Mis tres milagros

Lo primero me disculparé porque seguro que me pasaré escribiendo.

Bueno creo que para una madre es imposible olvidar o contar como si nada la hermosa vivencia de ser madre, ya fuera largo o corto, duro o fácil, pronto o tarde...es lo mas asombroso que nuestro cuerpo puede llegar a crear, como de la unión de dos cosas tan pequeñitas puede florecer y expandirse de una forma tan espectacular, formando células, tejidos...un ser.

A mi no dejó de asombrarme el como aún formándose dentro de mi, alimentandose de mi cuerpo, viviendo del oxigeno que yo tomo, de los alimentos que ingiero...dentro de mi durante unos largos meses empezara a formarse un ser único, que cuando llega el momento deja nuestro lazo de unión y es capaz de ser el mismo, un ser independiente... aunque tan dependiente de mi como yo de él. un ser con su propia sangre, no la mía, pues mis tres hijos tiene el grupo sanguíneo de su padre.
Que maravillas ha creado mi cuerpo, que milagros crean nuestros cuerpos, que desde la espera han cargado mis ojos de lagrimas de alegría, que han inflamado mi pecho hasta casi dejar sin aliento de la emoción y amor, que me han hecho tan fuerte, dura y resistente a todo para mantenerles seguros...pero a la vez han abierto en mi tal explosión de ternura y sentimientos que por cualquier cosas me emociono.

Tantas contradicciones que ni yo misma me entiendo, pero que se que no podrían existir unas sin otras, las necesito todas, las vivo todas, me llenan, son parte de mi gracias a ellos.

Con mi primer embarazo...De siempre sentí el instinto maternal y fue y es lo mas grandioso que me ha podido suceder en mi vida...a pesar de los vómitos, malestares de los primeros meses, las dudas normales...el miedo porque comenzó con una pequeña amenaza de aborto...DISFRUTE INTENSAMENTE TODO MI EMBARAZO, gocé de esa nueva experiencia que me regalo la vida. Tanto disfrutaba que seguramente lo trasmitía a mi nena, tan agustito dentro de mami que no tenia prisa por ver el mundo, pasada la semana 42 decidieron inducirme el parto.

Ingrese cargada de dudas, nervios, alegría... como si fuera la noche de reyes, me pusieron goteo y rompieron la bolsa.. Al momento comenzaron las contracciones, no necesite oxitócica. Me monitorizaron así que se redujo mi movilidad, aunque daba paseos cortitos, en todo momento mi marido me acompañaba, estábamos solos y de vez en cuando nos venían a ver. El pulso de mi nena fallaba, me dijeron como tumbarme, escuchaba su latido en monitores, cuando la contracción subía su corazoncito bajaba... me dió miedo, tanto quererla y esperarla, tenia que hacer lo posible por no estropearlo, no quería que sufriera, las contracciones cada vez más fuertes, aunque soportables todo merece la pena...procure relajarme al máximo, entre contracción y contracción casi me dormía...hasta que llegó el momento en el que pensé que no aguantaría mas, entonces me dijeron que ya podía empujar y todo cambio.

Pocos minutos mas tarde, con tan solo cuatro empujones, veíamos a nuestra hija por primera vez. traía vuelta de cordón al cuello… aunque estaba bien la apartaron de mi lado, decían que tenían que tenerla en observación un ratito, que se me hizo eterno. Cuando me la trajeron y por fin la abrace no podía creer que ese pequeño ser fuera el mismo que había tenido dentro, entonces mientras la miraba con ojos vidriosos me dio una patadita, que sensación, me había dado justo donde durante semanas no paraba de golpear! se me saltaron las lagrimas, mi bebe! parecía que me decía "que sí, que soy yo, creételo". Comenzó la aventura de conocernos, de compartir...lloré de alegría en el parto, de nuevo al tenerla en mis brazos y por tercera vez en la primera noche viéndola acurrucadita como una ranita en brazos de su papi.

Dos años mas tarde repetía en esa maravillosa experiencia.. Madrugada del 29 de diciembre, semana 40...empezó a nevar de forma hermosa y mi segundo hijo decidió que era un gran momento para presentarse al mundo. El embarazo había sido más o menos como el anterior, primeros meses angustiosos y llenos de vomiteras, pero tenía a mi niña acompañándome en el día a día, regalándome nuevas experiencias, enseñándonos maravillosas proezas.
Esta vez fué parto natural, marchamos pronto al hospital, pese a que tenía decidido esperar lo máximo, por miedo a quedarnos con el coche en la nieve. El hospital estaba muy tranquilo, me dieron mucha libertad, ni monitores, ni vías... paseando por los pasillos contemplando los copos de nieve y el fondo blanco, dándome duchas cada dos por tres, solo me miraron en dos ocasiones, más o menos duro todo como en la primera (eso de segundo partos mas cortos no fue para mi) unas ocho horas desde que noté las primeras contracciones hasta que mi pequeño dejo que le viéramos. Entré andando a paritorio, en dos empujones salía mi hermoso bebé, lo agarré con mis manos, tan caliente, húmedo, tan lleno de vida, fue maravilloso sentirle encima mío piel con piel, escuchar y sentir las vibraciones de sus primeros sonidos en mi cuerpo, notar el peso de su cuerpecito sobre el hueco que dejó en mi ser. Tomarnos nuestro tiempo para conocernos, escuchar a papi y que sintiera su mano calida acariciándole, abrazarnos, besarnos. Mi segundo milagro.

