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¿Podemos reparar los daños en el otro?

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Mensaje  maga76 Lun 13 Ago 2012, 01:52

Chicas, Me ha parecido muy interesante el link, siendo justos lo he 'robado' de un post de CN Vergonzoso pero me ha parecido tan ligado a algunos sentimientos que a veces comentamos que no me he podido resistir a compartirlo con todas, a ver que les parece Guiño
http://www.despertarenlaluz.com/?p=1250&preview=true
En un taller de “Acompañando Conflictos Infantiles” una mamá preguntó por los daños que ya están hechos y si pueden ser reparados…

Ella hablaba de que sentía cada empujón, cada apretón, cada grito dado por ella… como muesquitas que hacía al tronco que era su hijo. Y se preguntaba si podía repararlas…

Era como si preguntara si existen cremas para el Alma… como el Arnidol que ayuda con árnica al cuerpo físico… y que usamos las mamás cuando se caen o se dan un golpe.

Hoy retomo aquella pregunta y con ella me gustaría reflexionar acerca de la culpa o su otra cara: la responsabilidad. Pero antes vayamos al miedo, al dolor y sobretodo al cuerpo…

Los golpes que nos dieron (y otras formas de violencia más o menos sutiles también) quedaron, mezclados con nuestras emociones, en algún lugar de nuestro cuerpo.

Y el cuerpo, que es muy sabio, tiene sus mecanismos de defensa (o mejor dicho de alivio) y entre otros está el aparente olvido.

Y digo aparente porque en tu cuerpo están almacenadas todas las emociones vividas, desde la primera hasta la última… En ti guardas las miradas adultas que te dejaron petrificada siendo niña, aunque ahora no las recuerdes.

Y todo eso vivido, almacenado en ti, es lo que te mueve ahora hacia reaccionar de un modo parecido junto a tu hijo…

Del mismo modo que todas y cada una de las experiencias que has vivido te hace ser justo como eres.

Pero a pesar de lo vivido, existe a cada instante de vida la posibilidad de elegir nuestras siguientes experiencias.

Si tú fuiste a la Escuela del Miedo y quieres llevar a tu hijo a la Escuela del Amor, es probable que encuentres algunas trabas en el camino. Pero no te asustes, sigue caminando hacia allí…

Como nunca fuiste a la Escuela del Amor, puede que pienses (por desconocimiento) que allí todos se aman y son perfectos.

Y por eso piensas en tu hijo allí y no en ti…

Pero lo que ocurre es que allí aprenden a Amarse a pesar de sus (aparentes) imperfecciones.

Y que allí los errores son oportunidades para el crecimiento.

Y que en esa Escuela no se promueve la uniformidad, sino la diversidad que cada uno aporta, que es valorada como una riqueza.

Y que no hay “culpables”, en su lugar todos son responsables.

Tampoco hay “víctimas” pero se mira con empatía y comprensión el dolor ajeno. Y se da espacio y tiempo para los que vienen de la otra Escuela…

Esa otra Escuela que nos hizo olvidar que éramos seres únicos, valiosos y poderosos.

Pero sin embargo en nuestros hijos reconocimos todo eso desde el primer instante…

Curiosamente, pareciera que queremos llevar a nuestros hijos a la Escuela del Amor pero para quedarnos nosotras en la puerta, sin acompañarles, sin entrar también.

Amamos a nuestros hijos pero a nosotras nos juzgamos duramente, sin tregua.

Aquí viene la culpa de la que quería hablarte…

Ubicarte por la Vida como culpable o ubicarte como responsable de algo… pareciera una diferencia sutil, pero marca una gran diferencia dentro y fuera de ti.

Sentirte culpable te desconecta de tus raíces, de tus ancestros, de la cadena de dolor a la que perteneces, de esa larga lista de licenciados en la Escuela del Miedo de la que formas parte…

Mientras que sentirte responsable te hace consciente del dolor que hay tras todo acto de violencia. Sentirte responsable te hace conocedora de a donde van tus actos y donde quedaron en ti los actos de los que te precedieron… Y es desde ahí que somos más Conscientes y ponemos nuestro empeño en ser respetuosas.

Respetuosas con nuestros hijos. Respetuosas con nosotras…

Es maravilloso que quieras llevar a tu hijo a la Escuela del Amor, pero sabes… Tú misma también mereces entrar.

Y sabes que si no lo hacéis juntos… simplemente no tendrá sentido que trates de Amarle incondicionalmente.

Ahora tu mente te lo impide, pero cuando te acerques a esa Escuela, es posible que tu niña interior se active y cuando te pregunten por el nombre, digas el tuyo en lugar del de tu hijo.

-Sí, por supuesto, también hay un lugar para ti…-

Y entonces comprendas (o recuerdes) que tu deseo de acompañar por la Vida a tu hijo con Amor, es una oportunidad y un regalo para ti misma.

Tú también necesitas aprender a Amarte, con toda tu historia de abandonos, desencuentros, dolores, miedos y diversas formas de violencia.

