¿Es un guepardo?

¿Es un Guepardo?

Por Stephanie S. Tolan

Es duro criar, enseñar o ser un niño superdotado. Como el término "superdotado" y la capacidad inusual a la que se refiere el término se están volviendo políticamente incorrectos, el sistema educativo cambia la terminología y el centro de atención.

La superdotación, una capacidad mental global e integradora, puede descartarse y sustituirse por "talentos" fragmentados que parecen menos amenazadores y teóricamente más fáciles de tratar para las escuelas. En lugar de una realidad del desarrollo interno que afecta a todos los aspectos de la vida del niño, el "talento intelectual" se percibe cada vez más como un sinónimo de logro académico y se limita a éste.

El niño que va bien en la escuela, saca buenas notas, gana premios y "rinde" más allá de lo normal para su edad se considera talentoso. El niño que no lo hace, independientemente de sus capacidades intelectuales innatas o nivel de desarrollo, cada vez es menos probable que se identifique y se le presten los servicios adecuados.

Una metáfora del guepardo nos puede ayudar a ver el problema con el pensamiento orientado al logro. El guepardo es el animal más rápido sobre la tierra. Cuando pensamos en los guepardos es probable que lo primero que se nos viene a la mente sea su velocidad. Es llamativa. Es impresionante. Es única. Esto hace que la identificación sea increíblemente fácil. Como el guepardo es el único animal que puede correr a 113 km/h, si alguien cronometra a un animal que corre a 113 km/h, ¡ES UN GUEPARDO!

Pero los guepardos no están siempre corriendo. De hecho, sólo son capaces de mantener la velocidad punta por un tiempo limitado, después del cual necesitan un periodo de descanso considerable.

No es difícil identificar a un guepardo cuando está corriendo, con tal que sepamos sus otras características. Es dorado con puntos negros, como un leopardo, pero también tiene unas "marcas de lágrimas" por debajo de los ojos. Su cabeza es pequeña, su cuerpo es magro, sus piernas inusualmente largas, todas ellas características corporales cruciales en un corredor. Además, el guepardo es el único miembro de la familia de los felinos que no tiene garras retráctiles. Otros felinos retraen las garras para mantenerlas afiladas, como cuchillos de trinchar guardados en una vaina. Las garras del guepardo no están diseñadas para cortar, sino para la tracción. Es un animal biológicamente diseñado para correr.

Su principal alimento es el antílope, en sí un prodigioso corredor. El antílope no es grande ni pesado, de manera que el guepardo no necesita fuerza ni una gran masa para dominarlo. Sólo velocidad. En las llanuras abiertas de su hábitat natural el guepardo es capaz de atrapar un antílope simplemente corriendo tras de él.

Aunque el diseño del cuerpo es por naturaleza utilitario, también crea una poderosa fuerza interna. ¡El guepardo necesita correr!

A pesar del diseño y de la necesidad, algunas condiciones son necesarias para alcanzar sus fmosos 70 mph de velocidad. Debe estar completamente desarrollado. Debe estar saludable, en forma y descansado. Debe tener suficiente espacio para correr. Aparte de eso, la mejor motivación para correr de todas es un antílope que perseguir.

Si un guepardo se encuentra confinado a una jaula de 10x12, aunque pueda lanzarse de un lado a otro contra las barras en frustración, no correrá 70 mph.

¿SIGUE SIENDO UN GUEPARDO?

Si un guepardo tiene sólo conejos de 20 mph por comida, no correrá 70 mph al cazar. Si lo hiciera, ¡pasaría a su presa quedándose hambriento! A pesar de que puede correr como ejercicio, por recreación o para satisfacer el impulso interior, cuando sólo se encuentran conejos disponibles como comida el guepardo cazador sólo correrá lo suficientemente rápido como para alcanzar al conejo.

¿SIGUE SIENDO UN GUEPARDO?

Si a un guepardo se le alimenta con comida genérica de zoológico, sencillamente no correrá.

¿SIGUE SIENDO UN GUEPARDO?

Si un guepardo se encuentra enfermo o sus piernas se encuentran rotas, ni siquiera caminará.

¿SIGUE SIENDO UN GUEPARDO?

Y finalmente, si el guepardo cuenta con sólo seis semanas de vida, no podrá correr a 70 mph.

¿ES ENTONCES, SÓLO UN GUEPARDO *EN POTENCIA*?

Baby Cheetah es un sistema que define que el ser dotado (o el talento) como el funcionamiento, logro y desempeño se encuentra limitado en la habilidad de reconocer a estudiantes dotados y darles lo que necesitan, tal como un zoológico reconocería y proveería para sus guepardos si le interesara sólo la velocidad. Cuando un guepardo corre a 70 mph no es un guepardo que haya logrado un logro particular. Aunque está haciendo algo que nadie más puede hacer, se está comportando normalmente para ser guepardo.

