El nacimiento de Arnau (17/11/2010)

Hola chicas

Llevo días queriendo entrar para agradeceros todos vuestros mensajes de felicitación, pero estas semanas han sido muy ajetreadas con cantidad de visitas de familiares y amigos y por supuesto de plena dedicación a mi pequeñín, Arnau. Ya no me acordaba de lo que suponía tener a un bebito en casa. Aunque reconozco que me paso muchos ratos simplemente contemplándole cuando duerme o cuando mama. Es algo precioso.

Bueno lo primero que quería contaros es que la llegada al mundo de mi niño ha sido la experiencia más bonita, más emocionante y más intensa que hemos vivido mi marido y yo. Cuando digo esto no puedo evitar sentir un poquito de pena por haber perdido la oportunidad de vivir de la misma manera el nacimiento de nuestra primera hija. Pero siempre digo lo mismo, el nacimiento de Nerea es el que me convirtió en madre y eso va ser para mi siempre muy especial. Además, gracias a esta primera experiencia hemos buscado algo diferente y creo que esta vez sin duda ha superado todas nuestras expectativas.

Bueno os cuento desde el principio. Ya sabéis que superada la semana 41, Enrique Lebrero nos dijo que debíamos permanecer cerca del Hospital Acuario para ir controlando más frecuentemente el embarazo. Desde el primer momento os puedo asegurar que Enrique supo transmitirme tanta confianza y seguridad de que todo estaba fenomenal, que a pesar de que pasaban los días y el parto se retrasaba, yo me sentía muy tranquila. Y eso es lo que yo le transmitía a él: tranquilidad. Por ese motivo, nunca recibí ningún tipo de presión para acelerar el parto, para firmar el protocolo por estar en la semana 42, etc. Algo que le agradezco con toda mi alma, ya que pienso que quedan muy pocos profesionales tan respetuosos con el nacimiento y que se dediquen con tanta vocación a su trabajo como lo hacen ellos. En cuanto a las matronas, he de decir que nos trataron genial. Nos decían que podíamos ir a escuchar al bebé cuantas veces quisiéramos. Y eso me daba tanta confianza, que sinceramente no lo necesitaba.

Bueno pues nos fuimos a Beniarbeig, nos alojamos en los apartamentos que están junto a la maternidad y después de acudir a las visitas nos dedicábamos a hacer turismo por la zona. Yo creo que esto también ha contribuido a que nuestra estancia allí haya sido tan especial, ya que los últimos días de embarazo mi marido y yo hemos tenido mucho tiempo para estar los dos juntos, para apoyarnos mutuamente, hablar de nuestras cosas, etc. Bueno, pues precisamente el día que estuvimos en Benidorm, por la noche rompí aguas. Durante esa noche tuve muchas contracciones, y yo estaba muy felíz. Por fin me dejaban poner de parto y por lo tanto sabía que mi hijo ya estaba preparado para venir al mundo. Al día siguiente, se pararon las contracciones durante el día, cosa que es bastante frecuente y esperamos a ver que pasaba por la noche. Como la cosa siguió muy estancada, al día siguiente hablamos de intentar una inducción. Por lo que me contó Enrique, sí es posible hacer una inducción moderada tras una cesárea previa, pero nunca habíamos hablado de esto ya que tal y como me explicó, a él no le gusta generalizar y prefiere aconsejar según cada mujer y cada situación. En ese momento pedí a la matrona que me explorara para saber si las contracciones que había tenido habían sido productivas y tal como me esperaba la situación no era muy favorable para empezar con una inducción. Así que con la matrona a punto de ponerme las prostanglandinas, pedí hablar de nuevo con Enrique para decirle que no quería someterme a largas horas de inducción para terminar igualmente en una cesárea y que teniendo en cuenta que no había dilatación, me dijera cual era su opinión. Él me dijo que no quería cerrarme ninguna puerta porque sabía cual era mi ilusión, pero que como ya llevábamos unas horas con la bolsa rota, le parecía que mi postura era muy sensata. Así que con toda humildad accedí a que me hicieran una cesárea. A partir de ese momento, me sentí muy apoyada emocionalmente. Enrique vino varias veces a visitarme antes de bajar al quirófano y estuvo animándome en todo momento. Es una persona extraordinaria.