Violencia hacia dentro o hacia afuera de ti misma…´

¿Que si es posible reparar el daño ajeno?

Aún a riesgo de equivocarme, me da que ese no es el enfoque… Que esa no es la perspectiva que nos permite abrir la puerta…

Para mi es imposible restablecer el equilibrio en el otro, como lo es curar a otro u obligar a vivir a quien no desea.

No es el otro, es uno mismo quien obra el milagro…

Tendemos a poner la atención en el médico o en la medicina en lugar de en el propio cuerpo que se cura…

La medicina es necesaria en muchos casos y la agradezco. Los médicos desempeñan una importantísima labor de ayuda al cuerpo humano, pero vayan dedicadas estas palabras al poder que tiene el cuerpo de cada niño (y de todo ser humano) para volver al equilibrio.

No son las cremitas que ponemos a nuestros hijos en la piel quienes los curan. Ni nosotros al aplicarlas… Son sus cuerpecitos los que restablecen el equilibrio, ayudados, animados por nuestro mimo y los efectos de los principios activos que contengan las pomadas…

A veces se les dice: -Esta cremita te cura- o –El médico te cura- o –Esta tirita curará tu herida-

Pero sabemos que las cremas, las medicinas y los médicos contribuyen a que el propio cuerpo restablezca su orden, su propio equilibrio…

Una tirita no repara un tejido roto, tapa la zona para que el cuerpo pueda hacer su importante trabajo…

O una medicina a veces sirve para disminuir el dolor o bajar la fiebre… pero el cuerpo seguirá atravesando su proceso… El cuerpo pondrá en marcha todo su gran potencial curativo: mucosidad y fiebre para poner en marcha nuestro potente sistema inmunitario… Costras para cerrar agujeros, dolor para llamar nuestra atención y pedirnos reposo y recogimiento…

-“Tu cuerpo es sabio. Te estás curando.”- Podríamos decirles…

Pero volviendo al doloroso asunto de si podemos hacer algo más por reparar el daño ya causado en otros…

El Amor todo lo cura… Pero verdaderamente solo el Amor por si mismo curará esas heridas.

El Amor por tu hijo contribuirá a SU propia estima y Amor propio, capaces de poner en marcha SU poderosa capacidad de resiliencia…

Lo mismo que el Amor por ti misma curará las heridas de tu piel y de tu Alma…

Podemos hacer mucho, sí… por restablecer su autoestima, por permitirle que se exprese y por poner palabras a lo vivido.

Me gustaría poner el énfasis en el poder curativo de expresar lo ocurrido…

Hemos hecho daño a esa criatura y tenemos la posibilidad de acercarnos de nuevo y expresar lo sucedido y cómo nos sentimos ahora al respecto… Poniendo palabras, poniendo fuera del cuerpo también lo sucedido…

Contribuyendo a que el dolor que siente el niño sea validado fuera y que al expresar nuestra empatía ante su dolor hagamos que la carga pese menos… Pues nuestra indiferencia ante su dolor lo hace menos soportable aún.

Las tensiones siguen en uno, aunque cambien las circunstancias, y es expresarlas que de veras las libera.

Como veíamos, el cuerpo almacena todo lo vivido en algún recóndito lugar, por tiempo que pase, pero lo que más le pesa es aquello que pasó y no pudo ser expresado…

Nuestro hijo llora tras ser violentado con nuestros gritos…

O quizás llora ahora que se ha caído o algo le ha hecho sentirse frustrado y –si se lo permites- aprovechará para conectar con aquel dolor de antes…

Y a pesar de las lágrimas verá en tus ojos y olerá en tu cuerpo tu Amor, tu aceptación y tu empatía mientras llora.

En lugar de tu enojo, tu indiferencia, tu rabia de entonces…

Se ha caído y está viviendo una situación-oportunidad que le permite parar y re establecer un equilibrio perdido. Físico, pero también emocional y anímico (del Alma) que le permite que mamá lo acoja ahora entre sus brazos, su pecho o en su regazo con una mirada y con una voz suaves, disponibles…

Y entonces llorará por eso y ya de paso por la tensión que pasó esta mañana contigo, empujado en una carrera sin sentido para él, con esos gritos…

Y tu Amor por él ayudará a su Amor por si mismo, que es el que verdaderamente todo lo cura.

Pero no te olvides de la importancia de Amarte a ti misma, de abrazarte con “tus errores” y tus días más descentrados… Para dejar de luchar contra lo que fuiste o lo que eres… y empezar a Amarte…

Recuerda que tienes un lugar en la Escuela del Amor, junto a tu hijo.
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¿Podemos reparar los daños en el otro? Empty Re: ¿Podemos reparar los daños en el otro?

Mensaje  Invitado Lun 13 Ago 2012, 19:56

ufff Duro, durísimo...
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¿Podemos reparar los daños en el otro? Empty Re: ¿Podemos reparar los daños en el otro?

Mensaje  JaIza Mar 14 Ago 2012, 17:13

me encanto.. gracias
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