Hace poco más de un año que tuve la suerte de poder tener otra nueva y única experiencia. Cuando ya casi me derrumbaba, cuando casi me convencía de que ser madre de nuevo seria solo un sueño, germinó en mí de nuevo una semilla; como con sus hermanos, pase unos primeros meses espantosos, pero a la vez me sentía mejor que nunca y disfrute de cada cambio, hasta el ultimo segundo.

Mi pequeño no pudo nacer en su momento, estoy segura que aún le faltaba una semana o por lo menos a mí, yo estaba muy verde, no tenia ni el cuello borrado, pero era la semana 41 y mi bebe estaba muy grande, según decían era o parto inducido en ese momento o cesárea una semana mas tarde, pues no dejan parir bebes de más de 4.200 Kg. y él casi llegaba.

Así que de nuevo ingrese como una rosa aun en capullo. Mi bebe no paraba, recuerdo mi tripa de un lado a otro constantemente. Me pusieron oxitócica y a esperar.
Tardaron un rato las contracciones, pero enseguida las notaba muy fuertes, después de cuatro horas, las notaba fortísimas, como las ultimas con sus hermanos, así que pensé que faltaba poco, pero me miraron y no había dilatado ni dos centímetros. Que decepción...de nuevo me animaron a ponerme la epidural, pero no quise. No la he querido con ninguno.

Me intentaron romper la bolsa, casi ni podían, Diego se subió hasta lo mas alto, casi ni me dejaba respirar, mi pobre niño, ¿estaría asustado? procuré mantener la calma al máximo, le cantaba, acariciaba, le decía que todo pasaría y que entonces le daría un gran abrazo...no me dejaron moverme, le monitorizaron en la cabecita, notaba el cable deslizarse entre mis piernas (mi niño aun no había salido y ya estaban molestándole) , eso sí me tranquilizaba el que le notaba en todo momento. Seguía muy arriba.

Las contracciones con el goteo eran mas fuertes, llegó un momento en que sentía que no podría aguantar sin empujar y tenia miedo, pues si casi no había dilatado...seria malo para mi bebe. Me miraron y para mi sorpresa en esa escasa media hora había dilatado del todo, por fin podía empujar, Diego seguía muy alto y el espulsivo fue más largo que con sus hermanos, para colmo en el paritorio tenía que estar totalmente tumbada, le pedí a mi marido que me sujetara para estar más incorporada, a duras penas podíamos, el día siguiente estaba cargadita de agujetas por ello.

Ya salía, saco su cabecita y alargue mis brazos para cogerle pero no pude, traía dos vueltas así que lo sacó la matrona y enseguida estaba al otro lado de la sala rodeado de desconocidos, estaba moradito, mi pobre e indefenso bebe no respiraba, llamaban a más personas, en un momento dejé de verlo. Con mi mente, mi alma le decía "respira mi amor, mama y papa están aquí". Fueron unos segundos... pero para mí una eternidad, me sentía impotente, lo frotaban con fuerza, comenzó a hacer soniditos como medio toser y abrió los ojos...ya nos demostró lo fuerte que era, me lo acercaron y enseguida comenzó a buscarme. Se enganchó a mi pecho con fuerza y ya no se soltó hasta más tarde en la habitación que lo separaron de mi otro momento para limpiarlo y vestirlo.

Mi momento mas maravilloso y emocionante: cuando sus hermanos le vieron por primera vez, ya estábamos

Hola megg!!!,que tres historias más emotivas y hermosas.Me imagino vuestro susto en el tercer parto...con nervios y preocupación...pero con final feliz.Me alegro de que seas tan dichosa con tus tres tesoros.UN ABRAZO

Megg, has conseguido hacerme llorar ... ( y estoy en el trabajo, jejeje) que historias más emotivas contadas de una manera tan tierna....

Enhorabuena por tus tres tesoros más grandes.

Silvia.

Que lindo aqui estoy con las lagrimas afuera.

Muchísimas gracias por compartir esos 3 milagros con nosotras...Es algo tan maravilloso e increible dar a la luz a tus hijos...

Que historia mas emocionante, que manera taaan bonita de contarla, Felicidades

Gracias. Gracias por hacerme emocionar con tu experiencia, felicidades por tus tres milagros, seguro que eres una madre excelente.

Muchisimas gracias a todas por vuestros comentarios, me alegro que os gustasen mis pequeñas experiencias.

Un abrazo y fecicisimas maternidades!