Para los leones, tigres, leopardos -- cualquiera de los otros grandes felinos-- lo atributos biológicos del guepardo pudieran parecer deformidades. Lejos de ser "el mejor felino", el guepardo difícilmente parece ser un felino. No es lo suficientemente pesado para derribar a una bestia salvaje, no tiene garras retraíbles que puedan desgarrar la piel gruesa de la bestia. Debido a la tendencia a la actividad del guepardo, gatos que pueden pasar la mayor parte de su tiempo tendidos al sol muy bien pueden llamar hiperactivo al guepardo.

Como los guepardos, los niños superdotados pueden ser fáciles de identificar. Si un niño se enseña a sí mismo griego a la edad de cinco años, lee a un nivel de octavo grado a la edad de seis o realiza operaciones algebráicas en segundo grado podemos asumir con toda seguridad que es un niño superdotado. Aunque el mundo vea estas actividades como "logros", este no es un niño que "ha logrado cosas" debido a que el niño esta operando normalmente de acuerdo a su propio diseño biológico, a su capacidad mental innata. A un niño así claramente se le ha dado espacio para "correr" y algo por lo cual correr. Es sano y está en forma, sin que sus capacidades hayan sido contenidas. No se requiere de gran conocimiento acerca de las características de los niños dotados para reconocer a este niño.

Si embargo, las escuelas son para los niño superdotados lo que los zoológicos son para los guepardos. Muchas escuelas proveen de una jaula de 10x12, no dándole a la inusual mente la oportunidad de correr. Mucho niños superdotados se sientan en los salones de clase de la misma manera que los grande felinos en sus jaulas, con los ojos muertos y en silencio. Algunos, incapaces de resistir el impulso interior aunque no puedan ejercerlo, se pasean frente a las barras, gruñen y amenazan a sus cuidadores o se lanzan contra los barrotes haciéndose daño.

Incluso las escuelas abiertas y conscientes son capaces de crear un ambiente tal, como el del guepardo en los zoológicos progresistas, sin espacio suficiente para el desarrollo de los músculos y el aguante necesarios para convertirse en un corredor de 70 mph. Los niños en jaulas o restringidos, sin importar qué tan brillantes, son incapaces de parecer superdotados; al no poder ejercitar sus mentes por largo tiempo, estos niños podrían nunca alcanzar el nivel de funcionamiento mental para el que fueron diseñados.

Un zoológico sin importar cuánto cuide sus guepardos, no los alimenta con antílopes, retándolos a correr a toda velocidad o a sufrir el hambre. Las escuelas similarmente proveen muy pocos desafíos para el desarrollo de mentes extraordinarias. Incluso un programa para dotados provee el equivalente del conejo que corre a sólo 20 mph (¡mientras en ocasiones etiqueta a niños de los cuales se sospecha gran inteligencia como de "bajo rendimiento" por NO molestarse en atrapar esos conejos! Sin programas especiales, las escuelas proveen el equivalente académico de la comida genérica de zoológico, comida que no requiere ningún tipo de esfuerzo. Algunos niños se niegan completamente a recibir una nutrición tan falta de interés, sin vida.

Para que el guepardo pueda desarrollar la habilidad física junto con la estrategia para cazar antílopes, debe de haber antílopes que cazar, espacio para perseguirlos y otro guepardo, que, además de ser un modelo a seguir, le enseñe cómo hacerlo. Es improbable que un guepardo pueda aprender lo esencial para sobrevivir si no cuenta con instrucciones y práctica.

Recientemente surgió un dato muy curioso sobre la vida salvaje en un documental sobre la vida del guepardo en el territorio del león. Los leones matan a los cachorros de guepardo. No se los comen, simplemente los matan. De hecho, parecería que se esfuerzan por encontrarlos y matarlos, aunque sea imposible que los guepardos constituyan una amenaza para la supervivencia de los leones. ¿De qué se trata esto? ¿Es maldad? ¿Es diversión? Nadie lo sabe. Sólo sabemos que los leones lo hacen. Las madres guepardo esconden sus guaridas y se esfuerzan enormemente para proteger sus cachorros, permitiéndoles salir y entrar de la guarida subrepticiamente, únicamente de noche o cuando los leones no están.

En algunas escuelas, a los niños brillantes se les piden cosas para las que no están preparados (como si se pretendiera que los guepardos destrozaran un ñu con las garras ¡solo porque los leones pueden hacerlo!) mientras que los atributos que son naturales a su inusual capacidad mental -intensidad, pasión, elevada energía, independencia, razonamiento ético, curiosidad, humor, interés e insistencia fuera de lo común en la verdad y la exactitud- son considerados problemas que deben solucionarse.

Los niños brillantes pueden sentir que están rodeados de leones que se burlan de ellos o que los alejan porque son diferentes, que harían cualquier cosa y hasta los drogarían para lograr que se muevan más lentamente, al ritmo de los leones. ¿Acaso no es obvio que tratarían de escapar, que se disfrazarían de leones o que pelearían para liberarse?

