Es muy competitivo y ¿obsesión? por el fútbol
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ammarmat
Blanca B
mamadezoeyjoan
Eva Roberto
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Re: Es muy competitivo y ¿obsesión? por el fútbol
En mi caso todas las actividades extraescolares, las hace en el colegio menos la de biblioteca. Ahora ya tiene en mente una ristra de actividades veraniegas y me ha pedido que la apunte a la colonia de la biblioteca, ella dice que se aburre en casa.
A mi cómo Atenea me hubiera encantado tener las oportunidades que tiene mi hija.
A mi cómo Atenea me hubiera encantado tener las oportunidades que tiene mi hija.
Invitado- Invitado
Re: Es muy competitivo y ¿obsesión? por el fútbol
odisea escribió:Atenea,
Efectivamente cuando hablaba de "actividades extraescolares" como dice L. me refería a actividades "regladas" continuadas: tal actividad, tal día a la semana, tantas horas.
Otra cosa de las actividades extraescolares (entendidas como el compromiso de ir x días a la semana) que no me gusta demasiado es el ir a la carrera todo el día o pensar que todos los días cuando acaba el cole tienes x tiempo para llegar a x lugar. A mí no me gusta, pero vamos, que no digo que sea malo ni que ellos disfruten tanto que sí compense. Sin duda soy una cabeza cuadrada jjj o bien que soy antirreloj y más en la infancia!
Yo entiendo lo que planteáis Laura y tú: odiaría llevar a mis hijos de arriba a abajo todos los días sin tiempo para jugar en una carrera loca por llegar a cuantas-más-cosas-mejor-porque-todo-es-muy-necesario-para-su-futuro. No quiero ser ese tipo de madre, no sé si se entiende lo que quiero decir, pero tampoco quiero dejar de atender sus necesidades y el bajito mayor, al menos, ya empieza a demandarlas: como A. le dice a Mayra, yo por aquí ya oigo lo de "me aburro" (ojo, que también es bueno aburrirse y aprender cómo dejar de estar aburrido por uno mismo, me parece a mí) y también me gustaría que mi hijo probara cuanta actividad quisiera sin la presión, eso sí, de tener que volver si no es lo que esperaba o si no tiene buenas sensaciones con quien la imparte o con el resto del alumnado. De hecho, el curso pasado, tras retirarlo del cole, le apuntamos a unas clases en el conservatorio para que estuviera con otros peques: eran clases de psicomotricidad y música pero hubo un problema con uno de los nenes y no quiso volver solo; traté de que me permitieran acompañarle pero, como no lo hicieron, y él se negaba a entrar sin mí a pesar de que pusieron a nuestra disposición un profe de apoyo, no volvió a ir.
En fin, lo que quiero decir es que, para mí, parte de la infancia es experimentar y en este sentido, tan importante me parece acudir a un taller de fotografía como tirarse horas jugando a las construcciones, el parchís, los trenes... Si le niego o no le ofrezco esas vivencias estando en mi mano (a lo que no llego, por lo que sea -economía, distancia...-, no llego y no me flagelo), creo que flaco favor le hago... Algunas de esas actividades le llevarán a descubrir lo que quiere ser/hacer en la vida, otras se quedarán como aficiones, otras simplemente como un grato recuerdo y otras quizá en un momento dado le permitan reinventarse profesionalmente -lo que no me parece nada desdeñable en este mundo que ya no es el que vivieron nuestros padres-.
Por otro lado, con 4 años yo sí creo, como dice Ana, que hay niños que están maduros para asumir acudir a una actividad x días a la semana y, si no lo están, a mí me parece tan sencillo como no llevarles el día que no quieren, para evitar que la aborrezcan; no sé, no me parece un drama con esa edad que un día concreto no vayan. Mi bajito mayor estuvo acudiendo a la piscina con mi madre una temporada cuando el peque nació: a veces quedaba con mi madre el día anterior y, llegado el momento, no le apetecía: no se iba y listo.
odisea escribió:Madre mía la de cosas que hacéis (y yo pendiente de quedar contigo pero esta lluvia que no cesa...). Pues mi enano (de Simone no hablo porque es muy pequeña) lo que prefiere es estar en casa. Miras actividades, propones y raramente te dice que sí. Vamos, que a veces tengo que utilizar juegos malabares y dialécticos para llevármelo al parque después del cole (¡si es que no llueve, claro!). Luego se lo pasa bien por eso lo intento. Pero, de primeras, la respuesta siempre es ¡a casa!