Bueno pues a eso de las 16:15 h. vinieron a buscarme a la habitación y Mª Carmen, una auxiliar de quirófano maravillosa nos pregunto si teníamos la cámara de fotos ya que ella nos haría el reportaje del nacimiento de nuestro hijo. Bajamos todos juntos al quirófano y allí nos estaba esperando todo el equipo (no sé cual de ellos más cariñoso). Mientras el anestesista me ponía la anestesia, Enrique me sujetaba por los hombros y me dijo: “Tranquila Laura, me alegro de compartir este momento contigo porque cuando salgas de aquí , te aseguro que ya no te acordarás de tu primera cesárea". Yo le respondí que también me alegraba de que él estuviera allí ya que estaba en las mejores manos. Enseguida vino mi marido que había ido a ponerse la ropa adecuada y yo pues les estaba contando a todos mi primera experiencia porque sentía pánico al pensar que pudiera repetirse otra vez. Me escucharon muy atentamente y me dijeron que estuviera tranquila porque aquello no se volvería a repetir. Se sentó mi marido a mi lado cogiéndome de la mano, (he de decir que allí no te atan los brazos en cruz como se suele hacer en todos los quirófanos, ya que sino ¿como iba a recibir a mi hijo? )
Empezó la intervención y sin apenas darme cuenta, Enrique le dijo a mi marido que si quería ver como salía la cabecita que le avisaría cuando estuviera a punto para que se levantara de la silla. A todo esto Mª Carmen no paraba de hacer fotos. En ese momento, le escuche decir a Enrique: "Ya está aquí, ya está aquí, aunque no le oís, ya está llorando". ¡¡¡¡Madre mía que emoción!!! Mi marido se levantó para verlo mejor y a las 16:40 y con la música de fondo "La vida es bella" nació mi niño al que pude ver con su cordón umbilical, aún unido a mi. Me pareció precioso y enorme (4200Kg) y aún tenía su cuerpecito cubierto de vérnix. Lo secaron un poquito y me lo pusieron enseguida sobre mi pecho. No puedo describir la felicidad que sentí en ese momento y nunca olvidaré la cara de mi marido emocionado por el momento tan bello que estábamos viviendo.
Bueno pues en resumen, he de deciros que con el nacimiento de Arnau he entendido que lo importante no es por donde sale el bebé sino el trato humanizado y respetuoso que recibes en ese momento irrepetible y único en la vida de cada família. Yo estaba obsesionada con el parto vaginal porque asociaba el parto por cesárea con una experiencia negativa. De hecho nunca hasta ahora había podido ver fotos o videos en los que apareciera una cesárea. Era totalmente incapaz. En cambio ahora miró una y otra vez las fotos del parto de Arnau y me parecen preciosas y son un recuerdo maravilloso. Estoy felíz, primero porque esta experiencia me ha dado lo más bonito del mundo que es tener otro hijo y segundo porque he logrado superar un mal recuerdo y sanar la herida emocional que seguro que muchas de las que habéis pasado por una experiencia similar, entenderéis lo mucho que ello significa.
Otro de los momentos más emocionante y maravillosos de esos días fue sin duda cuando se conocieron los dos hermanos. Nunca olvidaré la emoción que sentí cuando ví a Nerea entrar por la puerta de la habitación con aquella carita tan emocionada, con tantas ganas de conocer a su hermano y de estar otra vez con sus papis a los que había echado tanto de menos aquella semana. La ví tan mayor y tan guapa que no podía contener la emoción pensando lo rápido que habían pasado esos 6 años. Y con respecto a la relación con su hermano, sólo puedo decir que estoy gratamente sorprendida por lo madura que ha demostrado ser. Le cuida como si fuera una segunda mamá y no le importa en absoluto que yo tenga que estar más pendiente de él. Por cierto, el primer día me pidió probar la teta pero que penita, con lo que le gustaba ya no se acordaba de succionar.

En fin, chicas vaya rollo os he soltado. He tenido que escribirlo por fascículos y con una sola mano, así que disculpadme si ha quedado un poco caótico.