólo se come la miga: la corteza, o la tira, o te la da. Alguna vez me ha sorprendido comiendo algo que le ha gustado sin atragantarse, como trocitos de tortilla francesa, pero no es lo habitual, ni mucho menos.

Algunas texturas tampoco las soporta: por ejemplo, los garbanzos, los guisantes... le resultan demasiado harinosos al parecer.

El arroz le gusta muchísimo pero se cansa en seguida de comer y ya no quiere más, aunque se quede con hambre. El tomate se lo pelo y le quito las semillas, al igual que las uvas, que le encantan... Vamos, que tengo un bajito gourmet en casa...

El problema es que algunos días me da la sensación de que se niega a comer lo que se le pone para tomar yogur natural, que le encanta -aunque se empieza a cansar-, o cualquier otra cosa que le guste. Me preocupa un poco, la verdad, porque no quiero que sufra con la comida -si no quiere o no le gusta, le ofrezco otra cosa y ya está- pero tampoco quisiera que comiera sólo lo que quisiera cuando le apeteciera, sino lo que hay en la mesa para todos.

En fin, paciencia, más paciencia y dejarles a su ritmo es lo único que se me ocurre ahora mismo.

Un abrazo, guapa.

Uy, pues está muy bien la frase, aunque ya me gustaría a mí verle lidiar con mi bajito el día que está que se muere de hambre literalmente y no hay manera de acertar con lo que quiere...

Si las pasas, les echaré un vistazo, en fin, que no sea por no tratar de informarse...

Besitos.