Esta metáfora, como cualquier otra, eventualmente pierde sentido. Los niños superdotados no tienen marcas en el cuerpo ni garras que los identifiquen cuando no están en acción. Además, la capacidad del guepardo de correr a más de 100km por hora es una característica única y fácil de medir. Los niños superdotados son diferentes entre sí, de modo que no es posible buscar una única habilidad. Por otra parte, es posible que el talento más importante de un niño no concuerde con las definiciones académicas de lo que un logro es y pase totalmente inadvertido. Si bien esta conclusión puede salvar a ciertos niños de ser eliminados por leones, sin motivo alguno, es posible que pasen desapercibidos por lo que realmente son: niños con diferencias innatas, profundas y poderosas, como las diferencias que existen entre los guepardos y otros felinos.

El hecho de que no se los identifique instantáneamente no significa que sea imposible, sino que se necesita más tiempo y esfuerzo para hacerlo. Los educadores pueden aprender los atributos de una inteligencia inusual y observar de cerca dichos atributos en algunos niños en particular. Pueden percibir que los niños superdotados pueden hacer muchas cosas que los otros niños no, y viceversa.

Todos los organismos tienen el mandato interno de cumplir con su diseño biológico y lo mismo ocurre con los niños superdotados. De vez en cuando es necesario retirar los barrotes y ampliar los espacios. El zoológico de Chow, por más fácil y barato que sea, debe dar lugar, alguna vez, a presas mentalmente más exigentes y vivaces.

Es necesario que las escuelas consideren que es importante esforzarse ya que estos niños no sólo necesitan lo mismo que el resto, es decir protección y cuidado adecuados, sino que tienen el irrefutable derecho de que sus necesidades sean satisfechas.

La biodiversidad es una condición fundamental de nuestro planeta ya que permite que la vida se adapte a los cambios. En nuestra cultura, los niños superdotados, al igual que los guepardos, están en peligro de extinción. Y también, como los guepardos, existen por una razón: llenar un nicho particular en el diseño de la vida. Los zoológicos, más allá de sus limitaciones, pueden ser decisivos en la supervivencia de los guepardos y muchos de ellos intentan denodadamente ofrecer a los animales todo lo que necesitan para sobrevivir en la naturaleza. Las escuelas pueden actuar de la misma manera con los niños superdotados.

A menos que hagamos un compromiso para salvar a estos niños, no podremos detener la pérdida de ellos y de lo que sus atributos únicos pueden ofrecer a la especie humana, de la cual son una parte esencial.

Nota: por favor difunda este artículo si lo considera útil. Se agradece mencionar a la autora, Stephanie S. Tolan

Sí, el otro día hablando con el papá de los bajitos, le decía que lo que no puede ser es que si un niño es un cuadrado, traten de que se comporte -y le traten- como un círculo (la gran mayoría) de la misma manera que tampoco intentaríamos que otro niño con otras dificultades (con autismo o con dislexia), p.e., que son triángulos, se comporten como círculos. No hace mucho le decía yo a un doctorado en pedagogía que, en mi opinión y por definición, las escuelas son uniformizadoras y que si bien en los últimos años estamos asistiendo a una mejora en cuanto al tratamiento de algunas dificultades y a un cambio de sensibilidad ante las mismas, aún queda mucho por hacer en otros casos.

Un fuerte abrazo.

Isabel, la verdad es que no hablaba de círculos ni cuadrados en referencia al cuento pero lo conozco (no sé si de aquí o de otro lado, aunque me parece que de otro foro) y me encanta -a mis bajitos, también-; probablemente se me ha quedado en el inconsciente y lo utilicé en la conversación con el papá de los bajitos (hablábamos sobre la educación y el trato que reciben los niños).

Quima, la verdad, aunque aún hay muchísimo que hacer en lo que a la educación se refiere, la verdad es que donde yo vivo, y aún a pesar de que ha sido una de las grandes perjudicadas por esta crisis, no puedo objetivamente afirmar que la situación sea pésima. No puedo decir que lo que se está gestando me guste en absoluto, sinceramente, y sí que hay mucho por hacer, aunque lo cierto es que también creo que, a veces, hace más quien quiere que quien puede y siento que falta sensibilidad, empatía -y también imaginación, creatividad-, ya no sólo con algunos colectivos, sino con los niños en general.

Diana, me alegro que te haya gustado. ¿40 niños por aula tenéis por allá?   En el aula de mi bajito (5 años) son 19 niños; no sé si el año que viene, que pasa a primaria, serán más (creo que sí, pero como unos 6 más). Lo de las repeticiones le traen loco a mi bajito, se aburre como una ostra: el otro día, que estaba en casa perdido en su mundo, le pregunté a modo de gracia, "¿estás ahí?" y me contestó "Eso me suele preguntar mi maestra".   

Un abrazo a todas.