Y después ya tengo comprobado que hacer muchas cosas tampoco es bueno para nuestra dinámica familiar. Nos cuesta muchísimo arrancar y llegar puntuales a cualquier actividad (en el caso de que Ulises se digne a decir que le mola) es un estrés. Al final el estrés por intentar llegar a una hora en mi caso no me compensa y prefiero acabar en el parque de abajo (sí, siempre lo mismo) pero bajar tranquilos, sin estrés, sin agobios, disfrutando de los juegos del camino, de lo que vamos viendo, de pasar el rato sin más... La verdad es que admiro a las familias que sois capaces de hacerlo porque a mí me gustaría hacer más cosas pero a la hora de la verdad, la práctica me dice que pocas cosas y cercanas, muy, muy cercanas...
Nosotros por esta etapa de no quiero-no me apetece hemos pasado también y aún sabiendo que después se lo pasaba bien, tras intentar motivarle -sin presionar- y no obtener resultado, he respetado su negativa. También hemos pasado por lo del estrés por llegar a la hora -creo que ya lo conté por aquí alguna vez-, pero he acabado por aprender a organizarme mejor, que en parte era mi problema, y los bajitos también han crecido y se nota, aunque aún tenemos algún día de ésos. No pasa nada, lo importante es no agobiarse, como bien apuntas, y disfrutar del camino: ver, tocar y oler las flores, montar en el bus y charlar con la vecina de asiento, ir en tren y descubrir, al bajar, un parque nuevo, jugar con las piedras del camino... y ver pasar el camión de la Co-ca_Co-la.
macedonia escribió:Con doce años me apuntaron a mecanografía y esto sí lo recuerdo con agrado. De hecho, me encantaba darle a la máquina. Me compraron una electrónica y me tiraba las horas muertas escribiendo pensamientos propios, mecanografiando sentada sobre la cama
Además de todo fue un acierto porque me sirvió de mucho después, a la hora de currar, la velocidad al teclado.
Aquí otra rarita que también fue a mecanografía encantada y, en mi caso, de motu propio además En 2 ó 3 semanas me puse al nivel de las que ya llevaban meses acudiendo y las superé en pulsaciones ; eso sí, yo no tuve máquina electrónica, que ésas llegaron justo al poco tiempo (por cierto, aún conservo mi antigua máquina de escribir: una flamante olivetti de color azul que, cuando me la compraron, era lo más ). Como a ti, a mí también me vino bien después.
Un abrazo.
Atenea- Nivel 5
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Re: Es muy competitivo y ¿obsesión? por el fútbol
Yo también hice mecanografia y conservo aún mi olivetti.
Mi hija se aburre en casa, es un hecho consumado, ya ha buscado un par de campamentos en verano porque sabe que se aburre, y no me extraña porque sin posibilidad de vacacioes, Albertos está de vacas ahora, sin coche, que en verano se nota mucho, y con los amigos desplazados a pueblos no queda otra que los campas urbanos.
Yo a mi hija tengo que estar frenándola para el año que viene quiere hacer; fútbol, catecismo, danza, coro, badminton, kárate ....
Mi hija se aburre en casa, es un hecho consumado, ya ha buscado un par de campamentos en verano porque sabe que se aburre, y no me extraña porque sin posibilidad de vacacioes, Albertos está de vacas ahora, sin coche, que en verano se nota mucho, y con los amigos desplazados a pueblos no queda otra que los campas urbanos.
Yo a mi hija tengo que estar frenándola para el año que viene quiere hacer; fútbol, catecismo, danza, coro, badminton, kárate ....
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Re: Es muy competitivo y ¿obsesión? por el fútbol
Kaixo,
Bueno, la cosa es que, tanto si tenemos un terremoto de criatura que se quiere apuntar a un bombardeo, como si es la tranquilidad hecha persona y con el cole, la casa y el parque ya tiene de sobra, sepamos adaptarnos a nuestros peques.
