Me estoy quedando sin leche

Ana,

yo estoy de acuerdo con Y. y no me preocuparía demasiado siempre que al peque lo veas activo y feliz. Si no ha mamado de noche pero te has sentido el pecho como muy vacío cuando ha amanecido quizá es que el peque ya esté adquiriendo otro ritmo de sueño (yo noté un cambio radical en el sueño de mis dos bajitos a los 18 meses) y si es así, disfrútalo, ya quisieran muchas; o si colecháis, quizá haya hecho alguna toma de noche y tú ni te has enterado -a mí me ha ocurrido más de una vez- o que al principio de la noche haya hecho tomas muy largas y te haya "vaciado" el pecho.

Esa sensación que tú tienes como de "estar seca" yo la he tenido muchas veces cuando mi peque está enfermo y no toma nada de comida -y sí quiere tomar más leche materna- pero eso no quiere decir que ya no tengas suficiente leche, sólo que por la razón que sea, tu peque ha demandado más: en unos días la producción se ajusta a la demanda. Quizá lo que ocurre es que está en una crisis de crecimiento; yo las he notado mucho en mis bajitos: cuando durante algún tiempo comen en mucha cantidad, demandan mucha comida (LM y "sólido"), es que están a punto de crecer.

De todas maneras, si estás muy preocupada, yo haría dos cosas: por un lado, ir a tu médico y pedirle que te haga análisis de tiroides por si acaso hubiera realmente algún desajuste y ofrecerle lácteos, preferiblemente yogur, y digo yogur y no leche por los beneficios que tiene y aporta -más en esta época en la que estamos- y un poco también porque a mis bajitos, les costó menos acostumbrarse al sabor del yogur que al de la leche (el peque no toma lácteos porque tiene intolerancia, pero la última vez que probamos, se tomó un yogur, feliz; la leche, ni olerla), aunque en eso cada niño es un mundo y quizá el tuyo prefiera la leche.

Un abrazo y ánimo.

Ana, pase lo que pase, puedes sentirte muy orgullosa de tu lactancia: no hay tantos peques que reciban un regalo así; piensa además, que incluso si se tratara de un destete, ha sido lo que él ha decidido y, contra eso, poco podemos hacer las mámas. De toda maneras, por animarte, mi bajito mayor estuvo muchos meses haciendo sólo un par de tomas diarias antes de pasar a hacer una sola al día, así que incluso si se tratara de un destete, no tiene por qué ser inminente. Un fuerte abrazo y mucho ánimo.

paseante1 escribió:
Por lo demás, tal vez sea mejor evitar los alimentos azucarados en niños pequeños. Lo cual puede ser un problema, dado que los fabricantes saben muy bien que el azúcar crea hábito y además es barato, y lo ponen en muchos productos destinados a poder ser consumidos por niños. Una cosa es el azúcar natural de las frutas: la fructosa, o el de la leche: la lactosa... y otra es la sacarosa, que es a lo que llamamos azúcar normalmente. Y, por cierto, no deberíamos abusar de ella en absoluto, a ninguna edad; debería quedarse para ocasiones especiales, como ocurría en tiempos de nuestros abuelos (bueno, de vuestros bisabuelos). En general, la diabetes es más frecuente en las culturas que toman dulces habitualmente; y aún más: recientes investigaciones avalan la no tan reciente sospecha de que el consumo habitual de dulces puede estar relacionado con algunos cánceres...

Paseante, gracias por la información: se la leeré al papá de los bajitos, que es un gran consumidor de dulces. :/ De todas maneras, yo me refería al yogur natural sin azúcar. Yogures de sabores y otro tipo de lácteos ya azucarados entran en casa sólo excepcionalmente. No cuento nuestra experiencia por no acaparar el post, pero puedo dar fe de que el azúcar crea hábito muy rápidamente además.   

Un abrazo a tod@s.

Ana,

me alegra que lo estés llevando mejor.

En cuanto al azúcar, mi bajito no lo había probado jamás hasta los 3 años a pesar de los esfuerzos de la abuela -bueno, miento, que allá por sus 14 meses y con ocasión de un viaje, paramos a comer y se terminó mis natillas; a la vuelta le di yo unas cuantas para que comiera algo y viniera tranquilo, porque la ida había sido un infierno-.