Supongo que el truco está en callar la voz de la niña que fuimos y que si volviera haría o dejaría de hacer, y escuchemos bien a los peques. Que no estresemos a los niños tranquilos ofreciéndoles un mundo de posibilidades que ni buscan ni necesitan, ni apalanquemos a los movidos bajo la creencia de que así disfrutarán más de su infancia. Que dejemos que picotee de un millón de cosas quien así lo necesite para crecer y para encontrarse, sin cabrearnos porque "este niño lo deja todo a la primera de cambio". Que dejemos que disfrute de su pasión quien haya sido capaz de encontrarla, sin pensar "menuda obsesión todo el santo día con el mismo tema".
Yo me apuntaba a todo de pequeña (actividades muy tranquilas, de estudio, cuando era txiki, porque en el cole me aburría soberanamente, necesitaba más), creativas más tarde y deportivas ya casi en la juventud. A una o dos actividades por curso escolar, más las colonias, campamentos y udalekus (¿colonias abiertas?) de las vacaciones. Mis hermanos nunca se apuntaron a nada (si no nos pareciésemos tanto diría que soy la adoptada), no les hizo falta. Mis padres respetaron ambas posturas y nos ha ido bien.
Esta manera de respetarnos, que es en lo que más instintivos han sido, en no dirigir nuestro ocio ni nuestra formación, sólo apoyar nuestras decisiones, es algo que realmente les agradezco. Porque es lo que ha conseguido que cada uno seamos nosotros mismos, dedicados a cosas bien distintas, pero cada uno feliz en su vida. Por eso les perdono los ratos menos instintivos y las peleas con las espinacas .
Por cierto, hablando de esto en familia, le preguntaba un día a mi madre si echó de menos que pasara más tiempo con ella en lugar de estar metida en todas las salsas. Ella me comentaba que, curiosamente, a pesar de haber dedicado un tiempo a estar haciendo todas esas actividades, mientras que mis hermanos disponían de esas horas para estar en casa, su sensación siempre ha sido que conmigo es con la que más tiempo ha pasado. Quizá porque llegaba a casa llena de intensidad a compartir mis experiencias (prefiero pensar eso que pensar que mi tiempo se le hacía más largo ). Al fin y al cabo, mis hermanos, más parejos en edad, se entretenían entre ellos; pero yo que quedaba un poco más descolgada, acudía más a ella.
Bueno, la cosa es que, tanto si tenemos un terremoto de criatura que se quiere apuntar a un bombardeo, como si es la tranquilidad hecha persona y con el cole, la casa y el parque ya tiene de sobra, sepamos adaptarnos a nuestros peques.
Supongo que el truco está en callar la voz de la niña que fuimos y que si volviera haría o dejaría de hacer, y escuchemos bien a los peques. Que no estresemos a los niños tranquilos ofreciéndoles un mundo de posibilidades que ni buscan ni necesitan, ni apalanquemos a los movidos bajo la creencia de que así disfrutarán más de su infancia. Que dejemos que picotee de un millón de cosas quien así lo necesite para crecer y para encontrarse, sin cabrearnos porque "este niño lo deja todo a la primera de cambio". Que dejemos que disfrute de su pasión quien haya sido capaz de encontrarla, sin pensar "menuda obsesión todo el santo día con el mismo tema".
Yo me apuntaba a todo de pequeña (actividades muy tranquilas, de estudio, cuando era txiki, porque en el cole me aburría soberanamente, necesitaba más), creativas más tarde y deportivas ya casi en la juventud. A una o dos actividades por curso escolar, más las colonias, campamentos y udalekus (¿colonias abiertas?) de las vacaciones. Mis hermanos nunca se apuntaron a nada (si no nos pareciésemos tanto diría que soy la adoptada), no les hizo falta. Mis padres respetaron ambas posturas y nos ha ido bien.
Esta manera de respetarnos, que es en lo que más instintivos han sido, en no dirigir nuestro ocio ni nuestra formación, sólo apoyar nuestras decisiones, es algo que realmente les agradezco. Porque es lo que ha conseguido que cada uno seamos nosotros mismos, dedicados a cosas bien distintas, pero cada uno feliz en su vida. Por eso les perdono los ratos menos instintivos y las peleas con las espinacas .
Por cierto, hablando de esto en familia, le preguntaba un día a mi madre si echó de menos que pasara más tiempo con ella en lugar de estar metida en todas las salsas. Ella me comentaba que, curiosamente, a pesar de haber dedicado un tiempo a estar haciendo todas esas actividades, mientras que mis hermanos disponían de esas horas para estar en casa, su sensación siempre ha sido que conmigo es con la que más tiempo ha pasado. Quizá porque llegaba a casa llena de intensidad a compartir mis experiencias (prefiero pensar eso que pensar que mi tiempo se le hacía más largo ). Al fin y al cabo, mis hermanos, más parejos en edad, se entretenían entre ellos; pero yo que quedaba un poco más descolgada, acudía más a ella.
ammarmat- Nivel 1
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Re: Es muy competitivo y ¿obsesión? por el fútbol
Me ha gustado mucho tu reflexión Ammarmat y la comparto plenamente.
Yo recuerdo haber ido a algunas extraescolares durante mi infancia (una era inglés que odiaba y me ha resultado de lo más beneficioso en mi vida) y otra dibujo, además de hacer infinidad de deportes (de los más variados) durante mi infancia y adolescencia, pero únicamente los fines de semana.
También he ido a ballet de pequeña y al verme en las fotografías como una "albóndiga con tutú" al lado de mis espigadas compañeras, solía preguntarle a mi mamá cómo se le había ocurrido apuntarme a ballet cuando era claro que carecía de talento y aptitudes, y ella siempre me respondía "Es que te gustaba mucho ir y así lo querías". Ahora que soy madre lo entiendo.
En mi familia hay tradición naviera, siempre hemos tenido veleros y nos gusta navegar. Mi padre, Ingeniero Naval, tuvo la suerte de que mi hermano lo acompañara en su pasión y sin embargo a mi se me dio por los caballos, y jamás en 38 años he aprendido a navegar.
Mis padres siempre me apoyaron en mi pasión, y ahora de grande entiendo y agradezco los enormes esfuerzos económicos que hicieron para que yo no tuviera que abandonar el deporte o vender mi caballo. Incluso, cuando a raíz de mi pasión, quise estudiar Profesorado de Equitación, tampoco se negaron a ello aunque claramente iba en contra de su voluntad (como me lo demostraban cada vez que intentaban convencerme )
Hoy puedo decir que gracias a su apoyo, mi vida es lo que es, porque si no hubiera seguido con los caballos, nunca hubiera venido a España hace 11 años y seguramente mi vida hubiera sido totalmente distinta.
Así que yo puedo dar fe, con mi experiencia, de que es importante respetar los gustos y pasiones de cada hijo, porque eso puede ser determinante en las decisiones que tomen en sus vidas.
Un abrazo!!
Yo recuerdo haber ido a algunas extraescolares durante mi infancia (una era inglés que odiaba y me ha resultado de lo más beneficioso en mi vida) y otra dibujo, además de hacer infinidad de deportes (de los más variados) durante mi infancia y adolescencia, pero únicamente los fines de semana.
También he ido a ballet de pequeña y al verme en las fotografías como una "albóndiga con tutú" al lado de mis espigadas compañeras, solía preguntarle a mi mamá cómo se le había ocurrido apuntarme a ballet cuando era claro que carecía de talento y aptitudes, y ella siempre me respondía "Es que te gustaba mucho ir y así lo querías". Ahora que soy madre lo entiendo.
En mi familia hay tradición naviera, siempre hemos tenido veleros y nos gusta navegar. Mi padre, Ingeniero Naval, tuvo la suerte de que mi hermano lo acompañara en su pasión y sin embargo a mi se me dio por los caballos, y jamás en 38 años he aprendido a navegar.
Mis padres siempre me apoyaron en mi pasión, y ahora de grande entiendo y agradezco los enormes esfuerzos económicos que hicieron para que yo no tuviera que abandonar el deporte o vender mi caballo. Incluso, cuando a raíz de mi pasión, quise estudiar Profesorado de Equitación, tampoco se negaron a ello aunque claramente iba en contra de su voluntad (como me lo demostraban cada vez que intentaban convencerme )
Hoy puedo decir que gracias a su apoyo, mi vida es lo que es, porque si no hubiera seguido con los caballos, nunca hubiera venido a España hace 11 años y seguramente mi vida hubiera sido totalmente distinta.
Así que yo puedo dar fe, con mi experiencia, de que es importante respetar los gustos y pasiones de cada hijo, porque eso puede ser determinante en las decisiones que tomen en sus vidas.
Un abrazo!!
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