Tenía poco más de 3 años y su abuela, con ocasión de una comida familiar trajo para los niños una bolsa llena de chuches para cada uno "para que se entretuvieran" (mejor si hubiera comprado cuentos, cuadernos para pintar, pinturas...). Mi bajito, llevaba ya algún tiempo muy curioso respecto a las chuches que veía tomar a todas horas a los niños en el parque, así que al descubrir unos ositos de goma, me pidió permiso para probarlos. Le dije que si él quería, que los probara; lo hizo, escupiéndolo al momento y repartiendo después, muerto de risa, el resto de las gominolas a los demás asistentes. Alguna otra vez más quiso probar los caramelos, cosa que hizo y acabó escupiendo el caramelo o dándomelo para que lo guardara porque él "ya se lo había comido".

Un año más tarde, cuando ya el bajito mayor empezó a ir al cole, pedí a mi madre que fuera a buscarlo cuando el bajito menor se quedaba dormido por la tarde para poder respetar al máximo su sueño. Le dije que pasara por casa, que yo preparaba la merienda del bajito mayor, pero prefirió hacerlo ella. Comenzó a llevarle natillas, flanes y similares de merienda a diario "como llevan los demás" porque "es que el niño me pide". Por hacer la historia corta, de ser un niño que siempre había tomado el yogur natural y sin azúcar pasó a pedir únicamente natillas, flanes y yogures de sabores (eso sí, las chuches sigue sin soportarlas, salvo patatas fritas, gusanitos y unas bolitas que vienen en unos envases pequeños y que son puro azúcar con un montón de conservantes, colorantes, antiapelmazantes... y que también le facilitó mi madre). Coincidió además en que era un momento en que empezó a comer especialmente mal (además de los lácteos azucarados, también le llevaba galletitas y similares), me planté -lo hubiera hecho igual, aunque hubiera comido bien porque un par de natillas y galletitas a diario no son mi ejemplo de comida sana para nada- y le expliqué que de cuando en cuando compraríamos alguno pero que consumir esos productos diariamente no era sano. Bajé progresivamente el consumo de lácteos azucarados para que se le hiciera menos duro y los sustituí por los yogures naturales de siempre pero... ya no quiso volver a tomárselos sin nada, así que le añado una mínima cantidad de azúcar moreno o una cucharadita de miel (alguna vez jarabe de arce); en realidad, podría tomárselos sin nada porque algunas veces se toma directamente la cucharadita de miel y luego el yogur pero... Y es que si por el bajito mayor fuera, sólo comería flanes, natillas y yogures de sabores... La abuela nos ha hecho la concesión de que, al menos, los flanes, cuando comemos en su casa, fueran de huevo y sin conservantes o bien caseros. En fin, que en nada y menos, se nos ha hecho adicto al azúcar (pastelillos, galletas, ...)

Un abrazo.

Si tienes razón, Nuria, y yo era consciente de que, en algún momento iba a pedir probarlos aunque no fuera más que por imitación -como así fue- pero lo que no me pude ni siquiera imaginar era lo rápidamente que se iba a hacer adicto al azúcar. De todas maneras, no me parece en absoluto tiempo perdido ya no sólo por los tres años en que no ha tomado nada ni de azúcar ni de aditivos, sino porque si hubiera tomado azúcar desde el principio, ahora probablemente estaría consumiendo chuches a mansalva como hacen sus compañeros; que quizá es cuestión de paladar también y tampoco las hubiera querido de empezar desde el principio con el azúcar, pero quiero pensar que no es sólo por eso y, lo cierto es que el pobre hizo esfuerzos porque le gustaran las chuches como a los demás, pero el sabor, tan artificial, le resultaba repulsivo: ahora, si le ofrecen caramelos, gominolas, chicles..., dice muy serio que a él eso no le gusta (eso sí, como le ofrezcas chocolate, un bollo de mantequilla artesano, patatas fritas o gusanitos, verás lo rápido que vuela de tus manos).

Ya os contaré qué es lo que ocurre con el peque; de momento, el otro día nos enviaron pasteles artesanos y, por no dejarlo mirando (por las alergias), le di a probar un merengue italiano (sólo clara de huevo y azúcar, que para el huevo nos han dado ya el visto bueno) y era para verle la cara de asco que ponía   : la misma que su hermano cuando era peque. Obviamente, no insistí.  

Un abrazo a todas.